Validación emocional para entrenadores

Cómo actuar cuando un jugador se agobia

¿Qué es la validación emocional?

La validación emocional es ser capaz de comunicarle a otro que lo que siente, piensa y hace tiene sentido en ese contexto o situación concreta (Linehan, 1993). Es darle sentido y aceptar eso que siente y piensa en ese momento.

Validar la emoción no quiere decir que pienses igual que esa persona, pero si hacer que se sienta comprendido respecto a lo que siente, piensa o hace (Linehan, 1993).

Por el contrario, invalidar una emoción es cuando se ignora, se le quita interés y no se le permite expresarla. Sería cuando categorizamos como exagerada o sin sentido una emoción o acción en un momento o situación especifica (Rathus, J & Miller, A, 2015).

Dentro de este concepto, que se refiere a una acción que hacemos frente a otro, no podemos olvidar la autovalidación (validación emocional sobre nuestras emociones). Sin una autovalidación consciente serás incapaz de identificar y comprender la emoción del jugador. Autovalidarlas en ti mismo, te permite detectarlas y ayudar a gestionarlas en los otros (Rathus, J & Miller, A, 2015).


Validación en el deporte

Esta validación es usada por los psicólogos en consulta para ayudar a gestionar y comprender las emociones del cliente. Educarles en inteligencia emocional, mostrar cercanía, escucha y comprensión.

Un entrenador no tiene porque usar esto pero, tener algunos matices sobre como trabajar las emociones de sus jugadores, puede serle muy útil. La validación va a permitir que el propio deportista aprenda a regular mejor sus emociones (Linehan, 1993). Si queremos que nuestros jugadores sepan autogestionarse dentro del partido, tenemos que ayudarle a identificar que sienten, previamente.

Por lo tanto, trasladando esto, a lo que es el deporte. Creo que es una habilidad realmente importante en la comunicación del entrenador y el jugador, ya que este se sentirá escuchado y comprendido por el primero. Será muy necesario en momentos de presión e intensidad dentro del partido. En este caso, lo que necesita el jugador es comprensión y enfoque, no gritos y reproches.


¿Cuándo y cómo hacerla?

¿Cuándo? Siempre.

Nuestros jugadores deben sentir que sus emociones son validadas por su entrenador en cada momento. Cada emoción es necesaria y el entrenador debe encargarse de que el joven deportistas así lo crea. La emoción es algo que no puede controlarse, pero la respuesta sí. Por ello, se valida la emoción y se trabaja en la acción.

El como hacerlo lo baso en DBT (Teoría Dialéctica Conductual), creada por Linehan (2001) que se centra en la validación emocional y la búsqueda del cambio, a raíz de esta. El fin de esta teoría es mejorar la gestión emocional de los pacientes, reducir la impulsividad y crear conductas más adaptativas al entorno.

De acuerdo con todo esto, quiero trasladar esta información al trato de un entrenador con sus jugadores. Voy a mostrártelo a través de un ejemplo. Este ejemplo contiene cinco de los seis niveles que propone Linehan (1997) para validar emociones.

Imagínate que estas en la final del campeonato de España. Es la primera vez que tus jugadores están en ese campeonato y aun son jugadores bastantes jóvenes. La tendencia emocional es agobio, miedo y nerviosismo.

Lo más natural es que estos deportistas se encuentren nerviosos, inseguros y con miedo, Antes de ponerse a jugar, mil pensamientos y sensaciones negativas y extrañas van a aparecer en su cuerpo y mente. El entrenador tiene que ir con esto en la cabeza, estás emociones van a estar, hay que validarlas y gestionarlas para que no pesen en el partido.

Lo que un entrenador no puede hacer es quitar valor a esas emociones con frases tipo: «no os pongáis nerviosos, hombre», «míralos, ya están asustados y si ni quiera hemos empezado a jugar…»

¿Qué ocurre aquí? Para empezar, en muchas ocasiones, el primero que está asustado y nervioso es el propio entrenador, lo segundo que se está invalidando la emoción. Dicho de otra manera, se les esta dando a entender a los niños que eso que sienten no es válido, es exagerado e incorrecto en esa situación. Sin embargo, es todo lo contrario. Uno siente miedo y ansiedad ante situaciones que no sabe como van a desencadenarse. Por lo tanto, cuando un jugador este agobiado:

  • Escúchale atentamente y con interés. Habla sobre la competición, sobre qué piensa, qué siente, qué expectativas tiene, qué es lo que realmente le preocupa. Presta atención a lo que te cuenta y charla sobre ello. Esto tendrá el poder de ir volviendo la situación algo más familiar y previsible. Ese simple hecho le va a calmar, porque sentirá un poco seguridad y control sobre esa situación.
  • Refleja lo que siente. Para que se sienta realmente escuchado vas a tener que demostrárselo. Resume eso que te acaba de contar, incluye parte de sus pensamientos y emociones. Si te acaba de contar que ese campeonato le pone muy nervioso porque le recuerda a cuando se dobló el tobillo y que siente que eso le va a impedir saltar al máximo. Tú como buen entrenador, que habrá escuchado, al final de su intervención le dirás algo como: «Piensas que no podrás saltar al bloqueo como normalmente porque esta situación te recuerda a cuando te lesionaste y crees que eso bloqueará».
  • Verbaliza lo que no sabe expresar. Este nivel para un no psicólogo puede ser más complejo, pero con que observes con atención puedes identificar muchas cosas. Fíjate en como se expresa, si su tono de voz es bajito, si habla muy rápido y sus gestos le acompañan, si no te mira a los ojos o no puede estarse quieto. Cuando hables con el, observalo bien, su cuerpo te va a estar dando información que va a aportarle mucho más valor a lo que él te dice. Continua lo anterior con algo como: «Además, veo que me mientras que me lo cuentas no paras de mover tus pies, tus ojos miran a todos lados y tu voz y entonación están más agitadas de lo normal. No me miras a los ojos y tu cara mira para el suelo, se te ve triste, preocupado y avergonzado por sentirte inseguro en esta situación»
  • Explica la emoción o conducta. Los entrenadores no suelen ser psicólogos, por lo que esta parte es la más complicada de gestionar. No obstantes, es importante que tanto el entrenador como los deportistas entiendan y sepan que cada emoción es necesaria. Que no existen emociones malas ni buenas, solo emociones agradables o desagradables. Las emociones siempre llegan a nosotros como alertas o mensajes, vienen a comunicarnos una información. Eso no quiere decir que sea excusable y justificable la respuesta que se tenga a continuación. Una cosa es la emoción y otra su respuesta. La respuesta si se puede controlar y se debe manejar. La emoción, no. Es un aviso que el cuerpo nos da sobre lo que nos rodea. Por ello, tras esta conversación podríamos decirle al jugador, «¿De que crees que te está informando esa sensación que tienes?¿De qué te avisa?¿Qué es lo que realmente te agobia?» Toda emoción siempre trae una información sana, en forma de prevención. Ayúdale a encontrarla.
  • Reconoce al jugador por lo que es. Eso si, sea lo que sea lo hablado y sentido, el entrenador tiene que diferenciar eso de lo que el jugador es. Quiero decir, que un en momento dado el deportista sienta miedo o este más agobiado de lo normal no quiere decir que no sepa gestionar esa ansiedad o que sea un jugador que se acobarda en el partido. Una cosa será como se sienta y otra lo que el es. Por lo que, yo acabaría esa conversación con él haciéndole ver esto. «Qué te sientas agobiado en este momento no quiere decir que vayas a hacer un mal partido. Esto que sientes es porque el recuerdo te trae esa inseguridad. Este momento es parecido al otro y te produce ese miedo, pero lo bueno es que esa lesión es pasado, ya estas recuperado y llevas un año saltando al máximo sin tener ningún problema, hoy tampoco lo tendrás». Aun no estas en la pista y por eso el agobio, pero tu sabes que cuando tengas el balón en las manos será un partido más en el que vas a luchar por la bola como siempre».

Quitale importancia al hecho, a la situación, pero no a la emoción o sentimientos de tus jugadores.

Y recuerda, antes de hablar con ellos, obsérvate a ti. Autovalidate, así te será más fácil poder detectar su emoción, escucharles de forma activa y ayudarles a gestionar sus emociones fuera y cuando estén en la pista.


¿Por qué es importante para un entrenador?

Un entrenador quiere rendimiento, quiere que lo que se entrena pueda verse en la pista. Y que los nervios, no jueguen una mala jugada. Gestionar estos nervios por primera vez en una competición es complicado. La tarea será trabajarlo antes. Muchos autores coinciden (Goleman, 1996; Bellido, 2022; Salovey y Mayer, 1989) en que lo principal para una buena gestión emocional es el reconocimiento de esta emoción. Sin ella no se puede gestionar nada. Nuestros jugadores jóvenes carecen de estas herramientas para poder canalizar lo que sienten. La validación emocional va a ir permitiéndoles que vayan identificando sus emociones poco a poco.

A esto, Linehan (1993) añade algunas otras ventajas de esta herramienta:

  • Oportunidad para expresar las emociones y aceptarlas.
  • Ayuda a observar y nombrar emociones, describiendo las sensaciones físicas, expresiones faciales, pensamientos, suposiciones, interpretaciones, expectativas y acciones.
  • Validez e importancia a lo que siente o piensa, indiferentemente de que sea acertado o no
  • Motiva al jugador y le da confianza.
  • Se enfoca en las fortalezas.
  • Establece objetivos realistas y elimina falsa expectativas.
  • Da cercanía y apoyo

Es decir, mejora la comunicación entre el entrenador y el jugador creando un vinculo de compresión y confianza.


En conclusión,

Rathus, J & Miller, A (2015) confirma junto con Linehan (1997) que la validación emocional implica escuchar activamente al jugador, mirándole a los ojos, comprender la comunicación verbal y no verbal, y reflejar las emociones del deportista sin juzgarle y teniendo en cuenta su contexto y experiencias previas.


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva


Referencias

Bellido, J. (2022). Bienestar centrado en las emociones. Madrid, España: Grupo Editorial Luis Vives

Goleman, D. (1996). Inteligencia emocional (edición en castellano). Barcelona, España: Editorial Kairós, S.A

Linehan, M. (1993). Cognitive – behavioral treatment of borderline personality disorder. New York, NY: Guilford Press.

Linehan, M. M. (1997). Validation and Psychotherapy. In A.C. Bohart & L.S. Greenberg (Eds.). Empathy and Psychotherapy: New Directions to Theory, Research, and Practice. American Psychological Association. http://psychsurfer.com/for_clinicians/DBT_files/Marcia%20Linehan%20-%20Validation%20and%20Psychotherapy.pdf

Linehan, M.M. & Dimeff, L. (2001). Dialectical Behavoir Therapy in a nutshell. The California Psychologist, 34: 10-13.

Rathus, J & Miller, A. (2015). DBT Skills Manual for adolescentes. Guildford press.

Salovey, P., & Mayer, J. (1989). Emotional Intelligence . Imagination, Cognition and Personality, 9(3), 185-211.
http://gruberpeplab.com/3131/SaloveyMayer_1989_EmotionalIntelligence.pdf

Una respuesta a “Validación emocional para entrenadores

Deja un comentario