Lesiones

Deporte y lesión van de la mano. Una lesiones no es solo un parón deportivo con una incomodidad física.

Una lesión supone mucho más que todo ello, y muchas veces, su impacto psicológico y emocional es mucho mayor que el físico. La lesión va a topar con la psicología del jugador, potenciar su sensibilidad y hacer trabajar su inteligencia emocional.

Lesionarme me hizo pensar. Percatarme de su impacto emocional en mi y como mis estados de ánimo iban fluctuando conforme pasaba el tiempo, me han hecho querer hablaros sobre este tema.

«Las fases de la lesión»

Elisabeth Külber-Ross, psiquiatra estadounidense experta sobre la muerte, descubrió que cuando sentimos una perdida pasamos por una serie de fases. Estas van desde su negación, a la aceptación de la realidad.

Al lesionarnos (ya sea una lesión leve o crónica) presenciamos una perdida. Me explico, cuando me lesiono pierdo algo que antes tenía, ya sea movilidad, condición física, tiempo completo de entrenamiento, la posibilidad de jugar los partidos y todo lo que conlleva ser deportista en plenas condiciones.

La lesión se convierte en un cambio inesperado, una situación de inactividad para una persona activa.

La idea de este articulo es poder ayudarte en la adaptación a ese cambio.

Külber-Ross, enumeró las fases que hay tras sentir una perdida. Son conocidas como la fase del duelo:

  • Negación
  • Ira
  • Negociación
  • Depresión
  • Aceptación

Te explico esto, porque lo que te propongo es asimilar una lesión teniendo en cuenta las fases del duelo. Quiero que te ayuden a asimilar los cambios emociones por los que podrías pasar. Conocer que existe un proceso te ayudará a ir con mayor tranquilidad sobre él. Ir superando cada fase te acercará a aceptar la realidad de tu lesión y centrarte en el qué hacer.

Por lo tanto, al lesionarte es posible que pases por estas fases:

  • Vas a negar la lesión, no vas querer verla y tratarás de jugar aun lesionado (negación).
  • Te vas a enfadar contigo, con la acción que hiciste o con quien lo ocasionó (ira).
  • Vas a echar de menos tus entrenamientos y el poder jugar. Vas darte cuenta que es muy posible que tardes en poder hacerlo y que tendrás que dedicarle tiempo y mucha paciencia para poder volver (negociación).
  • Te preguntarás por el sentido que tiene para ti jugar, porque te llena hacerlo. Sentirás nostalgia, tristeza, y quizás, decepción y/o frustración (depresión)
  • Comenzarás a dejar de quejarte e ir comprendiendo y adaptándote a tu nueva realidad (aceptación).

Me encantaría que entendieras que pasar estás fases es natural y necesario, incluso si tienes otro tipo de emoción o sentimiento. Es natural, es un cambio que supone un descoloque de lo que es tu día a día y tu mayor pasión.

La mejor forma de adaptarte a todo esto es pasar cada una de esas fases, es permitirte sentir cada emoción incómoda que te surja. Ten mucho cuidad con quién y cómo. No pagues tu enfado con alguien que no, o si tiene que ver con tu lesión. Sácalo de una forma más sana. Háblalo con alguien de confianza, escríbelo, o cualquier otra forma que te permita expresar lo que sientes.

Pero deja fluir esa emoción, si la evitas, te quedarás estancado en esa fase y no podrás continuar. Te quedarás maldiciendo y culpando a otro o a ti mismo por algo que posiblemente no dependiera totalmente de ti. Ocupate de lo que ahora tienes entre manos. Dedícate a tu recuperación, deja lo que ocurrió atrás y con calma y paciencia trabaja en estar en un mejor estado a la vuelta.

Soy consciente de que cada lesión es un mundo y cada contexto agrava o suaviza la situación, pero sea cual sea tus circunstancias, no te castigues. Tu estado físico y emocional van a cambiar, y eso forma parte del proceso. Cuanto antes lo asumas, antes podrás ponerte a trabajar en lo siguiente. Preparar tu vuelta al juego.

Eso si, va a ser muy complicado. La recaída o recaídas van a estar ahí. Pero eso lo dejamos para otra semana😏 .

Extra | Prevenir la lesión

Unas líneas más arriba te proponía una idea para asimilar emocionalmente la lesión. Ahora, quiero que tengas en cuenta el nivel de activación para prevenirlas.

  • Si la activación es baja (cansancio, mal descanso, desmotivación), el jugador se encuentra en un déficit de atención que no le permitirá identificar el riesgo real y su cuerpo no estará en condiciones para acciones más delicadas.
  • Si la activación es alta (exceso de motivación, mucha presión, estrés), la atención se estrecha, como si de una visión de túnel se tratase, le hará actuar de forma muy impulsiva, arriesgándose en acciones peligrosas.

Jugar con un nivel de activación óptimo te ayudará a prevenir lesiones. Tienes varias publicaciones, en el apartado de estrategias psicológicas, que te ayudarán a conseguirlo.

Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva

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