
Elena es colocadora en categoría juvenil. Durante un partido importante, en plena defensa de un balón, cayó mal tras un salto lateral y se rompió el ligamento del tobillo. Tres meses de recuperación, fisioterapia, entrenamientos individuales… y ahora, por fin, ha recibido el alta.
Hoy vuelve a entrenar con el grupo. Nadie dice nada, pero todos esperan que sea la de antes.
Y ella también.
O al menos eso cree.
En el calentamiento se siente torpe. En las tareas con balón no llega como antes. Duda en los apoyos. No salta con decisión. Y al cometer el tercer error seguido, una frase le cruza la cabeza: “Ya no soy la misma.”
Y tiene razón.
No es la misma.
Y eso no tiene por qué ser algo malo.
Como psicóloga, lo veo constantemente en jugadoras como Elena. Su vuelta es física, pero su mente sigue en la lesión. Por eso hoy quiero hablarte de cómo gestionar este momento de forma realista, profesional y saludable.
El problema: volver pensando que todo será como antes
Cuando un jugador o jugadora vuelve tras una lesión, no solo vuelve su cuerpo. También vuelve con él una serie de pensamientos, emociones, miedos y expectativas.
He visto a muchos deportistas que, como Elena, creen que por haber recibido el alta ya deberían rendir como antes. Pero esto no es realista ni justo.
No estás en el mismo momento. Tu cuerpo ha cambiado, tu percepción del juego también y tu nivel de confianza está en proceso de reconstrucción.
Volver no es retomar donde lo dejaste, es empezar desde un punto distinto, con nuevas herramientas y una historia en la mochila.
Las consecuencias: cómo afecta no aceptar que has cambiado
Si no aceptamos que el regreso tras una lesión implica adaptación, el rendimiento y la salud mental se ven comprometidos. En el caso de Elena, aparecieron tres bloqueos habituales:
1. Autoexigencia desmedida
Elena se exigía saltar, decidir y ejecutar como antes. No tenía en cuenta que llevaba tres meses sin contacto real de juego. Esta presión la llevó a frustrarse con cada fallo, a tensarse en cada gesto técnico y a desconfiar de sí misma.
2. Comparación constante
No solo se comparaba con su versión anterior, también con sus compañeras que seguían entrenando y compitiendo. Esto generó una narrativa interna de inferioridad: “Van mejor que yo”, “Estoy retrasando al equipo”, “No sé si sirvo ya para esto.”
3. Miedo invisible a recaer
Aunque físicamente estaba recuperada, Elena dudaba en cada recepción y evitaba acciones de salto lateral. El miedo a volver a lesionarse no se había trabajado, y eso la hacía más lenta, menos precisa y más vulnerable al error.
El PsicoTruco: Cómo volver a jugar después de una lesión sin perder la cabeza (ni la confianza)
Vamos a dejarlo claro desde el principio.
Volver a entrenar no significa que estés lista para rendir como antes.
Eso te lo tiene que meter en la cabeza alguien, y si nadie te lo ha dicho hasta ahora, te lo digo yo.
Tu cuerpo ha cambiado.
Tu mente también.
Y el problema no es eso. El problema es que sigues intentando exigirte como si nada hubiese pasado.
Pues no.
Si quieres volver con inteligencia, sin miedo y sin frustrarte, haz esto paso a paso.
No intentes convencerte, ni motivarte.
Haz esto. En este orden. Y verás resultados.
Paso 1: Establece tu “semana cero”
Tu “semana cero” es tu verdadero punto de partida. No es el día que te dieron el alta, ni el día que volviste a entrenar con el grupo.
Es el día en el que asumes conscientemente: “Estoy en un nuevo punto de inicio, y voy a construir desde aquí.”
Durante esa semana:
- Observa cómo responde tu cuerpo.
- Apunta qué gestos te generan inseguridad.
- Registra cómo te sientes antes, durante y después de entrenar.
Haz un registro. Uno simple. Lunes a viernes.
Anota 3 cosas cada día:
- Algo que te haya salido bien.
- Algo que te haya incomodado.
- Algo que necesites trabajar mañana.
Este cuaderno es tu manual de reconstrucción. Sin juicio. Solo información útil.
Paso 2: Define tu “escala de reincorporación”
Te voy a dar la herramienta super útil que te ayudará a seguir de forma adecuada tu reincorporación, sin prisas y con motivación. Se llama: Escala de reincorporación funcional.
La dividimos en 5 niveles.
Tú no pasas al siguiente hasta que sientas seguridad y control en el anterior.
Nivel 1: Presencia
Estás en pista, participas en tareas básicas. Tu único objetivo: moverte sin miedo y volver a sentir la cancha.
Nivel 2: Seguridad técnica
Recuperas la mecánica de tus gestos. Sin presión, sin velocidad. Que tus movimientos sean estables y controlados.
Nivel 3: Ritmo y fluidez
Empiezas a trabajar situaciones más reales de juego. No importa si fallas, importa si lo haces con decisión.
Nivel 4: Reacción y toma de decisiones
Ahora sí: defensa viva, ataque en ritmo, combinaciones reales. Vuelve la velocidad y los errores aparecerán. Aquí es clave tu gestión emocional.
Nivel 5: Competencia
Vuelves al juego real, pero con una diferencia: tienes consciencia, herramientas y feedback. Ya no te exiges como antes, te exiges mejor.
Haz una revisión semanal con tu entrenador/a y sitúate en qué nivel estás.
Paso 3: Entrena tu mente como parte de la rehabilitación
Y aquí, no hay excusa. Si no trabajas lo mental, te quedarás a medias.
Estas son las 3 prácticas que tienes que incorporar sí o sí:
1. Visualización técnica diaria
5 minutos al día.
Cierra los ojos y repite mentalmente los gestos que aún no te salen en pista.
Visualiza cómo los haces bien. Lento. Preciso. Fluido.
Esto no es “pensar en positivo”. Es reprogramar tu sistema motor.
Y funciona.
2. Respiración de control antes de cada entreno
Hazla antes de empezar.
4 segundos de inspiración – 6 de exhalación – 4 repeticiones.
Esto baja tu nivel de activación y mejora tu enfoque.
3. Palabra ancla para el miedo
Elige una palabra corta que te recuerde que estás preparada:
Ejemplos: “Estoy”, “Confío”, “Estoy lista”.
Cuando el miedo aparezca, respira y repítela internamente.
No discutas con el miedo. Redirígelo.
Paso 4: Comparte tu proceso con tu equipo
No cargues sola con lo que te pasa. Habla con tu entrenador/a.
No desde la queja. Desde la responsabilidad.
Frases que puedes usar:
“Me está costando soltar el pie en los apoyos laterales, ¿podemos incluir alguna tarea más específica para eso?”
“Quiero trabajar más la reacción desde defensa, pero todavía me noto lenta en los cambios de dirección.”
Esto no solo te ayuda a ti.
Ayuda a tu entrenador/a a saber cómo acompañarte mejor.
Y si eres entrenador/a, ten esta conversación antes de que lo necesite.
Anticípate.
En resumen
Volver no es solo recibir el alta.
Es reconstruirte desde donde estás, no desde donde te gustaría estar.
Haz este paso a paso.
No intentes sentirte preparada.
Entrénate para estarlo.
Y si un día, como Elena, piensas “ya no soy la misma”, respóndete con esto:
“No soy la misma. Soy una versión que se está reconstruyendo con inteligencia, respeto y compromiso.”
Eso también es jugar.
Eso también es competir.
Y eso, si lo haces bien, también puede llevarte más lejos que antes.
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Te veo la semana que viene😝
¿Qué haré una semana sin ti, Mar?
Yo también me lo pregunto…
Pero no te preocupes. Por Instagram (@mardurannn) a lo largo de la semana subiré contenido muy chulo relacionado con todo esto.
¿Mar, no hay charlas este año?
Pues sí, ya ha está el 4er episodio de El Juego Interior del Voleibol y te dejo por aquí la segunda entrevista: Cómo debe ser un colocador con colocadora en Beziers Angels Officiel.
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Tu post de cada lunes,
hasta la semana que viene😉
Mar Durán 🏐 Psicóloga del Voleibol