Los 5 errores que vas a cometer en el Campeonato de España


Ahora mismo estoy de camino al Campeonato Universitario de España con la selección de la Universidad de Granada.

Y justo por eso quiero escribir esto ahora. Ya lo viví hace dos años y aprendí mucho de esa experiencia.

Porque una cosa es entrenar durante todo el año, competir en jornadas sueltas de liga y vivir la rutina de siempre.

Y otra, muy distinta, es plantarte en un campeonato con partidos cada pocas horas, conviviendo con el equipo todo el día y sabiendo que el margen de error es muy corto.

En campeonato un lo que de verdad marca la diferencia es cómo gestionas tu cabeza.

Así que este post no va de lo que tienes que hacer. De eso ya hablaremos después.

Hoy te escribo para que no caigas en los errores más típicos. Para que no te conviertas tú misma en tu peor rival.

Y para que, si lo haces, al menos sepas cómo salir.


1. Te lo crees todo. Todo lo que se dice, todo lo que piensas, todo lo que esperas

Un campeonato empieza mucho antes del primer pitido.

Empieza cuando alguien dice que tu equipo es favorito. Cuando tu entrenador dice que este año toca llegar lejos. Cuando tú misma te repites que “esta vez sí”.

Y no digo que tener expectativas esté mal. Lo que está mal es que te las creas todas.

He visto a jugadoras con un nivel brutal venirse abajo porque no estaban cumpliendo con “lo que se esperaba”.

¿Pero quién esperaba eso? ¿Y por qué lo haces ley?

El problema de comerte esas ideas sin cuestionarlas es que te sacan de ti. Juegas para confirmar que “eres buena”, no para disfrutar. Y entonces, con un mal partido, se va todo a pique.


2. Te castigas por cada fallo

Esto lo veo a menudo: la jugadora que comete un error y se queda dando vueltas sobre él.

Se cree que hay que jugar perfecto. Que si fallas en un momento clave, el equipo pierde por tu culpa. Que si hiciste un saque fuera, ya no vales.

Y así no se puede competir.

Un campeonato tiene muchos partidos. Vas a fallar. Todos fallamos. El tema no es si vas a fallar, sino qué vas a hacer después.

Lo que suele pasar es que en lugar de cerrar el error, lo arrastras. Lo conviertes en una piedra que te acompaña todo el torneo.

Y claro, con cinco piedras encima no hay quien salte…


3. No te das un solo respiro mental. Ni uno.

Hay algo que no se dice mucho, pero que es fundamental: en los campeonatos, la cabeza se cansa más que el cuerpo.

Partido, descanso, partido.

Análisis, nervios, pensar en lo que viene, pensar en lo que pasó.

No dormir bien.

Comer raro.

Estar todo el rato con el equipo.

El móvil a tope.

El ruido constante.

Y encima tener que rendir.

No hay cabeza que aguante eso sin colapsar.

Y sin embargo, lo normal es que nadie hable de esto. Se habla de las piernas, del hombro, del dolor de espalda. Pero nadie dice: “oye, ¿tu mente cómo va?”

Hasta que llega el partido clave y no puedes pensar. Ni decidir. Ni ver la jugada. Porque estás saturada.


4. Empiezas a controlar lo que ya hacías en automático.

La presión no se nota al principio. Aparece en semifinales. En la última jugada del quinto set. Cuando todo el mundo espera que hagas algo increíble.

Y tú, en vez de confiar, empiezas a controlar.

A pensar cada gesto.

A buscar que todo salga perfecto.

Y ahí es donde te desconectas.

El cuerpo ya sabía qué hacer. Pero tu cabeza se mete donde no hace falta. Y lo estropea.

No fallas porque no sepas.

Fallas porque te olvidas de confiar en que sabes.


5. Te convences de que el equipo ha perdido por ti.

Esta es la más dura. He visto a jugadoras romperse en llanto después de un error en un punto importante. Y decirme: “es que perdimos por mi culpa”.

Y no sabes cuánto me cuesta desmontar eso…

Porque sé que, cuando estás dentro, lo sientes así. Pero no es verdad. Un partido no se pierde por un punto. Ni por un saque. Ni por una persona.

Eso es lo que te dice tu culpa. Pero no lo que pasó.


El PsicoTruco para no desperdiciar tu campeonato

Si has llegado hasta aquí, ya sabes lo que NO hay que hacer.

Ahora viene la parte importante: cómo hacerlo diferente.

  1. Cuestiona cada expectativa.
    ¿De verdad somos favoritos? ¿De verdad tengo que hacerlo perfecto? ¿O puedo simplemente hacer mi mejor partido hoy, con lo que tengo hoy? Confronta cada idea y dialoga con ella. Genera pensamientos que te hagan sentir bien, confiada, no con ansiedad frente a lo que pasará.
  2. Suelta los errores. Literalmente.
    Después de cada partido, abre un blog de notas o una libreta. Escribe todo lo que fallaste, todo lo que te dolió. Sácalo de ti. Y luego escribe cómo quieres jugar el siguiente. Hazlo por ti. Para vaciarte. Para volver a empezar.
  3. Descansa la cabeza. En serio.
    No todo es análisis. No todo es charla técnica. Entre partidos, haz algo que no tenga nada que ver con voleibol, aunque sea 10 minutos. Pasea. Escucha música. Duerme. Respira. Deja que tu mente se reponga.
  4. Juega como sabes, no como crees que tienes que demostrar.
    Cuando llegue el momento clave, no intentes ser perfecta. Sé tú. Esa que ya jugó mil veces bien sin pensar demasiado. Esa que entrenó todo el año para esto.
  5. No te culpes por lo que no hiciste sola.
    Un campeonato lo gana y lo pierde un equipo entero. No te lleves toda la carga tú. No es tuya. Mira todo lo que aportaste. Mírate con justicia.

Y si algo se te olvida en medio del torneo, vuelve a este texto.

Vuelve a ti.

No estás sola ahí dentro.

Aunque a veces lo parezca.



Para recibir un email diario hablando de vóley y tener El PsicoTruco en PDF:

Volver

Se ha enviado tu mensaje

Advertencia
Advertencia
Advertencia
¡Aviso!


Tu post de cada lunes,

hasta la semana que viene😉

Mar Durán 🏐 Psicóloga del Voleibol


Deja un comentario