Mi Miedo a Fallar

Como jugadora siempre he tenido miedo. He jugado siempre peor de lo que mis habilidades técnicas me lo permitían. Y ahora entiendo que era por miedo. Mi inseguridad alentada por este miedo me hacía moverme por la pista con lentitud, rigidez y torpeza. Acababa fallando y «demostrándole» a mi miedo, eso de lo que él me avisaba, «vas a fallar».

¿Qué he hecho para dejar de tener miedo? Seguir el PGMF (si no sabes qué es, tienes una entrada donde te lo explico: https://marduranmayorgas.com/2022/07/16/programa-gestion-del-miedo-a-fallar-mar-duran/)

Comencé identificando mi miedo, empecé a ser consciente de que sentía miedo sobre algunas acciones como rematar, recibir de antebrazos o colocar de dedos. Me dí cuenta de ello gracias a la observación que hacían mis compañeros sobre mí.

Me paré a leer el mensaje que quería darme. Sentía que si fallaba decepcionaría a mi compañera y el miedo me estaba informando de esa posible decepción. Explorar esta información me llevó a la creencia limitante que me hacía tener miedo: «no sabes rematar bien, vas a fallar, va a ir contra la red».

Confronté esta creencia y me dí cuenta de que no era cierta.

Elaboré un nuevo pensamiento «hazlo fácil, sabes pasar el balón con un remate al otro campo». Esta nueva creencia me ayudó a generar movimientos y comportamientos nuevos en el campo que validaban mis nuevos pensamientos .

A raíz de ahí, trabajé mi autoconfianza y seguridad en mi juego. Lo hice llevando a cabo un proceso de autoconocimiento donde fui consciente de mis límites (esas cosas que aun no dominaba) y mis puntos fuertes (donde me sentía segura y podía arriesgar).

En mi caso, me da seguridad hablar sobre lo que ocurre durante el juego «el balón va corto», «yo te coloco», eso me permite estar en el presente, estar atenta y activa para cualquier posible situación.

Esta nueva forma de juego mental hace que mis movimientos y juego sean más fluidos, relajados y certeros. Me dan seguridad y potencian mi autoconfianza.


Me encantará contarte de dónde salió este post. Antes, permíteme que te ponga en contexto. 

Desde los 10 años hasta los 16 estuve jugando a voleibol en el club de mi pueblo. Nunca fui suficientemente buena, pero era la mayor y parecía que hacía algo medio bien. Pero yo no lo sentía así. Recuerdo vagamente cómo no era consciente de mis movimientos en pista, cómo recibía o golpeaba el balón sin ni siquiera mirarlo. Mi sensación de insatisfacción tras cada partido y entrenamiento eran enormes.

Dejé el voleibol a los 16 años porque no soportaba más esa sensación de inferioridad frente a mis compañeras, esa desconexión mientras jugaba o entrenaba y esa incomprensión conmigo y la técnica de este deporte.

Hasta ahora, no he sido consciente de qué ocurría en mi interior y por qué me comportaba de esa forma.

Una buena amiga, me ayudó hace tan solo unos días a descubrir el porqué.


Volvamos a lo interesante: cómo descubrí que me pasaba por la cabeza mientras jugaba. Me dí cuenta a los 23 años, pero como dicen «nunca es tarde si la dicha es buena».

Con el paso de los años abandoné el voleibol de pista. Ahora el voleibol que práctico es voley playa. En él me dí cuenta de esto que os quiero contar.

Estábamos echando un rey de la pista con unos amigos. Mi pareja de voley, compañera cuando era pequeña en voley pista, me preguntó, ¿por qué no rematas? Me acababa de «poner un bolón», como decimos en voleibol, y yo la había pasado de antebrazos. Esa bola había sido ideal para hacer un muy buen remate.

Al escucharla me quedé callada. No lo sabía, no tenía ni idea. Lo peor era que no se me había pasado ni por la cabeza. Seguido de ese silencio, me pregunté a mi misma, ¿por qué no arriesgas más? Y ahí… Me dí cuenta de que ¡¡¡me daba miedo!!!

Me explico, no me daba miedo rematar, no, me daba miedo fallar el punto, perder el partido, hacerlo mal delante de gente. Me daba miedo fallar a mi compañera.

Eso me hizo pensar y me llevó a hacerme las siguientes preguntas ¿Qué o quién alimentaba mi miedo? ¿Qué hacía que jugará en piloto automático y no estuviese concentrada?¿Por qué me daba miedo fallar si sabía que mi compañera entendería cualquier fallo? ¿Qué ocurría en mi cabeza que me limitaba tanto? Y la más importante, ¿qué necesitaba yo para dar la mejor versión de mí aún teniendo miedo?

No os voy a engañar, en ese momento no supe responder a ninguna de estas preguntas. Pero sí pude hacerlo con los días.

Trabajar mi miedo, pararme a ver qué peligro está percibiendo y descubrir que pensamientos alimentan eso, han hecho que pueda jugar mejor. Me han permitido jugar con confianza, me han hecho ser consciente de mi juego, de estar en pista con mis cinco sentidos y poder dar la mejor versión de mí.

Ahora acaba un entrenamiento o partido y una sensación de satisfacción me llena el alma.

¿Es porque gano siempre? No, ojalá. Es porque en cada momento doy toda mi atención al juego, doy todo de mí y trato de mejorar en cada punto. Como decía Rafa Nadal en su entrevista a Telefónica: «cuando uno hace todo lo que puede, no está obligado a más» (https://www.youtube.com/watch?v=WjfL0xV1W6k)

Desarrollar el Programa de Gestión del Miedo a Fallar me ha ayudado mucho a trabajar mi miedo, a conocerme y a generar una confianza en mis habilidades técnicas y tácticas que jamás imaginé.

Lo que te ofrece el programa no es que desaparezca el miedo, sino que convivas con él, que te pares a charlar y trates de identificar porqué te está obstaculizando tanto.

Este programa me ha hecho ser mejor jugadora, ¿quieres jugar mejor? Ponte en contacto conmigo: lacatalizadoradeportiva@gmail.com o por @mardurannn

Tu post del lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva

Deja un comentario