
La bola cae frente a mi.
No es la primera vez.
No sé cuantas van seguidas.
Lo que sé es que hace un rato ya no estoy en el partido.
Físicamente sí, pero mentalmente no.
Desde que no cogí ese free largo, la colocadora y la opuesta me miran mal.
Es cierto que debía cogerlo, era mía.
Pero no lo hice.
Eso ha hecho que desde ese momento, ese error esté en mi mente.
Y claro, Mar siempre dice que si la atención está en los pensamientos, no puede estar en la bola ni el juego.
Y así estoy.
Si me preguntas, no sé que pasa por mi mente, pero trato de autoengañarme y decir que estoy bien.
Pero no lo estoy.
Pero no quiero que me saquen al banquillo.
Y lo estoy haciendo mal.
Estoy fallando y mi equipo está perdiendo.
No sé que hay en mi mente, pero no me deja salir de ahí y volver a jugar.
–
El entrenador me sacó, normal.
Ahora veo el partido desde el banquillo.
Me siento culpable por haber fallado, por no saber quitarme el error de encima.
Por no saber que hay en mi mente, pero se que es algo malo.
Un «no sirves para esto» se me viene a la mente de vez en cuando.
Me lo creo y el partido me ha dado la razón.
He hecho que mi equipo pierda el set.
Y el partido.
Los 3 pensamientos que arruinan el partido
La historia que acabo de contarte es extremadamente real.
Si eres jugador, lo has vivido. Si eres entrenador, ahora sabes que lo que pasa.
La mayoría de veces no somos conscientes de que pensamiento es el que viene a nosotros, pero algunos de los que hacen jugar mal son los siguientes tres:
1. «No soy suficientemente bueno»
Y lo sientes de verdad.
Pero no es cierto.
Lo sientes así porque estás dejando que cada error te defina como jugador. Tienes el foco solo en el resultado y no ves más allá.
Te comparas con la gente y no eres capaz de valorar lo tuyo. Lo que se te da bien.
No eres capaz de reconocerte el progreso, tu avance desde septiembre.
Pero en cambio, si miras con lupa todo lo que haces mal y das sentencia sobre ti a raíz de eso.
Pero te equivocas.
2. «Si fallo voy a decepcionar a mi equipo y entrenador»
Esta la escucho mucho.
Me vas a permitir que te haga una pregunta.
¿Te sientes decepcionado con tu compañero si falla el saque?¿si hace una mala recepción?¿si coloca interior?¿si le hacen un bloque?
No, ¿verdad?
Tampoco se van a sentirse así si tu cometes un error. Ni siquiera si tienes un mal partido.
Tu entrenador puede enviarte al banquillo, pero eso no quiere decir que esté decepcionado contigo. Ni que deje de confiar en ti (de esto hablamos la semana que viene).
Debes hacer algo más allá del juego para que alguien deje de confiar en ti, para que sientan decepción. Algo inmoral, no errores en el juego.
3. «Los otros son mejor que yo»
Pues si. Y no tiene nada malo.
Una vez escuché que alguien me dijo, tú tienes que tratar de rodearte de gente más lista que tú. Que la tonta de la mesa, seas tú.
De primeras esto puede sorprender, pero míralo desde lejos.
Si eres el peor de un sitio, serás el que más avance, el que más aprenda. Vas a tener más nivel contra ti que te va a hacer jugar mejor.
Míralo de esta forma, no de la contraria.
Que el resto sean buenos no quiere decir que tu seas malo.
Sino que ellos son buenos.
Aprovecha eso, tanto si están en tu campo como si están en el otro.
Es una maravillosa oportunidad para que mejores.
El pensamiento negativo te hace jugar mal
Te acabo de comentar los 3 pensamientos que te hacen jugar mal, en el siguiente párrafo te ayudo a modificarlos, pero en este quiero que se te queda muy claro porque ese pensamiento te está haciendo mal a ti y a tu equipo.
Y no lo digo yo.
Que también, sino que las siguientes tres investigaciones te lo van a demostrar.
Vamos a la gimnasia artística.
Allí, aquellas jugadoras que en su pensamiento apareció más de diez veces «no puedo con esto» durante el calentamiento, obtuvieron 12% menos de puntuación frente a las que tenían un discurso más positivo de calma y ánimo consigo misma (Santos-Rosa et al., 2022).
En el hockey hierba pasó algo parecido. En aquellos que en su mente viaja el pensamiento de «¿y si fallo?» su rendimiento bajó, teniendo una correlación de -0,30 entre pensamientos y calidad técnica de juego. Es decir, que a más pensamientos negativos, menor calidad en el juego (Pérez-Encinas et al., 2016).
Y por último, en un metaanálisis se concluyó que por cada puntito extra en la escala de pensamientos negativos, tu autoconfianza cae 0,34 puntos y tu rendimiento se resiente en la misma proporción (Vasconcelos-Raposo et al., 2024).
Y yo no sé tu, pero a mi no me sale rentable ir desperdiciando autoconfianza, no me sobra.
Espero que con estos ejemplos, se haya metido en tu cabecita que con cada “no sirvo” o “voy a cagarla” restas precisión, fluidez y, sobre todo, confianza a tu juego… y a tu equipo.
El PsicoTruco para no arruinar tu partido con tu pensamiento
Pero…
Para eso me lees cada lunes, para que te ayude a mejorar esa cabecita.
Te presento a abajo, tres soluciones para esos tres pensamientos que te hacen jugar mal:
Recuerda: cada pensamiento negativo tiene su cura. Practica estos tres “parches mentales” en tu próximo entrenamiento y verás cómo tu juego —y tu equipo— lo nota al instante.
Pensamiento 1: “No soy suficientemente bueno”
Cuando lo detectes, cámbialo por un “He entrenado para esto, sé hacerlo”. Dilo antes de cada saque o recepción, como si fuese un mantra. Y acompáñalo de “mini-objetivo” que sepas que controlas.
Ejemplo: previo a un saque puedes decirte: “He entrenado para esto, sé hacerlo”, y tu mini objetivo será subir la bola a tres metros.
Pensamiento 2: “Si fallo, voy a decepcionar a mi equipo”
Pregúntate: “¿De verdad crees que un error me quita la confianza de mi compañera o entrenador?”
Normaliza el fallo como parte del juego. Practica decirte “es normal fallar, aunque no me guste” justo después de equivocarte. Detecta el error y ponte un mini-objetivo para mejorarlo.
Ejemplo: recibí mal una recepción, dite mentalmente “es normal fallar, aunque no me guste”. Detectas que el error fue coger la bola detrás de ti y márcate como min- objetivo, cogerla delante en el próximo saque.
Pensamiento 3: “Los otros son mejor que yo”
Transforma la comparación en reto: “Genial, esto me ayuda a subir el nivel”. Cada punto contra un rival fuerte es una oportunidad para crecer.
Elige un gesto (p. ej., ajustar la muñequera) que asocies con tus éxitos. Hazlo justo antes de cada acción clave para recordarte que tú sí puedes.
Ejemplo: el mejor sacador se dispone a sacar, tócate tu muñeca y recuérdate que eso te hará mejor.
El PsicoTruco Premium
Podrás leerlo si eres parte de mi comunidad. Si debajo de aquí no aparece nada, es que llegas tarde o no eres de la comunidad.
Sino quieres perderte el de la semana que viene (cómo afecta el mal liderazgo del entrenador al juego), únete: https://t.me/psicologiadeportivaconmarduran.
En poco tiempo, el post de lunes desaparecerá. Pero no lo hará el contenido. Seguiré hablando de voleibol y psicología por correo. Déjame el tuyo si quieres saber cómo preparar tu mente para septiembre y el resto de cosas que irán pasando.
Se ha enviado tu mensaje
Referencias
Pérez-Encinas, C., Fernández-Campos, F. J., Rodas, G., & Barrios, C. (2016). Influence of cognitive interferences and self-talk functions on performance during competition in elite female field hockey players. Journal of Strength and Conditioning Research, 30(12), 3339–3346.
Santos-Rosa, F. J., Montero-Carretero, C., Gómez-Landero, L. A., & Torregrossa, M. (2022). Positive and negative spontaneous self-talk and performance in gymnastics: The role of contextual, personal and situational factors. PLOS ONE, 17(3), e0265809.
Vasconcelos-Raposo, J., Teixeira, C. M., Palumbo, J., Carvalho, A., & Borges, J. (2024). Negative thoughts and self-confidence among athletes with different sports experiences: A meta-analysis. PsychTech & Health Journal, 7(2), 5–19.
Tu post de cada lunes (si eres de la comunidad),
hasta la semana que viene😉
Mar Durán 🏐 Psicóloga del Voleibol