
Hoy te escribo desde una reflexión que me llevé del último Campeonato de España Universitario.
Entre partidos intensos, pulsos mentales y emociones a flor de piel, hubo una escena que se repitió más de una vez. Ganamos un partido. Y al terminar, una jugadora dijo:
—Esto ha sido por la camiseta. Ya no nos la cambiamos en todo el torneo.
La escuché, sonreí y seguí a lo mío.
Pero la frase se me quedó enganchada como una pegatina mal puesta.
La volví a oír en otra persona.
Y en otra.
No con las mismas palabras, pero con la misma esencia: «Ganamos porque llevábamos esto, hicimos aquello, no tocamos tal cosa…»
Y me hizo pensar.
Porque es fácil caer en ese pensamiento. Tan fácil como abrazar la idea de que hay algo mágico que decide si hoy ganamos o no.
Como si el partido no se jugara en la pista, sino en la camiseta, en la goma del pelo o en la canción que suena antes del calentamiento.
Eso tiene un nombre: superstición.
Y aunque a veces hace gracia, y a veces da seguridad, también —muchas veces— nos hace olvidar que el mérito, el de verdad, no está fuera. Está dentro.
Las Supersticiones
Las supersticiones tienen su función. No voy a negar que nos calman. Nos dan la ilusión de que tenemos el control en un mundo donde todo es incierto.
En ese sentido, funcionan como un pequeño sedante mental: si hago esto, si llevo esto, si repito esto, me irá bien.
Damisch y su equipo (2010) lo explicaban muy bien: cuando una persona cree que un objeto o ritual le dará suerte, su rendimiento puede mejorar —no porque ese objeto tenga poder, sino porque esa creencia aumenta la autoeficacia. Es el efecto placebo aplicado al deporte.
¿Pero qué pasa cuando nos aferramos demasiado a eso?
¿Qué pasa cuando confundimos un gesto de confianza con una condición obligatoria?
¿Y si un día no tengo la camiseta, la goma, la canción? ¿Dejo de jugar bien?
Superstición vs Rutina
No es lo mismo una superstición que una rutina precompetitiva.
Y me parece importante decirlo, sobre todo como entrenadora y psicóloga.
Cotterill (2010) explicaba que las rutinas precompetitivas son secuencias de acciones conscientes y entrenadas que ayudan al deportista a prepararse mental y físicamente.
No dependen de la suerte ni de lo simbólico, sino de lo repetido con intención: respiración, visualización, activación corporal, palabras clave.
Una rutina se entrena. Se decide. Se construye desde lo que ayuda al cuerpo y al cerebro a entrar en modo partido.
Una superstición es repetir con miedo. Por si acaso. Porque una vez funcionó y no quiero que deje de funcionar.
Y ahí está la diferencia.
Una rutina me recuerda que el poder lo tengo yo.
Una superstición, que el poder está fuera.
No pasa nada por tener manías. Yo también las tengo.
Y muchas veces son parte de nuestra historia con el deporte.
Pero me parece fundamental que aprendamos a distinguir:
¿Estoy haciendo esto porque me prepara, o porque me tranquiliza creer que sin esto no valgo?
Schippers y Van Lange (2006) decían que los rituales supersticiosos no son absurdos: cumplen funciones emocionales.
Nos ayudan a calmar la ansiedad, a sentir que podemos controlar algo en medio del caos.
Pero también advertían: cuando el deportista depende demasiado de ellos, puede volverse vulnerable si algo le impide repetir el ritual.
Te invito a pensarlo.
Porque cuanto más poder le damos a lo externo, menos espacio dejamos para reconocer todo lo que sí depende de nosotras.
Y ganar un partido no es magia.
Es trabajo.
Es cabeza.
Es equipo.
Es constancia.
No te quites el mérito.
No se lo regales a una camiseta.
El PsicoTruco para dejar de darle valor demás a tu camiseta
La próxima vez que te descubras repitiendo algo “por si acaso”, pregúntate:
- ¿Esto me ayuda a concentrarme o solo a calmarme?
- ¿Lo hago porque lo necesito o porque tengo miedo a no hacerlo?
- ¿Qué tres acciones sí están bajo mi control y me preparan de verdad para rendir?
Diseña tu ritual consciente:
Elige 2 o 3 acciones previas al partido que te conecten contigo (respirar, visualizar, dar una palmada, repetir una frase, etc.).
Repite esas sí, porque construyen, no porque condicionan.
Y si quieres llevar tu camiseta favorita, llévala.
Pero que no sea la camiseta la que juega por ti.
Tú llevas el juego dentro.
Lo otro, es decoración.
Para tener El PsicoTruco en PDF y aprender diariamente sobre psicología y vóley:
Se ha enviado tu mensaje
Referencias
Cotterill, S. T. (2010). Pre-performance routines in sport: Current understanding and future directions.
International Review of Sport and Exercise Psychology, 3(2), 132-153.
Damisch, L., Stoberock, B., & Mussweiler, T. (2010). Keep your fingers crossed! How superstition improves performance. Psychological Science, 21(7), 1014–1020.
Schippers, M. C., & Van Lange, P. A. (2006). The psychological benefits of superstitious rituals in top sport: A study among top sportspersons. Journal of Applied Social Psychology, 36(10), 2532-2553.
Tu post de cada lunes,
hasta la semana que viene😉
Mar Durán 🏐 Psicóloga del Voleibol