«En mi equipo hay mal rollo»

Qué hice y qué resultados tuvo | Experiencia propia

Hoy os traigo un post muy práctico con la idea de que podáis usarlo vosotros mismos en vuestros equipos.

Eso sí, antes os quiero poner en contexto.

Llevo un equipo infantil femenino.

El nivel dentro de él es muy disparejo, y supongo que algo muy similar te pasará a ti también.

Tengo niñas que llevaban jugando unos 6 años, otras que apenas acababan de empezar y a nivel coordinativo no son tan buenas y otras que llevando poquito tenían muy buenas habilidades motrices y muchísimas ganas.

Asimismo, le añadimos la diferencia de personalidades. Donde te encuentras con las más espabiladas que se podrían comer con una mirada a las más tímidas.

Como verás, el grupo en sí ya te estaba informando de que en un tiempo podrían darse problemas. Problemas realmente sutiles, de los que si un entrenador no quiere, no se da cuenta.

Hablo de malas caras, de gestos feos, de no querer ponerme a calentar con la «mala», de quejarme por los equipos, de hacer sentir mal a una compañera cuando falla, de echar culpas a quien no la tuvo, etc.

Digo que estos problemas son sutiles, porque realmente lo son. Las chicas son listas y durante el trascurso del entrenamiento van soltando estas cositas de forma casi imperceptible.

Si un entrenador no quiere, jamás se daría cuenta de la infinidad de malos gestos, reproches, caras feas, comentarios fuera de tono… Hay que estar realmente atento para calar todo esto.

Admito que, al principio me costa darme cuenta de estas cositas. Para mi eran imperceptibles, hasta que empezaron a darse los problemas, ahí una ya desarrolla mil ojos para no perderse nada.

No recuerdo muy bien cual fue el detonante, pero si recuerdo que el mal rollo acabó siendo insoportable.

El principal problema era que las que tenían más experiencia en juego se que quejaban de la no experiencia de las otras. Y como somos un equipo y necesitan a la otra, eso les molestaba.

Algunas de las jugadores que tengo su autoexigencia y competitividad diría sobrepasan los limites adecuados, si a eso le añadimos que se encuentran en la etapa adolescente, pueden convertirse en volcanes soltando lava a diestro y siniestro.

Y algo parecido ocurrió.

Decidí poner «cartas en el asunto» y tratar de buscar una solución.

¿Qué hice para disminuir el mal rollo?

Lo primero que quiero que tengas en cuenta es que, lo que uno ve desde fuera no siempre se ve desde dentro.

Yo era consciente de que muchos gestos y miradas no eran con maldad, sino más bien fruto de una mala gestión emocional y una nula conciencia de la expresión facial.

Yo sabía que la mayoría de jugadoras que reproducían este tipo de gestos, palabras y caras, no eran conscientes de la influencia que tenía en las demás.

Por eso mismo, lo que trate de hacer fue un trabajo en conjunto donde:

  • la que tenía miedo pudiese expresarse y contar que sentía
  • la que lo hacía mal se diera cuenta del efecto que tenía en las otras
  • y la que lo hacía bien tuviese su reconocimiento como buena compañera

Lo que hice fue realizar un sociograma a mi manera.

Cree un cuestionario en Google Forms, y lo rellene de preguntas que sentía necesarias, lo puse en anónimo y se lo envié a las chicas.

En las preguntas para elegir, yo misma escribí el nombre de todas las jugadora y puse un límite de opciones.

Las preguntas que formaron parte de este experimento fueron:

  • Elije dos compañeras con las que SÍ calentarías
  • Elije dos compañeras con las que NO calentarías
  • Elije a la persona que más cómoda te hace sentir en el campo
  • ¿Qué hace esa persona para hacerte sentir bien?
  • Elije a la persona que más incómoda te hace sentir en el campo
  • ¿Qué hace esa persona para hacerte sentir mal?
  • ¿Qué te está gustando del equipo?
  • ¿Qué no te está gustando del equipo?
  • Observaciones

Resultados y conclusión

Sabéis que tras las respuestas el mismo Google Forms te hace unas gráficas con los resultados. Esto ayudó a que fuese super gráfica toda la información recopilada.

Y digo ayudó, porque no es lo mismo que se diga tal jugadora tiene x votos, a que te veas con un porcentaje de 35,3% de gente a la que le haces sentir incómoda.

Como jugadora, verte en esa gráfica es jodido. Y lo digo porque para esta jugadora lo fue.

Y es lo más normal del mundo, porque nadie, nadie quiere ser rechazado y eso, aunque no fuese un rechazo, podría acabar siéndolo.

Presenté estos resultados en una charla con las jugadoras. Fuimos viendo uno a una las respuestas y los datos gráficos que se dieron.

Yo quería que el equipo, fuese sincero y que lo que pensaba cada una se dijera, de una u de otra forma, pero que esto viese la luz para poder trabajar con ello.

Siempre lo digo, si uno no identifica que pasa, jamás podrá resolverlo.

Eso mismo quería que pasara, que las que creaban mal rollo sin darse cuenta pudiesen dejar de hacerlo.

Y aquí cobra valor la pregunta que acompañaba a la elección de quien le hacia sentir incomoda y quien cómoda. No hubiese servido de nada saber la persona sin conocer qué hace esa compañera para hacerme sentir bien o mal.

Esa pregunta da pie a que las jugadoras exponga qué les hace sentirse incómodas y qué les hace sentirse cómodas y en confianza.

Por lo tanto, a parte de reconocer el trabajo bien hecho de las jugadoras que hacían sentir bien a las demás. Informaba a las que lo hacían mal, de cómo tenían que comportarse y qué actitudes tenían que desarrollar.

Aspectos a tener en cuenta

La reunión de los resultados es dura. Bastante.

Yo era consciente de que lo que se iba a ver y a decir en esa reunión iba a doler a gente.

Porque quien ponía mala cara nunca lo hizo con maldad. Yo lo sabía, pero era una respuesta que no podía darse.

Para dejar de hacerla, la persona tenía que ver como ese gesto sutil podía afectar a las demás.

Muchas no se cortaron al hablar, ya que era anónimo, soltaron todo lo que llevaban guardándose varios meses.

El entrenador tiene que tener tacto en la emisión de los resultados y decidir cuales de las respuestas compartirá y cuales no.

Para muchas jugadoras era la primera vez que le decían el «mal» que estaban causando. Esta es la razón, por la que la reunión en conjunto debe ir de la mano de una reunión individual para las más afectadas.

La persona más afectada será la más rehuida del grupo, y con ella tendrás que hablar para hacerle entender el motivo real de esa reunión.

Como os he ido diciendo, yo quería hacer este experimento para que la que creaba mal rollo con sus respuestas, se diera cuenta, porque no era consciente.

En nuestra reunión individual, le hice ver eso mismo. En ningún momento le achaque su malicia, sino todo lo contrario.

Esa niña tiene un corazón enorme, pero no siempre sabemos gestionar lo que nos ocurre. Debemos recordar que a parte de jugadoras son niñas. Tienen vidas fuera que pueden ser o no agradables, que pueden tener o no problemas o tener una mala racha, en general.

El papel del entrenador en este caso es hacer ver a esa jugadora que tiene el poder para convertirse en una que hace sentir cómoda a sus compañeras.

Para ello solo tiene que hacer esas cosas les hace sentir cómodas a sus compañeras, ya expuestas por ellas en el cuestionario.

Para esta jugadora no fue fácil al principio, sentía enfado y mucha rabia, pero en nada fue consciente y trabajó para modificarlo.

Desde ese momento, no le he visto una mala cara a esa jugadora. La he visto animar, apoyar y convertirse en una gran compañera.

Ayer en nuestro partido la observa y decía mentalmente, cuánto me alegro de su evolución.

Es una líder, lo tiene innato. Antes no le sacaba todo el beneficio que podía, ahora creo que empieza hacerlo.

Muchas veces, quién genera ese mal ambiente, tiene mucho poder de influencia sobre las demás. Ahí es donde el entrenador tiene que trabajar. El éxito será hacer que esta influencia mejore al equipo.

Mi único objetivo era hacer consciente a esa niña del control de sus respuestas y de cómo podía con ellas, ayudar a sus compañeras.

Al final de la temporada volveré a repetir este cuestionario, con la ilusión de que la casilla «Elije a la jugadora que te hace sentir incomoda» quede vacía.

En resumen

Lo que yo hice aquí fue un diálogo, virtual y anónimo, pero un diálogo.

Virtual en la comunicación inicial, presencial en la resolución de resultados.

Y es que,los problemas se resuelven hablando.

Conociendo qué opina la otra persona, dónde estoy haciendo daño y cómo resolverlo.

Muchas veces, nos callamos gestos, palabras o miradas feas.

Pasamos mucho tiempo con ese grupo, si desde el inicio las cositas pequeñas nos las callamos, ¿qué pasará cuando estás se vayan acoplado a las demás y juntas generen una montaña de pequeños granitos?

Que el mal rollo será inevitable y no tendrá una causa en sí, sino muchas.

Y el problema de esto, es que uno acaba enfadado por cosas que ya ni recuerda, ni se pueden resolver.

Desde ese momento, trato de que el mínimo problema que haya en el equipo se hable, por tonto que parezca.

Pero si esa «tontería», que para quien la vive no la es, no se resuelve en ese momento, perdurará en el tiempo e irá cogiendo una fuerza que realmente no tendría si se resolviera cuando se dio.

Aquí lo que te mostré fue la forma en la yo usé para resolver un problema con mi equipo.

No sé si podrá tener ese mismo resultado en el tuyo. Pero espero que al menos pueda ayudarte a ir resolviendo pequeños conflictos que aparezcan.

Si quieres replicarlo, puedes hablarme para que te ayude a plantearlo, sino ten en cuenta, lo siguiente:

  • Pide que pongan qué hacen bien o hacen mal
  • Ten reuniones individuales al acabar con las más afectadas
  • Ten paciencia y valida las emociones, va a ser duro para alguna de ellas y para ti esa sesión
  • Las acciones que hacen sentir bien deben estar muy claras, y serán las conductas por las que empezarán aquellas que hacían sentir incomodas
  • Haz que cada jugadora se sienta responsable de sus acciones, evita echar culpas fuera y reproches

Ojalá que el mal rollo de tu equipo acabe desapareciendo 🤞


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene 😏

Mar Durán 🏐 Psicóloga del Deporte


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