La despersonalización del entrenador

La segunda vez que me desbordo en la temporada

Hoy quiero hablaros de mi experiencia personal y de como estoy viviendo todo lo que me está pasando.

En el titulo hago referencia a una alteración psicológica que pueda sufrir cualquier persona en cualquier situación. La despersonalización es cuando uno se percibe así mismo y a su propio cuerpo de forma diferente. No es que opine de distinta manera a los demás sobre si mismo, no. Si no que hay una alteración en las sensaciones de la persona que hacen que se sientan perdida, se notará diferente, como si estuviese en un sueño. En resumidas cuentas en cuando es cuando uno se siente desconectado de sí mismo y de su entorno.

Determinar o no este diagnostico debe ir de la mano de un psicólogo sanitario. No seré yo quien te diga que es posible que te esté pasando esto. Todo lo contrario. Solo quiero mostrarte una consecuencia que puede traer consigo el exceso de estrés, ansiedad e incluso la falta de sueño a tu día a día.

Os prometí arriba que os iba a hablar de mi experiencia personal. Normalmente me es fácil hacerlo, contaos qué hago y qué resultados tiene.

Pero esta vez es diferente. Le di muchas vueltas a este articulo y a su construcción. El único fin que tengo esta vez es poder mostrarte una historia que quizás hayas vivido o vivirás. Leer como otro lo pasó y resolvió ayuda enormemente en la gestión propia de ese u otros conflictos similares.

Lo que me hizo desbordarme no fue el voleibol. No ha sido mi trabajo, ni la gente que forma parte de él.

Esto es muy importante. Estate atento 👀

Todas estas cosas influyen, no voy a decir que no. No es lo mismo trabajar en un grupo donde las jugadoras están implicadas de verdad, tienen compromiso y van a entrenar con ganas, que un equipo en el que siempre falta gente y la implicación es nula.

No obstante, lo que está fuera de nosotros, no depende de nosotros. Son situaciones que están fuera de mi y de mi margen de control, pero yo si puedo influir en la respuesta. Aunque el resultado final no dependerá de mi.

Me explico, yo siendo entrenadora, soy responsable de mis acciones y de como respondo a cada cosa que hago. No será mi responsabilidad la forma en la que actúa un jugador en un momento determinado fuera del entorno deportivo. Pero si es responsabilidad mía la forma en la que yo educo, moldeo y dirijo el comportamiento de ese jugador.

Mi poder de control está en mis acciones y en ellas es donde yo tengo que actuar. Tratar de educar al jugador bajo mis propias acciones y ser el modelo adecuado de lo que yo quiero que sea.

Te explico esto porque, tendemos constante a atribuir las cosas malas que nos ocurren al exterior y las buenas al interior (no siempre, pero si a menudo). No has perdido porque los jugadores estaban con miedo en el final de set. Ni tampoco ganaste por que tus cambios y tu dirección del partido fueron adecuadas.

Dentro de esto, existen miles de causas y simplificarlo a una sola es quitarle valor y responsabilidad a todo lo demás.

Te estoy «soltando esta chapa» porque creo que es muy importante entender que como entrenadores, tenemos mucha más responsabilidad de la que pensamos. Realmente cada paso que damos influye directamente en como el jugador entenderá el juego y se comportará en él.

Y este poder, requiere una gran responsabilidad como dijo algún personaje de ficción, que no recuerdo.

La responsabilidad interna y externa

Y aquí es donde entra lo que antes quise explicarte. Somos responsables de lo que nuestros jugadores hagan, pero hasta un cierto punto. Siempre que estén en un entorno deportivo, si caerá bajo nuestra responsabilidad sus acciones. No por nada, sino porque lo enseñado en ese ámbito debe ir a cuenta nuestra.

¿Y que tiene que ver esto con un entrenador acabe desbordado?

Pues todo, porque ese desbordamiento, parte de esa responsabilidad.

Todo en esta vida parte de un enfoque. Según a donde mires y como lo mire, tendrás unos resultados u otros. Porque estarás dedicando tu energía a una tarea o a la otra.

Esta responsabilidad suele cargarnos de objetivos a largo plazo. De cosas que conseguir y de ansia por ser el mejor.

Pero, ¿todo vale?

En este punto es donde entra mi experiencia personal. No ha sido tanto en relación con el entrenamiento, pero si en relación con el voleibol.

Entre en un bucle en el que buscando hacerlo bien y tratar de conseguir cosas en la tabla final me olvide del proceso.

Me olvide de darle calidad y sentido a lo que día a día se iba haciendo.

Le quité valor a la sesión y se la di al conjunto.

¿Qué valor tendrá el conjunto si individualmente no hay calidad?

Pues ninguna. Y algo así creo que me pasó.

Llegué a un momento en el que no encontrar resultados me frustraba, al igual que a mis jugadoras cuando el balón se le quedaba en la red.

Me sorprendí al darme cuenta de que me comportaba como ellas en mis pensamientos. El no conseguir lo que yo esperaba me hacia sentir que no valía y que ese no era mi sitio.

Estaba teniendo un enfoque en el ego, me estaba centrando en un resultado irreal sujeto a sensaciones subjetivas sin una validez objetiva.

Sin darme cuenta la sesión perdía calidad, porque yo perdía la ilusión en el objetivo.

Quiero dejar claro que nunca se me marco ningún objetivo de resultado. Me lo autoimpuse yo.

Yo quería que mis jugadoras acabaran jugando de una forma determinada y mientras me centraba en el resultado no podía atender al proceso.

Ahí esta en el problema, en ese mismo punto.

Cuando nos olvidamos de la importancia del día a día, de trabajar y disfrutar del proceso. Nos obligamos a frustrarnos con un resultado, el cual podría alegarnos si tuviésemos el enfoque adecuado.

Llegados a este punto, te preguntarás:

¿Mar y cómo hago para centrarme en el proceso y obviar el resultado?

Ojalá pudiese darte una respuesta que fuese a solucionar tu problema. Pero no la tengo.

Si voy a contarte que hice yo, ya que a mi me funcionó, y quizá a ti también.

No te digo que yo estuviese en un periodo de despersonalización, ni que tu lo estés. Pero si me permite hacer un símil con ello (y además me hizo sentirme entendida saber que algunas de esas sensaciones mías podían darse y no estaba delirando).

Nos perdemos constantemente en el día a día, nos enfrascamos en la rutina, activamos el piloto automático y comenzamos a hacer cosas por que sí.

🛑Párate y pregúntate qué cosas de las que has hecho hoy, tenían un sentido real en tu vida y en tu propósito y cuales de ellas las hiciste por inercia y rutina.

Metidos en esa carrera de la rata, como suele decirse, es imposible tomar conciencia sobre nuestro estado, responsabilidad y mucho menos el cómo solucionar lo que se tiene entre manos.

He tenido y tengo la maravillosa suerte de ser de campo. De un pueblo precioso de Granada llamado Montefrío.

Mis padres tienen una casa en el campo y es ahí donde me conecto conmigo siempre que me pierdo.

Ese lugar es mi refugio. Siempre lo ha sido y lo será.

Y pensarás, claro Mar pero yo no tengo un campo donde irme a desconectar.

Y no lo necesitas, lo que yo hago allí es salir de mi día a día, leer y pensar. Dejar el móvil fuera, estar con la familia y pasear por la naturaleza.

Estas pequeñas cosas son las que nos hacen estar en paz, las que nos permiten parar y pensar porqué hacemos lo que hacemos.

Cuando nuestro trabajo nos desborda es porque el enfoque no era el adecuado. Estamos dedicando energía a cosas que no tienen importancia y se la estamos quitando a lo que sí.

Búscate un lugar, no tiene que estar lejos. Pero si estar fuera de lo que es tu día a día.

Ve allí cada vez que sientas que estás perdido y hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Qué estás haciendo?
  • ¿Por qué lo estás haciendo?¿Dinero, vocación, validez externa?
  • ¿Estás centrándote en proceso o solo el resultado final?
  • ¿Piensas más en el futuro o en el día a día?
  • ¿Qué fue lo que en un inicio te hizo empezar en este trabajo?

Imagínate que eres ese muchacho que con ilusión empezó el primer día. Añádele toda tu experiencia y sabiduría.

Remóntate a cómo lo hacías cuando empezaste, cómo solucionabas y veías los problemas.

Plantéate el problema desde ese lugar. Verás como comienza a ser más pequeño cada vez que tu yo del inicio toma poder en esa conversación.

En resumen

Nos desbordamos cuando nos olvidamos del sentido que tiene lo que hacemos, cuando miramos a los meses siguientes y nos olvidamos de esta tarde.

Claro que da miedo no saber que pasará en unos meses.

Pero ¿qué puedes hacer hoy para que en 3 meses todo sea mejor?

Estar hoy trabajando con amor e ilusión por mejorar un aspecto pequeñito que ayudará que en unos meses el esfuerzo se vea reflejado.

Si te quedas preocupado en que pasará en unos meses, y no trabajarás en cómo mejorarlo desde hoy, llegaran esos tres meses y tu avance será nulo. Tu preocupación fue tan grande que te impidió lo único que podías hacer, trabajar en el proceso hoy mismo.

➡️Si te preocupa el futuro, trabaja en el presente, es la única forma de controlar tu fututo.


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😉

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva


Factores psicológicos y qué hacer durante un Campeonato

Esta pasada semana he tenido la suerte de formar parte de un Campeonato a nivel Español Universitario (CEU). He sido la segunda entrenadora de la Selección Universitaria de Granada y ello me ha permitido observar y vivenciar como la psicología del jugador puede ir fluctuando conforme los días y los partidos se van dando.

Antes de nada, quiero matizar que la situación de un campeonato es algo diferente a lo que es un partido normal de cualquier liga regular. En un campeonato tendremos que jugar varios partidos en poco tiempo, por lo que la psicología y la emocionalidad del jugador puede estar más afectada que de costrumbre.

Aquí quiero mostrarte algunos de los factores psicológicos que, bajo mi perspectiva, han sido más determinantes en el rendimiento individual y colectivo de los equipos.

Los principales aspectos que creo que pueden afectar al rendimiento a lo largo de un campeonato son:

  • Expectativas sobre lo que se espera que ocurra
  • Fatiga mental y emocional
  • Autoculpa, acumulación de errores y su mala gestión
  • La presión frente a la semifinal y final

Expectativas

Un campeonato lleva consigo una serie de expectativas. Estas van a ser tanto internas como externas. A nivel interno podemos ir imaginando como actuaremos teniendo en cuenta nuestros años anteriores o como hemos estado trabajando esta temporada, o todo lo contrario, como nos gustaría hacerlo.

A esto, se le va a sumar las expectativas externas, quién se cree que será el favorito, quiénes llegarán a la final… Es decir, habrá una serie de creencias, ideas y pensamientos que irán circulando alrededor nuestra.

Queramos o no, inconscientemente todo esto va a ir conformando parte de nuestro pensamiento al jugar. Estas creencias internas y externas irán conformando la base de mis pensamientos y emociones durante todo el campeonato.

Asimismo, las expectativas y la autoconfianza están estrechamente relacionadas. Si yo, o comentarios ajenos, me posicionan como una de las mejores jugadoras del campeonato, o a mi equipo como el finalista, conforme vayan pasando los partidos, los resultados me irán informando de como voy respecto a eso que se espera.

O sea, si piensan que jugaré bien y tengo un mal partido, mi autoconfianza se debilitará, ya que percibiré que me falta control sobre una situación que se suponía que tendría controlada.

Por el contrario, si nadie espera nada de mi, pasan los partidos y mi juego sorprende positivamente, a la vez que consigue resultados, mi autoconfianza irá aumentando.

¿Qué hacer para que las expectativas no afecten a tu juego?

Regula y contrasta cada cosa que escuches sobre tu rendimiento o el de tu equipo.

Hazle preguntas a esas ideas y equilíbrala con lo que en ese momento sois y realistamente podéis ser.

Por ejemplo, se cree que tu equipo es uno de los favoritos para llegar a la final, porque ya lo ha hecho en los años anteriores. Por lo tanto, se da por hecho que este año también lo será.

Pero eso no tiene porque ser así: ¿tenéis el mismo equipo?;¿el rendimiento de las jugadoras es el mismo?;¿es el mismo entrenador?¿cuál es el nivel de los demás equipos?…

Ir contrastando toda la información que nos llegue con la realidad nos da seguridad y control sobre lo que sí depende de nosotros. Las expectativas y las opiniones siempre estarán, depende de ti de que te puedan afectar o no.


Fatiga mental

Como he dicho, un campeonato es la secuencia de varios partidos en un periodo bastante corto. Dicho de otra manera, en solo 2 días podemos haber jugado unos 4 o 5 partidos. Parece obvio que en estas situaciones la fatiga y el cansancio físico van a ser de mayor magnitud que a lo largo de la temporada.

Pues a todo ello, debemos añadirle también toda la fatiga mental que puede producir esta atípica y bonita situación. Un campeonato es un evento puntual, intenso, exigente y de corta duración, lo que se va a ver reflejado en la intensidad del juego y en las emociones y sensaciones resultantes de ello.

La presión, el nerviosismo, la inseguridad, el malestar en el estomago, el miedo a fallar, el ruido, las ganas, la ilusión, la toma de decisiones, la concentración van a estar jugando en tu interior a la vez que tú lo haces en pista. La fatiga física y el cansancio por los partidos anteriores también te acompañarán.

Con todo este contexto, es natural que cuando las piernas empiecen a fallar también lo haga nuestra cabeza.

Para poder tener una buena toma de decisiones, que es fundamental en deportes como el voleibol, necesitamos una mente despejada, enfocada y concentrada en la tarea. Para que sea capaz de captar la mayor información posible y así diseñar una acción que pueda dar como resultado un punto a favor.

¿Qué hacer para que la fatiga mental y emocional no afecten a tu juego?

Descansar y desconectar tras cada partido.

Asegúrate de dormir suficiente y que el sueño sea de calidad. El sueño te va a permitir liberar estrés mientras duermes y te ayudará a regular mejor tus emociones al día siguiente o en las horas siguientes.

Entre partido y partido, da un paseo corto por donde haya naturaleza, charla con tus compañeras sobre cualquier cosa que no sea tu deporte y como fue el partido y mantente alejada del móvil todo lo posible.

En resumen, haz algo que dé descanso a tu cerebro. Échate un siesta o túmbate a descansar con los ojos cerrados y en silencio. Con unos 20 minutos le estarás dando un plus a tu cerebro que tu juego lo agradecerá.


Autoculpa y acumulación de errores

Acabas de quedarte a las puertas de la final, y el punto ha sido un error tuyo. La autoculpa, desolación, frutración y rabia junto a las lagrimas van a definirte en unos instantes. Te vas a echar el peso del equipo y de ese partido a tus hombros y vas a culparte por hacer perder a tu equipo. Pero… ¿un partido se pierde por un punto?, ¿solo has aportado negativamente al equipo?, ¿no has ayudado en ningún momento a hacer punto?

Al perder un partido en este contexto, el sistema emocional se vuelve realmente sensible. Vas a sentir que ha sido tu culpa y vas a cargarte con todo lo malo del campeonato. Pero quiero que sepas que aunque en ese momento pienses que es así, no lo es.

Durante el campeonato vas a jugar muchos partidos, y vas cometer muchos errores. Y es que, eso forma parte del deporte. Vas a fallar como lo hace cualquier otro ser humano. Es más, en las fases finales, cuando toca arriesgar, es cuando hay una mayor probabilidad de fallo. Y es un tópico, pero si en un partido juegas solo a pasar la bola, lo tienes perdido. Así que, si quieres ganar tendrás que arriesgar y hacerlo sabiendo que es posible que salga mal.

En este punto es muy importante saber ir archivando cada partido y error conforma se acaba. Sino la acumulación, incomodidad e inseguridad que se apoderará de ti, tras cada fallo, se irá agrandando de forma exponencial cada vez que vayas dando un paso.

¿Qué hacer para que la fatiga mental no afecten a tu juego?

Cada partido es un nuevo episodio y tienes que encargarte de que sea así. Para empezarlo tienes que tener la mente vacía de lo que pasó en el anterior, sino te pasarás este nuevo capítulo reviviendo el anterior sin poder jugar este.

Resetéa y comienza de nuevo.

Mira cada partido y cada set como si fuese el primero del campeonato. Haya lo que haya ocurrido, tienes delante una nueva oportunidad para hacerlo bien.

Para ello haz lo siguiente.

Objetivo: tener la mente libre de lo que ya ocurrió.

Abre el blog de notas y escribe todo lo que hiciste o crees que hiciste mal; todo lo que ronde por tu cabeza; cada pensamiento de culpa, de enfado, de frustración… Y acabalo escribiendo como te gustaría que fuese el siguiente partido.

Escribe esto durante unos 3 minutos. Al acabar vas a sentirte aliviado como si te acabaras de quitar una mochila pesada que llevabas cargando todo un partido.

Entre acciones del mismo partido puedes usar herramientas como la gestión del fallo y la detención del pensamiento que encontrarás en estrategias psicológicas del menú de arriba.


Presión en las fases finales

Además de todo lo comentado, quiero puntualizar en un aspecto en concreto. La presión.

Esta irá muy relacionada y armada según las expectativas que se hayan ideado y conformando a lo largo del campeonato. Es decir, en la fase final, la presión para los equipos finalistas será mucho mayor que al comienzo de la fase de grupos.

No todo el mundo sabe competir bajo presión, ni todo el mundo es capaz de dar un buen papel cuando los puntos no están de su lado. Sin embargo, eso es lo que hace a un buen deportista. Saber rendir de forma correcta bajo presión será la tarea de los que realmente quieran ganar.

Muchas veces construimos un buen equipo a nivel técnico y táctico con mucha calidad en juego, pero pésimos bajo presión. Cualquier persona es capaz de trabajar bien cuando está tranquila, sin presión ninguna, pero no todos cuando se da el escenario contrario.

En estos momentos (la final), queremos hacerlo bien, por lo tanto vamos a poner un mayor control en aquellas acciones que ya son inconscientes y automáticas. Ahí es cuando se comete el error.

A aquel que no necesita demostrar que hará un buen partido, irá tranquilo, jugará como siempre y dejará su mente y su cuerpo fluir. El que por lo que sea, tenga una mayor necesidad de que vean que lo hará bien, pondrá mas atención y quitará poder a sus acciones automáticas, volviéndolas lentas y torpes.

¿Qué hacer para que la presión no afecten a tu juego?

Fluye. Olvídate de que tienes que hacerlo bien y disfruta.

Acabas de llegar a la final. Ya has ganado, ya has hecho lo más complicado, ahora disfruta.

Jamás en tu vida vas a tener esta oportunidad de nuevo, nunca más vas a tener la suerte de competir contra ese rival, ni tener al lado a tus compañeros de igual forma que ahora.

Entra calmado, agradecido y con la seguridad de que no tienes que impresionar a nadie, solo tienes que jugar como sabes que es lo que te ha llevado hasta ahí.

Disfrutar del ultimo partido, ese que tan solo dos equipos pueden jugar.


Te acabo de hablar de cada factor por separado. Pero eso se aleja un poco de lo que ocurre en la realidad.

Lo he hecho así para poder explicarte cada uno de ellos, pero en el juego no van separados. Sino que, continuamente confluyen y se relacionan entre sí. Las consecuencias de uno se sumarán a las del otro.

La fatiga mental hace que mis errores sean mayores y estos se vayan acumulando. Lo que va a aumentar la autoculpa y la mala gestión de ellos.

Por el lado de las expectativas y la presión ocurre algo muy similar. Ya que la última estará sujeta a la primera. Según sea el tamaño de las expectativas así será la presión que yo tendré cuando salga a la pista

Para finalizar, quiero que recuerdes que un campeonato va a ser diferente que jugar cualquier partido de la temporada. El resultado que consigues ahí, no define lo que has hecho a lo largo de esta. Ese resultado solo valora tu actuación durante determinados partidos. Quédate con tu trabajo y esfuerzo durante todo el año.

Pero eso sí, cuando estés en el campeonato nada te va a librar de las expectativas, la presión, la fatiga física, mental y emocional, ni de la autoculpa, ni la acumulación del error.

Pero sí espero que esta publicación te ayude a saber como actuar para que puedas sentirte cómodo jugando como tu sabes.

Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Duran 🚀 La Catalizadora Deportiva


Referencias

Buceta, J.M. (2020) Psicología del Deporte de Alto Rendimiento. Barcelona, España: Editorial Dykinson, S. L.