¿Cómo trabajar en equipo con alguien que me cae mal?

Seamos sinceros. Dentro de un equipo, no todo el mundo nos parece igual de amigable. Podemos tener una relación cordial con todos, pero no con cualquiera del equipo, te irías a ver una película al cine.

Esto es lo normal. Cada uno es afín a aquellas personas que tienen sus gustos, su forma de ver la vida y por ello tendemos a tener una mejor relación con determinadas personas.

Dicho de otra forma, no es un problema que alguno de tu equipo no sea tu mejor amigo. Es un problema, que sino es tu mejor amigo, no sepas trabajar en equipo con él.

Como he dicho, sois un equipo y aquí entra el juego un concepto que me encanta. La interdependencia, ¿Qué significa esta palabreja?

Pues según la RAE, interdependencia quiere decir dependencia recíproca. Sigues sin entenderlo, ¿verdad?

Me explico, la interdependencia es cuando las personas se necesitan mutuamente para conseguir un fin. Se podría decir que es una dependencia bidireccional donde un jugador necesita al otro para realizar correctamente su trabajo. En los deportes de equipo se precisa de la acción del compañero, para realizar la acción propia. Un atacante no puede rematar sin una colocación anterior. Y un colocador no puede colocar sin una recepción inicial.

Lo que hago influye en mi compañero, por eso ambos nos necesitamos. Mejoraré si el otro mejora.

Vale Mar, entendí la interdependencia, pero ¿ahora cómo hago para trabajar con el que me cae mal?

La respuesta te la daré bajo una historia real.

El psicólogo Pep Mari, en su libro, Liderar equipos comprometidos, nos cuenta una anécdota sobre cómo él solucionó un situación muy parecida a la que os planteo.

Cooperar con la persona que odio

Pep comenzaba esta historia tal que así: «quiero comentarte un caso que me abrió los ojos: el de dos remeros que, si remaban juntos, tenían serias opciones de conseguir medalla«.

A esto, añadí que solo había un inconveniente. Por temas personales, los deportistas se detestaban, o como el mismo Marí escribe «no podían ni verse en pintura».

Pep, realizó una entrevista con cada uno de ellos. Por supuesto, fue por separado.

  • PSICÓLOGO: ¿Es verdad que no tragas a tu compañero?
  • REMERO: ¡Cierto!
  • PSICÓLOGO: ¿Qué estás dispuesto a hacer para ganar una medalla?
  • REMERO: Todo lo que esté en mis manos…
  • PSICÓLOGO: ¿Incluso remar con tu compañero?
  • REMERO: Si solo es remar, sin hablarnos, sí.
  • PSICÓLOGO: Entrenador, ¿podrías escribir en un papel todas las tareas que debería ejecutar en el bote el día de la regata?
  • Entrenador: Ya lo traía preparado de casa, son estas.
  • PSICÓLOGO: ¿Estarías dispuesto a hacerlas?
  • REMERO: ¡Sí!
  • PSICÓLOGO: Vamos a repetir el mismo procedimiento con tu compañero, si acepta, tal como has hecho tú, en estas condiciones, ¿estarías dispuesto a remar con él?
  • REMERO: Así, sí…

Casualmente, coincidían en sus respuestas. Mientras que solo fuese remar, estaban de acuerdo. Remaron juntos, consiguieron la medalla pero no se saludaron, ni felicitaron, ni al comienzo, ni con la medalla en mano.

Concluía este apartado Marí diciendo que, bajo su experiencia, en los equipos cuanta más cohesión había mejor se entendían mientras competían. Esto ayudaba a que el compromiso estuviese al mismo nivel y el rendimiento fuese óptimo. No obstante, añadía que no hace falta un alto nivel de cohesión para conseguir los objetivos establecidos, como bien, estos dos remeros nos mostraron.

Entonces, ¿para rendir tengo que llevarme bien con mi compañero?

Leyendo sobre esto, te diré que aun no hay una verdad absoluta como tal.

Creo que es importante que antes de resumirte las ideas claves sobre cohesión y rendimiento, sepas las dos funciones principales de la cohesión.

Por un lado tenemos la cohesión social (orientada hacia el mantenimiento y desarrollo de las relaciones dentro del grupo) y por el otro, la cohesión a la tarea (orientada hacia lograr un objetivo). Definidas así por Isabel Castillo y Octavio Álvarez en Psicología social de la actividad física, el deporte y el ejercicio.

Estos autores, recopilan lo que se conoce hasta hoy sobre la relación entre cohesión y rendimiento.

Hay tres ideas principales, o como ellos dicen, el resultado de tres metaanálisis. Cada uno da una visión algo diferente y contrapuesta a la anterior. Vamos a verlas😉

En primer lugar tenemos a Carron (2002) que dice que no hay diferencias entre la cohesión social y tarea. Las dos aportan el mismo buen desarrollo al rendimiento. A más cohesión, sin importar cual, mayor rendimiento.

En cambio Filho (2014) dice que se produce más rendimiento en los equipos cuando la cohesión está enfocada a lo que sería la tarea. Y que cuando se trata de cohesión social, el rendimiento no es tan alto.

Rivio (2009), como ultimo aportador en este tema nos cuenta que, tras una investigación en un equipo de hockey hielo, se descubrió que en los grupos con una alta cohesión (tarea y social teniendo en cuenta la integración y la atracción hacia el grupo) daba lugar al conformismo dentro del grupo, baja calidad en la evaluación del rendimiento y disminución del rendimiento real. A su vez se desarrolló un proceso desadaptativo con pensamiento grupal y polarización del grupo. Es decir, que si te llevas demasiado bien con todo tu equipo puede ser algo contraproducente para el rendimiento de este.

Si te llevas mal con tu compañero, haz esto:

  • Elije a un intermediario, que hable con ambas partes como hizo Marí. Esta persona será la encargada de establecer los limites que cada uno de vosotros poneis sobre vuestra relación.
  • Deja muy claro el objetivo y las aportaciones con las que sí te sentirás cómodo y estás dispuesto a realizar.
  • Trabaja y coopera con tu compañero enfocado en ese objetivo. La interdependencia es saber que los dos os necesitáis y que el trabajo de uno influirá en el otro.
  • Si no os soportáis, no tenéis porqué entablar conversación, pero si realizar el trabajo que prometisteis.

En resumen

Es cierto que la cohesión influye en rendimiento y que siempre se trabaja mejor si se tiene una relación cordial. Pero, como hemos visto, no es tan importante esa cohesión social dentro de un equipo, ya que lo que prima en este es la consecución de los objetivos.

Claro esta, que esta aportación va orientada a los equipos que tienen que cumplir con un alto rendimiento. No sería igual en equipos de jóvenes en periodos de formación. En estos casos, si cobra la cohesión social un importante papel para la adherencia al deporte y el desarrollo de habilidades interpersonales (Castillo y Álvarez, 2023).


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán 🚀La Catalizadora Deportiva


Referencias

Castillo, I. & Álvarez, O. (2023). PSICOLOGIA SOCIAL de la actividad física, el deporte y el ejercicio. McGraw Hill.

Marí, P. (2017). Liderar equipos comprometidos. Barcelona: Plataforma Editorial

«Hemos perdido por mi culpa»

Lee esto siempre que creas que perdisteis por tu culpa

Ha pitado el árbitro.

Fin del partido.

Has perdido.

En tu mente, estalla una cascada de pensamientos que te hacen sentir extremadamente culpable.

«Qué mal jugué», «no hice nada bien, estuve fatal», «hemos perdido por mi culpa».

Sin darte cuenta estos pensamientos se han apoderado de ti. Te entran ganas de llorar y sientes mucha rabia. Te sientes incompetente, incluso inútil, super frustrado. Quieres mejorar y no sabes como podrías hacerlo.

Siguen esos pensamientos rondando tu cabeza y tú estás enredado en ellos. Tienes la mirada perdida y rostro triste. Se acercan tus compañeros, tu entrenador y tu familia a decirte que lo hiciste bien, pero tú solo sientes que te lo dicen para que no te sientas mal, porque no hiciste un buen partido.

Te vas al vestuario mientras tus pensamientos siguen destrozándote. Cada vez te sientes peor, y la frustración se va apoderando de ti. Tratas de animarte, pero esa voz interna, te calla trayendo a tu recuerdo las imágenes de todos los errores que hiciste. Aquella bola que se te quedó en la red, el remate que se fue fuera, esa bola que cayó delante tuya…


Es posible que este ejemplo te resulte familiar, probablemente te hayas sentido así alguna vez. A lo largo de la trayectoria de un jugador los partidos malos son frecuentes .

El fin de este artículo será tratar esta sensación de la mejor manera y sacarle partido a esa «aparente incompetencia» tuya.

Quiero que entiendas en primer lugar que este ejemplo no tiene por qué ser algo malo. Me explico, la frustración forma parte del progreso como jugador. Necesitamos sentir que no somos suficientes en algo para esforzarnos más y poner el enfoque en eso que buscamos. Por ello, de primero, esta situación no debe porqué suponer un malestar emocional que perdure.

El problema estará cuando este evento se repita continuamente, te impida motivarte y concentrarte en el entrenamiento, generalices tu resultado deportivo a tu vida (haciendo dudar de tu valía personal), o suponga un desequilibrio sobre tu autoconcepto y autoconfianza.

Dicho de otra forma, la frustración va a ser algo negativo si sobrepasa el límite en el que en vez de motivarte para ir al entrenamiento, te hace que no quieras enfrentarte al balón de nuevo.

¿Cómo gestionar la frustración y autoculpa tras el partido?

En primer lugar, recordarte que estas sensaciones que se producen tras un partido son emociones. Acuérdate, como ya conté en otras publicaciones, que las emociones son estados internos involuntarios, no podemos controlarlas una vez han aparecido. Pero si podemos controlar nuestra respuestas frente a ellas.

Quiero decir, no puedo evitar sentir rabia, enfado y tristeza al perder, pero sí soy responsable y dueño de qué hacer y cómo actuar ante esos sentimientos y pensamientos.

Estas emociones desagradables van a desarrollar pensamientos negativos y muy desagradables. Estos, si están bajo nuestro control y es nuestra responsabilidad controlarlos y modularlos.

Vamos a ello.

Te lo voy a hacer muy fácil. Solo van a ser cuatro pasos a seguir:

Déjate de culpas. Sois un equipo.

Se ha perdido, sí.

Has hecho cosas que podrían haber estado mejor, sí.

Has acertado en muchas cosas, sí.

Acepta que hiciste cosas mal, al igual que también hiciste cosas bien.

Tú realmente sabes que «lo hice TODO mal» no es una afirmación realista del partido.

Por eso mismo, lo primero es dejar de echarte todas las culpas. La ultima acción negativa puede que fuese la tuya, pero no fue la única. No sé perdió solo por esa acción.

Segundo, sientes rabia, sácala. Sin herir ni herirte, pero sácala. Busca la forma más sana que conozcas de sacarla de ti. Pero no la dejes dentro. Escribe, cuéntaselo a alguien, date un paseo, dibuja, cualquier cosa, pero haz que esa emoción desagradable esté fuera. No te muerdas los labios, aprietes los puños o niegues tu estado de ira. Esa contención atrapa la emoción dentro de ti. Sacar esta emoción te ayudará para realizar el paso tres.

Tres, vas a descubrir si realmente lo hiciste tan mal. Si tienes algún recurso objetivo (video o estadísticas), úsalo, te será muy útil poder tener una herramienta franca que alivie tu sensación subjetiva. De todas formas, tengas o no un extra objetivo vas a profundizar en el partido. Quiero que hagas lo siguiente. Elabora un análisis más detallado sobre tus acciones durante el partido.

En este punto es importante que entiendas que la memoria es prisionera de tu interpretación de los hechos, así que es posible que recuerdes que hiciste cosas mal, aunque no fueran así. Por eso, la importancia de que algo objetivo te muestre la realidad.

Volvamos al análisis que te pedí. Escribe aquellas acciones que más presentes tengas, y todas las que recuerdes. Clasificarlas en:

  • Acciones a mejorar
  • Acciones que mantener

Esta clasificación te ayudará a desarrollar críticas constructivas frente a tu desarrollo.

No te castigues por lo que hiciste, acepta y perdónate, actuaste de la mejor forma que sabias con los recursos y conocimientos que tenías en ese momento.

Una vez tengas esa clasificación hecha, entremos en el paso cuatro.

Coge todas las acciones a mejorar y trata de ver qué hacer para potenciarlas. Crea un mini plan para trabajar lo que fue mal durante el partido. Haz una guía de qué te gustaría trabajar, individualmente, en los entrenamientos de la semana próxima para evitar repetir los mismo fallos en el siguiente partido.

Haz este mini plan junto a tu entrenador, para que tu trabajo y el enfoque pueda desarrollarse en el entrenamiento al paralelo del objetivo grupal semanal.

De nada vale que te frustres si eso no te hace ir al entrenamiento con ganas de mejorar. Pon foco en lo que más te preocupa, pide ayuda y trasforma esa frustración en motivación y coraje para tratar de hacerlo mejor

En resumen:

  • Paso 1: Sois varios, no solo juegas tú. Hiciste cosas bien y cosas mal.
  • Paso 2: Saca tu rabia e ira de forma sana, camina, escribe, habla.
  • Paso 3: Haz una clasificación de las acciones más representativas del partido. Ayúdate de herramientas objetivas.
  • Paso 4: Crea un mini plan para enfocarte en lo que más te preocupa.

Como extra, busca una perspectiva diferente a la tuya, y por favor, no te autocastigues, acepta el partido, perdónate y ponte manos a la obra para hacerlo mejor.

Ponlo en práctica

Te invito a crees tu diario de entrenamiento. Quiero que este cuaderno forme parte de tu mochila de entrenamiento, al igual que lo son tus rodillas o tu stick.

Al final de cada entrenamiento, escribe cómo fue y cómo te sientes. Úsalo también en los partidos y ahí, clasifica las acciones y redacta el análisis que te pedí para gestionar tu frustración.

Este simple cuaderno te ayudará a ser mucho más conscientes de tu emociones, de tus pensamientos y de como estás evolucionando e interpretando lo que ocurre.

Además, será un bonito recuerdo cuando pasen los años y te recuerdes al leerlo


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😉

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva


Rendimiento deportivo en presencia de otros

¿Afecta el público a como se juega?

Vitali Kobzev lo tiene claro y así nos lo contó en La Charla PsicoDeportiva

Vitali Kobzev en La Charla PsicoDeportiva

Y ¿tú que opinas?

Ahora, vamos a ver que dicen las teorías sobre ello.

Para empezar, este rendimiento en presencia de otros tiene dos resultados, la facilitación o la inhibición social.

El primero en acuñar el término de facilitación social fue Allport en 1924. Con esta frase hacía referencia a esas situaciones en las que el rendimiento deportivo se mejoraba en presencia de otros. Por el lado contrario y años más tarde, Zanjonc (1967), nos habló de la inhibición social. Hacía alusión con este término al empeoramiento del rendimiento deportivo cuando hay otros a nuestro alrededor.


Este mismo autor, desarrolló una teoría que explicaba el modelo explicativo de estos dos conceptos. La teoría del drive, como la bautizó decía lo siguiente: «la presencia de otras personas aumenta tanto la activación como el impulso de la persona» (Zajonc, 1967, citado por Castillo y Alvaréz, 2023). Este impulso produce una mayor probabilidad de que la persona ejecute respuestas dominantes. Las respuestas dominantes son aquellas que prevalecen ante otras, las que se adquieren en presencia de un estímulo. Dicho con otras palabras, serían aquellos gestos que nos salen automáticos.

Retomando con la teoría del drive, la grada con gente hará que se desarrollen respuestas automáticas en tareas sencillas para el jugador, aumentando así su realización en estas, pero, hará que las respuestas más complejas se vean inhibidas (no se desarrollen).

Relacionando esto, con equipos en edades de formación podríamos entender lo siguiente. Un jugador joven durante el partido en el que hay público solo desarrollará aquellas acciones que ya tenga en su memoria como respuestas dominantes y automáticas ante un estímulo.

Imagínate que una de tus jugadoras tiene como conducta reactiva rematar fuerte, sea como sea la colocación. Si este chica se encuentra jugando ante el público es más probable que ejecute esa acción, dominante ante ese estímulo concreto. Lo raro será que desencadene el aprendizaje nuevo que comenzó a trabajar esa misma semana.

En esta situación, las tareas complejas son inhibidas (no se darán aprendizajes nuevos) y las acciones automáticas son facilitadas (se realizará aquello que ya se domina).

Lo contrario ocurriría en un jugador con mucha trayectoria y experiencia. En este caso, como nos contaba Vitali al principio, para él, que haya público siempre es mejor, es más bonito. El central ya tiene automatizados los gestos y acciones adecuadas ante cada estímulo, por eso él se ve beneficiado ante esa grada repleta.

En contraste, mis jugadoras (chicas que recién acaban de empezar a jugar) suelen ponerse nerviosas ante el público y no siempre quieren que haya. ¿La razón? La que te he comentado. Mis jugadoras aun no tienen los patrones correctos desarrollados ni sus respuestas automáticas son las que más correctas.

Son jugadoras que están aprendiendo, por lo que en el partido, como aun no tienen automatizados los patrones técnicos correctos, los ejecutarán como saben hacerlo. Es decir, jugarán peor de lo que entrenan.

Además le añadimos que su atención estará dividida y se sentirán evaluadas (te lo explico más adelante).

Y esto no quiere decir que lo que se trabaja durante la semana no esté surgiendo su efecto. Sino que, hasta que eso no forme parte de la respuesta dominante, mis jugadoras seguirán realizando conductas automáticas no muy acertadas.

Por lo tanto, sé paciente cuando tus jugadoras en formación estén en la pista. El público tiene este efecto en nosotros. Facilitará las acciones simples e inhibirá las complejas. Siendo complejas las que aun no están dominadas por el jugador. No obstante, en el entrenamiento, donde no haya público, si realizará esas nuevas acciones que aun no tiene automatizadas.

Este fenómeno se ve muy claro en la tanda de penaltis dentro del fútbol. Ante esa situación, el jugador tiene más tendencia a enviar el balón a donde hasta ahora lo ha enviado. Además, cuanta mayor transcendencia tenga el partido, más probabilidad tendrá de mantener esa tendencia propia hacia una dirección concreta.

Otros autores también nos habla sobre el impacto del público. Cottrel (1972) elaboró la teoría de la aprensión a la evaluación. Es decir, formulaba que la presencia de otros actúa como distractor para el juego, incrementando el impulso y la respuesta dominante, como ya nos contaba Zajonc.

Por otro lado, la teoría biprocesual del procesamiento de la información de Manstead y Semin en 1980 defendían lo siguiente. Las tareas automáticas tiene un desarrollo rutinario, por eso, en presencia de la gente aumentan su atención y su rendimiento.

Opuestamente, ocurre con las tareas controladas (esas que aun se encuentran en aprendizaje) que requieren una mayor atención y concentración para realizarse. En estas la grada ejerce una función evaluadora (siento que están juzgando y hablando sobre como lo hago) y por esa razón el jugador divide su atención entre la tarea y el público, lo que solo le permite desarrollar tareas que ya están automáticas, porque son las que necesitan menos concentración para que se den.

En último lugar, Paulus propone un modelo integrador uniendo a las anteriores teorías. El modelo cognitivo-motivacional nos dice que los efectos sociales en presencia de otros incrementa las consecuencias positivas y negativas. Estas consecuencias sociales afectan a los procesos individuales y al rendimiento personal frente a la tareas.

Dentro del modelo, se aprecian las consecuencias negativas y positivas de este efecto social.

  • Consecuencias negativas, se desarrollan ante la posibilidad de fracasar por no realizar bien la tarea y temer que la gente pueda recriminarlo y reírse ante ellos
  • Consecuencias positivas, tienen relación con el apoyo de la grada expresada a través de la aprobación y admiración de estos hacia el jugador.

En resumen, y a modo de recopilación, el rendimiento en presencia de otros:

  • Aumenta el rendimiento en tareas simple y automáticas
  • Disminuye el rendimiento en tareas complejas, aun por aprender
  • Puede actuar como distractor y dividir la tención entre tarea y audiencia
  • Afecta al proceso y rendimiento individual

El público desarrollará tanto consecuencias negativas como positivas. Va a estimular tu impulso facilitándote tareas sencillas y complicarte respuestas que aun no tienes controladas.

Por lo tanto, tu tarea como entrenador será minimizar el proceso de inhibición y reforzar los procesos de facilitación en tus jugadores.


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Mar Durán🚀 La Catalizadora Deportiva


Referencias

Castillo, I. & Álvarez, O. (2023). PSICOLOGIA SOCIAL de la actividad física, el deporte y el ejercicio. McGraw Hill.

El Juego Interior | Los dos yoes que habitan en mí

Esta publicación trata de las ideas más importantes que encontrarás en el libro El Juego Interior del Tenis de Timothy Gallwey.

¿Juego interior?¿Qué es eso?

Gallwey, comienza su libro tal que así:

«Cada juego consta de dos partes, un juego exterior y un juego interior. El exterior se juega contra un adversario externo para superar obstáculos externos y alcanzar una meta externa (…) El juego interior tiene lugar en la mente del jugador, y se juega contra obstáculos como la falta de concentración, el nerviosismo, las dudas sobre sí mismo y la excesiva autocrítica» (Gallwey, 2017).

A este primer argumento le sigue la idea de que no se llega a ningún dominio en el deporte sin haber trabajado en las habilidades del juego interior.

Lo que pretende este libro y el desarrollo de esta idea es construir una concentración relajada en la que el jugador pueda sentir la verdadera base de la confianza en sí mismo. En este estado de calma mental (sin miedo, ni juicios) el cuerpo encuentra la forma de acercarse cada vez más al objetivo establecido.

Gallwey nos habla sobre la existencia de un proceso natural y efectivo para aprenderla. Es el mismo proceso que nos permite caminar y hablar, usando las capacidades intuitivas de la mente. Lo que presenta el tenista no es aprender un sistema nuevo complejo, «es desaprender los hábitos que interfieren en su funcionamiento y luego dejarlo que opere por sí mismo» (Gallwey, 2017)

¿En qué consiste ese proceso?

Timothy ha sido entrenador de tenis durante muchos años, además de jugador. En sus sesiones de entrenamiento observaba como al jugador le costaba mucho seguir el patrón y movimiento correcto. Se dio cuenta de como los jugadores tenían habituados movimientos que realizaban sin ser conscientes de que los hacían y sin poder modificarlos. A su vez, se percató de cómo estas acciones iban acompañadas de juicios propios y desconfianza.

Cuando se cometía un error, el mismo entrenador, trataba de forma verbal, reducir ese fallo. Con intervenciones habladas intentaba dar información al jugador de qué hacer y cómo hacerlo. Hasta el momento en el que decidió hablar menos y observar más a sus jugadores. Ahí, todo fue diferente.

Descubrió que en los entrenamientos que permanecía más callado, los errores que sus jugadores cometían se iban corrigiendo solos, sin que el joven fuera consciente de que lo había hecho mal. Es más, como él dice, fue un golpe para su ego, cuando apreció que sus intervenciones verbales hacían disminuir la probabilidad de que el ejercicio se corrigiese de la forma que le pedía.

¿Qué ocurre dentro de su cabeza desde que recibe la información hasta que golpea la bola? – se preguntaba curioso Timothy.

La respuesta se la dio uno de sus tenista en un entrenamiento. Durante éste, el chico trataba de esforzarse tanto por seguir la indicación de Timothy que no podía concentrarse en la pelota. Tenía en la mente demasiadas instrucciones.


Permíteme que haga un parón y te haga una pregunta:

Como entrenador, ¿estás más tiempo en silencio o hablando durante el entrenamiento?¿Te has parado a ver qué resultado tienen ambas acciones en tus jugadores?

Como jugador ¿Cuántas veces las instrucciones de cómo hacerlo te saturaron tanto la mente que no podías concentrarte en balón y en la anticipación del contrario?


Gallwey, en cuanto se percató de esto, decidió disminuir sus instrucciones verbales. En el entrenamiento siguiente, quería dejar la mente de su jugador despejada y ver qué efecto tenía.

Hizo lo siguiente, no le dijo nada verbalmente, y el mismo se puso a realizar el ejercicio que espera ver en su jugador. Le pidió que le observara mientras el lo hacía, sin pensar, solo tratando de capturar una imagen visual del gesto. Luego, la tarea sería imitar ese movimiento. En este caso, la única instrucción que le dio fue, trata de imitarme lo mejor que puedas. Antes de intentarlo, el joven le dijo a su entrenador, he visto como lo primero que hiciste fue mover los pies. Gallwey le invitó a intentarlo.

¿Qué crees que pasó?¿Fue capaz de copiar los movimientos?¿Qué piensas que hizo con los pies?

El resultado fue curioso. Cuenta Timothy como el jugador fue capaz de imitar casi a la perfección la acción de su entrenador. Excepto un detalle, los pies. Sus pies no se movieron durante el golpeo. Sorprendido cuenta el autor como lo único que trató de recordar fue aquello que no hizo. El resto de movimientos fue capaz de absorberlos y reproducirlos sin haberlos acompañado de una sola palabra.

Concluyó esa anécdota diciendo que las imágenes son mejores que las palabras y que mostrar es mejor que contar. Para los entrenadores de voleibol esto no debería ser nada nuevo. Aurelio Ureña ya basó el Método 5C en esta capacidad innata de aprendizaje por imitación.

Desde pequeños, como antes señalé, tenemos una gran capacidad de la imitación. Te darás cuenta como tu hijo pequeño empieza a sacar la lengua si tú lo haces, o reírse cuando tú, o a regañarte con los brazos sen jarras como le haces tú. El lenguaje se aprende de forma tan rápida, por esta misma función. En el día a día pasa igual, vemos como nos encontramos adolescentes actuando como sus ídolos, como se visten, hablan y se comportan de igual forma. En el proceso de aprendizaje de un patrón motor ocurre también. El cerebro aprende por imitación, a través de las imágenes.

Siguiendo con el hallazgo de Gallwey, éste vio que esos jugadores que estaban en racha, a los que todo le salía bien, actuaban como si una parte de su mente no estuviera activa, como si no pensaran.

En este estado, el jugador está plenamente consciente pero no está pensando, ni tampoco está intentado esforzarse demasiado. A esto mismo, el le llamó concentración relajada, también conocido como Estado de Flow.

¿Cómo estar conscientemente inconsciente? – se preguntaba el autor.

Con el tiempo descubrió que en ese momento, la mente constituye una unidad con el cuerpo y las funciones automáticas están operando sin la interferencia de pensamientos. En una mente totalmente concentrada no hay espacio para pensamientos sobre el desempeño del cuerpo y mucho menos para pensar cuál es ese desempeño.

En este proceso de descubrimiento, Gallwey apreció cómo los jugadores se comunicaban entre ellos mismo. Cuenta que escuchaba a sus jugadores decirse a sí mismos «Vamos, Tom, ve al encuentro con la pelota».

¿Con quién hablaba Tom?¿Consigo mismo?

«La mayor parte de los jugadores están siempre hablando consigo mismo» (Gallwey, 2017). Esto, es lo que en otras ocasiones hemos denominado como autodiálogo o diálogo interno.

Timothy continuaba sorprendido por cómo el jugador continuamente se decía cosas. Solía criticarse así mismo y reprocharse acciones anteriores. Él se preguntaba, ¿Quién hablaba con quién? Yo estaba hablando conmigo mismo le decían. ¿ Y quién es ese «yo»?, ¿y quien es ese «mí mismo».

Esta es la base del juego interior según el autor.

Afirma que ese «yo» y «mi mismo» son entidades diferentes, ya que sino, no podría darse una conversación como tal. Podríamos decir, que dentro de nosotros hay dos yoes. Uno que se encarga de evaluar la ejecución «yo 1» y otro que actúa, «yo 2», según lo que el «yo 1» diga.

Es decir, se genera un juego interno en el que «yo 1» no confía, juzga y critica al «yo 2». El «yo 2» que es el cuerpo, los músculos, el movimiento, y el que aprende a través de imágenes, se siente saturado ante tanta petición exigente que desarrolla tensión en sus músculo y una mala coordinación en el cuerpo. Lo que genera mayor desconfianza del «yo 1» al «yo 2». Traducida en frustración y bajo rendimiento del jugador.

¿Cómo hacer que estos dos yoes se comuniquen de forma efectiva? Silenciando al «yo 1».

Deja un me gusta en la publicación si quieres saber cómo silenciar al yo 1 para alcanzar la concentración relajada y una comunicación efectiva y productiva entre los dos yoes.


«Muchas veces somos nuestro peor enemigo. No es el adversario externo el que nos derrota, sino nuestras propias dudas, nuestro propio miedo y nuestra falta de concentración» (Gallwey, 2017)


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Mar Durán 🚀La Catalizadora Deportiva


Referencias

Gallwey, T. (2017). El juego interior del tenis. Málaga, España: Editorial Sirio, S. A.

La figura del Central en el Voleibol

El central desde el ámbito psicológico

Hoy te traigo una publicación especial. El post lo completan centrales profesionales de la Liga Española tanto femenina como masculina. Al final, encontrarás como ellos viven y sienten ser centrales.

Dentro del voleibol, como en la mayoría de deportes de equipo, cada jugador tiene una función concreta y especifica que trata de potenciar las habilidades del jugador. En este caso, el voleibol contiene diferentes posiciones según su lugar en el campo y sus acciones en el desarrollo del juego.

Hace ya un tiempo, hablamos del líbero. Esta función la llevaban a cabo los jugadores expertos en la recepción y defensa. Justamente, la figura del líbero es el reemplazo de la función de la que te vengo a hablar hoy, EL CENTRAL.

¿Quién es central? Y sus características

Su mismo nombre ya nos informa, de al menos, su posición en el campo. Es el jugador que se encuentra en el centro de la pista, concretamente en la zona 3. En ingles, se conoce como middle blocker, y este nombre nos da más información sobre sus propias funciones. Como bien dice la palabra inglesa, el central es el bloqueador del centro. Por lo tanto, una de sus principales implicaciones en el juego será la de bloquear. Al ser el jugador del centro, el peso del bloqueo recae en él, ya que es él mismo, el que dirige esta acción. Dentro del juego, estará ayudando a los extremos a la hora de bloquear.

Además de ser el capitán en el bloqueo, es el jugador más rápido en ataque. Con él, el colocador juega, el conocido primer tiempo o balón rápido. Esto quiere decir, que el jugador ya está en el aire cuando se posa el balón en los dedos del colocador. Esta bola rápida es complicada de cazar para el bloqueo del oponente, por ello, salir por el centro suele ser una buena opción.

Como ya comenté, el líbero juega solo en la parte zaguera de la pista y es el encargado de reemplazar a central. Dicho de otra forma, el central solo juega en la red. Exceptuando una acción, su propio saque y posterior defensa.

Es decir, como puedes apreciar, el central, es un jugador muy especializado en el ataque rápido y el bloqueo. Dejando a un lado acciones como recibir (que solo lo hará si es una bola corta) y defender, que tan solo contribuye a esto si él es el que saca.

Si no conoces mucho el voleibol, te estarás preguntando, si el líbero reemplaza al central, ¿dónde está el central cuando el líbero entra al campo por él?

En el banquillo. No es que jugó mal y el entrenador le sacó, no. Es que el juego es así. El central pasa las tres rotaciones delantera dentro de la pista y las tres rotaciones traseras en el banquillo.

Y está es la razón por la que la figura del central me es tan interesante a nivel psicológico.


¿Qué ocurre cuando el central es reemplazado por el líbero?

Hoy tengo la suerte de poder completar mi visión con el testimonio de jugadores profesionales sobre este ámbito, y eso hace que lo que te cuente tenga más valor.

Dentro del deporte, la concentración es una de las variables psicológica con más peso dentro del rendimiento del jugador. Esta concentración está basada en la capacidad atencional y enfoque que el jugador tenga en cada momento.

No es fácil llegar a tener la concentración óptima al principio del partido, como tampoco es fácil mantenerla a lo largo de este. Formar parte continua del juego ayuda a que la concentración esté en el propio juego. El central cada vez que acaba su función de saque, se va hacia el banquillo y permanece allí durante tres rotaciones más. ¿Cuánto tiempo es eso? Buena pregunta, por que dependerá de muchas cosas. Puede ser que en un par de minutos vuelva al juego, o que la recepción no funcione y pase más tiempo del que se desea acompañando a los suplentes.

¿Es fácil mantener la concentración en el partido estando fuera de él?;¿cómo me saco de la cabeza el saque que he fallado si ahora tengo tiempo para pensar en él?; ¿qué hacer para entrar enfocado cuando me toque ir a la red?; ¿cómo es pasar por la red y no tocar la bola?¿cómo es hacer un bloqueo al otro lado?

Estas eran parte de las preguntas que me venían a la cabeza al observar al central y su peculiar función. Las respuestas os la dan los profesionales de esta actuación:


Desde la propia experiencia. El Central.

Antes de leer sus respuestas, quiero contarte quienes son los que me han ayudado a que esta publicación sea tan especial. Y desde aquí, volver a darles las gracias por acceder a mis preguntas y permitirme que formen parte del post.

En primer lugar tenemos a Vitali Kobsev jugador del ConectaBalear Manacor, que ha formado parte de ligas tan importantes como la Italiana (Delta Voley Porto Viro) y belga (Envol Herve Mortoux), además de haber estado en equipos como CV Teruel, Unicaja Costa de Almería, FC Barcerlona y CD Cisneros Alter.

Le sigue Carla Jiménez, jugadora del actual equipo que encabeza la Liga Iberdrobla, Avarca de Menorca. También jugó en el CajaSol Voley Dos Hermanas y ha sido jugadora de la selección española realizando un papel muy importante dentro del EuroVolley23.

También, Jean Pascal, actual jugador del CV Guaguas. El muro de la selección española que mide 2,10m. Ha formado parte de equipos como tan importantes como CV Teruel, CV Melilla, Voley Palma y Unicaja Costa de Almería.

Y por último, Carlota García Conrado, actual jugadora del Heidelberg Volkswagen. Hasta este pasado año ha estado jugando en Bélgica ( E.S. Charleroi ) y formó parte del Avarca de Menorca que ganó la Supercopa, Cajasol Vóley Dos Hermanas y el Ocisa Haro Rioja. Asimismo, ha acompañado a Carla este verano en el EuroVolley23 como jugadora central de la selección española.


¿Cómo definirías al central?

Vitali: «la figura del central la explico como una posición sacrificada y poco «valorada» o recompensada. Al final hacemos un trabajo sucio, que estadísticamente no aparece. Hacemos un trabajo muy sucio, tocar bolas, controlar bloqueos, bloqueos defensivos, que son muy necesarios para el equipo y estamos saltando todo el rato, amagando, intentando llevarnos al central del otro equipo», me definía el mismo jugador.

¿Cómo afecta salir del campo cada tres rotaciones?

Carlota: «salir a veces te rompe el ritmo, pero desde fuera ves cosas que dentro no ves. Es algo positivo, porque tiene una doble visión, para regular emociones, para observar el bloqueo». Y acaba concluyendo, «la mayoría de veces es positivo».

Vitali: «después de jugar miles de años, la concentración no la pierdes, es más es un buen momento para analizar un poco por ti mismo o con los entrenadores que está pasando si el equipo esta trabajando con lo que se había estudiado y planificado». Durante ese periodo «sigues concentrado en el trabajo, pero lo ves desde otra perspectiva. Porque dentro del campo todo pasa muy rápido tu concentración a lo mejor esta más enfocada en alguna faceta del juego y hay cosas que no te das cuenta y te las hacen ver una vez que estas fuera«, concluía como punto positivo del salir.

Además añadía Vitali «es un buen momento para tomarse un respiro y bajar pulsaciones, porque es un trabajo muy físico, porque estas todo el rato bloqueando la red, corriendo de un lado para otro, en cada recepción y contraataque tienes que entrar a atacar te la den o no te la den«. «Es un momento para bajar pulsaciones y analizar todo desde otra perspectiva» sentenciaba el jugador.

Carla: «actualmente no me afecta tanto como antes, pero generalmente te puede afectar, porque tienes tiempo para pensar los fallos de antes»

¿Cómo es eso de fallar el saque y salir del campo?

Carlota: «lo de fallar un saque y salir, es horrible. Hay saques y saques. Pero si fallas sin ningún criterio, ahí quiero hacerme invisible».

Carla «lo que me va bien es no pensar en el fallo y seguir, después de fallar un saque pensar ya en la siguiente acción, lo importante es encontrar cosas que te ayuden a no perder la concentración porque esa es la clave».

Saltar todo el rato y no tocar bola

Carlota: «saltar y saltar, y por suerte golpear a tres bolas, es duro«. Ella ayuda a sus compañeras más jóvenes a que esto no les frustre demasiado, les indica que se centren más en dirigir el bloqueo. «Cuando se alcanza un mayor nivel, las recepciones no son tan buenas. Tu manera de sentirte útil en el campo es <oye he tocado esta bola> ya que bloquear es complicado, porque no solo depende de ti».

«He tocado esta bola, he saltado y he dejado a mi opuesta sola, eso no sale en las estadísticas, pero es un mini punto para ti» me decía Carlota que usaba como estrategia para sentirse útil aun cuando no aportaba en ataque. «A veces es muy complicado, tienes que jugar con eso, porque muchas veces pasas las tres rotaciones en red sin tocar la bola y encima vas a sacar. Tienes que tener bastante cabeza fría para ser central» acaba comentando.

Carla: «los centrales en, general, atacamos poco eso también hace que puedas perder la concentración porque no te sientes “dentro” del juego. A esto, ella lo llama «estar en el congelador». «Quieres dar mas y no puedes, o cuando te dan el balón después de entrar 30 veces (y no recibir nada), te puede venir de sorpresa«. Continuaba así, «pero llegas a un punto que ya no te pasa tanto y eso, porque tienes que estar concentrada en lo tuyo».

¿Qué es lo más complicado de ser central?

Vitali, «una de las cosas más complicada es estar leyendo el juego del rival y no perder la concentración en ese sentido«. A esto le seguía, es complicado «no entrar en la frustración debido a no recibir bola, a no hacer punto», añadía. «Hay mucho trabajo sucio que no esta reflejado y no hay que entrar en esa frustración de no me están dando balón. Por mucho que no estés haciendo ataques o puntos de bloqueo estas controlando bloqueo o te estas llevando al otro central» con las que Vitali concluía como las acciones mas complicadas.

¿Qué es lo que más te gusta de ser central?

Vitali: «la cosa que más me gusta son esos rallys interminables en los que estas todo el rato corriendo de un lado para otro, tocando balones, bloqueando. Las típicas jugadas largas y eternas de idas y vueltas que acaban con un bloqueo» afirmaba con tono alegre.

¿Qué siente un central cuando le bloquean?

Jean Pascal, nos cuenta que si le bloquean se enfada y que lo que quiere es que le vuelvan a colocar para superar el «gorro» que le habían puesto. Cuando se da esta acción «la jugada pasa y lo normal sería pensar en la siguiente, pero a mi se me queda ahí para intentar rectificar eso, para que no me vuelvan a hacer un gorro», acababa diciéndome. Eso si, Jean hace referencia a que también es acierto del otro que te bloqueen tu ataque, «te puedes equivocar pero el otro puede acertar también», sentenció.

¿Qué siente un central cuando bloquea?

A esto Jean respondió «es una sensación muy satisfactoria, ¿por qué? porque en el voley es muy complicado bloquear, estas intentando bloquear a alguien que no quiere que le bloques y va a intentar esquivarte». También pasa que «muchas veces bloqueas porque el otro se equivoca, o porque has acertado tú». «Entonces cada vez que bloqueas es una sensación increíble, muy satisfactoria, es como GUAY, lo logré» decía con una sonrisa. Y continuaba «es como una sensación increíble, porque además al ser central estar todo el rato de un lado para otro».


Como ves, la figura del central es realmente sacrificada. Como decía Carlota hay que tener la mente muy fría para serlo. Aun así, se notan que aman su función y que, dentro de ese juego sucio, como nos contaba Vitali, hay una enorme sensación de satisfacción tras cada bloqueo como nos decía Jean. Eso sí, como nos confesaba Carla, la clave del central es mantener la concentración y pensar en la bola siguiente.


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Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva

Miedo a ser Bloqueado

Me encanta que me propongáis temas de vuestras curiosidades e inquietudes. Este post ha sido idea de David y desde aquí le doy la gracias, porque me parece un tema muy muy interesante.

Voy a explicartelo a través de un fragmento de la serie anime de voleibol Haikyuu en la que uno de sus jugadores abandona el voleibol por miedo a ser bloqueado de nuevo.

⚠️ El artículo de hoy contiene spoiler sobre la serie.

Lee hasta el fin, si eres de los primeros encontrarás un regalo en las últimas líneas😉

Antes, quiero contarte qué es el miedo.

¿Qué es el miedo?

El miedo se trata de una emoción primaria. Es una emoción desagradable que nos tensiona y nos prepara para la lucha o la huida. 

El miedo tiene una función adaptativa, viene a nosotros con un mensaje, un porqué. En este caso, nuestro organismo, que siempre está inspeccionando el entorno, se da cuenta de que hay algo que podría ser un riesgo para nuestra supervivencia y ahí desarrolla la sensación de miedo. Este miedo nos avisa de que tenemos un “peligro” cerca. Esta amenaza puede ser real o percibida como real (imaginada). En pocas palabras, el miedo aparece cuando quiere protegernos de algo.

Y, ¿qué sería el Miedo a ser Bloqueado?

Me gusta ser honesta con vosotros y hoy también quiero serlo. Desde que se me planteó este tema le he estado dando vueltas a él. He buscado información, artículos, investigaciones sobre este miedo a ser bloqueado. Pero como bien me dijo David, no había nada. No he encontrado nada que haga referencia a al miedo a ser bloqueado dentro del voleibol.

¿Por qué cuento esto? Porque lo que voy a hablar aquí no tiene una validez como tal. Es el resultado de una meditación propia y de la solución que se me ha ocurrido si tuviese que resolver el problema que se plantea.

Dicho esto, vamos a gestionar ese miedo a ser bloqueado💪

El miedo a ser bloqueado diría que forma parte del miedo a fallar. Ese miedo secundario que se tiene, no a la acción, sino a las consecuencias de esa acción. Quiero decir, cuando yo tengo miedo a fallar un remate, no me da miedo que la bola choque contra las manos del bloqueo y caiga en mi campo. Le tengo «miedo» a lo que puede venir detrás de ello (tener un punto menos y el contrario un punto más, que el entrenador me saque al banquillo, las malas caras de mis compañeras, el desplome de mi confianza y la continuación de errores). Es decir, esa emoción me dice que es posible que si cometo un error peligre mi supervivencia porque mi alrededor podría darme la espalda. Estoy en «peligro».

Leído así, parece un chiste. Pero es el razonamiento inconsciente que realiza mi cerebro ante las situaciones de miedo. Somos seres sociales y necesitamos de los demás para sobrevivir.

Nuestro sistema emocional fue creado cuando ser rechazado por la tribu era significado de la muerte, ya que cualquier león podría devorarnos fácilmente. Aunque la sociedad ha avanzado nuestro sistema emocional sigue siendo igual de primitivo.

En este caso, el bloqueo es la primera acción defensiva del otro. Es esa forma que tiene el contrario de ganar el punto sin tener la bola aun en su campo. Dentro del voleibol el que ataca, sobre todo en el alto nivel, tiene más ventajas para obtener punto que el que defiende.

Por eso, ser bloqueado puede dar tanto miedo. Es como sentir que no se es capaz de superar un obstáculo, que no se tiene las herramientas suficientes para ganar cuando las tienes todas contigo. Es como perder contra un niño chico, tú eres el que ataca, tú tienes ventaja sobre el otro y si los otros consiguen bloquearte, te están diciendo que están por encima tuyo, porque te impidieron el paso y llegaron antes que tú a tu propio camino.

El bloqueo es una invasión, es una forma de robar espacio, de entrar en el terreno personal del otro, en un lugar de seguridad (el campo propio). Esta invasión a nivel emocional es como sobrepasar un límite de distancia, te hace sentir vulnerable, porque te quedas sin opciones, sin espacio para actuar. Te han invadido una parte tuya, donde tu estabas trabajando para tener un resultado. Y te han impedido que eso pueda darse.

Leer un ataque es difícil, por eso bloquear produce tanta satisfacción. Para bloquear tienes que leer hacia donde va, llegar al sitio, saltar en tiempo y adaptarte a su muñeca en el golpeo final. El bloqueador lo tiene muy complicado. Si consigue hacerlo bien, el rematador, va a sentir que cuando lo tenía todo a su favor, no fue capaz de conseguirlo.

Esto que acabas de leer, son los pensamientos inconscientes que se generan en esta situación. Es obvio que fallar un remate no te hace mal atacador, ni al otro buen bloqueador. Hay muchas variables dentro de esto y mil situaciones diferentes. Pero si ocurre que ante un bloqueo, solemos pensar que el fallo ha sido nuestro. ¿Y si ha sido un acierto del otro? Al final del post tiene un reels de Fran Ruiz sobre esto mismo.

Miedo a ser bloqueado – Asahi en Haikyuu

En la famosa serie maga Haikyuu se representa eso mismo. El As del equipo (el jugador más talentoso y habilidoso) Asahi, deja de jugar porque en la temporada pasada fue bloqueado en varias ocasiones.

Esta sensación de incapacidad le hizo estar tan inseguro que decidió dejar de entrenar y abandonar el voleibol.

En el final del capítulo 8 y 9 de la primera temporada aparece esto que te voy a contar a continuación (puedes verla en Amazon Prime).

Los nuevos integrantes del equipo (Shoyo y Kageyama) fueron a hablar con Asahi (el que dejo de jugar por miedo a ser bloqueado). Querían convencerle para que volviera a jugar al voleibol con ellos. La explicación que dio el mejor jugador fue la siguiente:

  • Asahi «Ya no me siento capaz de imaginarme rematando si me enfrento a bloqueos altos. No lo visualizo, no puedo dejar de pensar en el miedo que me da que me bloqueen todo y desmoronarme mentalmente en la pista».

La conversación acabó ahí.

Pero a Asahi le pudo la curiosidad y se pasó a uno de los entrenamientos de estos nuevos chicos. Accedió a entrenar y en su primer entrenamiento tuvo que volver a enfrentarse a eso que tanto temía. En su primer ataque, el equipo contrario, le bloqueó. Pero el líbero, hizo una plancha y consiguió mantener la bola en juego.

El contexto es el siguiente. La bola esta en las manos del colocador, el cuál no sabe si colocar a Asahi. No quiere ponerle en un aprieto por si vuelven a bloquearle. Mientras que el colocador debate consigo mismo qué hacer.

El As, desarrolla el siguiente autodiálogo en el que se superponen frases de conversaciones anteriores.

  • Asahi: «el remate se hace posible porque la bola se coloca arriba. (Colocador:) deja que vuelva a colocar para ti . Se coloca arriba, porque la recepción lo ha conectado, (Líbero:) yo he mantenido la bola en el aire, no tienes derecho a rendirte. Yo no soy el único que remata esa bola, todo el mundo cumple con su función, pero yo… (Kageyama:), esta claro que no se puede ganar solo, (Shoyo:) y por eso eres el As, (Capitan:)si aun te gusta el voleibol, vuelve a pedir que te coloquen»

Tras esta reflexión:

  • Asahi: Sugaaaaar (nombre del colcoador), una más».

Mientras la bola vuela para ser rematada por este, su reflexión interna continúa:

  • Asahi: «el guardián que siempre que cubre la espalda, las bolas fáciles de rematar que me colocan, lo tengo todo, me había olvidado de lo mas básico , lo más simple, no estoy luchando solo, el que atraviesa todos los obstáculos… es el As»

Remató, consiguió vencer al bloqueo e hizo punto.

¿Cómo gestionar el miedo a ser bloqueado?

¿Cómo se supera el miedo al bloqueo? Siendo bloqueado.

Hace unos años realicé mi Trabajo Fin de Master sobre esto mismo. Desarrollé un Programa destinado a trabajar el Miedo a Fallar en deportistas.

¿En qué se basaba?

Consta de cinco sesiones en las que se gestiona poco a poco el miedo mientras que se desarrolla la autoconfianza necesaria para afrontar la próxima situación.

Se comienza identificando y nombrando a las emociones, aceptándolas y tomando contacto con las diferentes sensaciones. En la segunda sesión se trabaja la conexión con el miedo. Se descubre a qué se siente peligro y de qué nos informa realmente. Luego, entramos a descubrir las creencias que han sustentado ese miedo y generan unas nuevas. Para mantener estas, en la siguiente sesión se lleva a cabo nuevas rutinas y hábitos para poder asegurar estas nuevas creencias. Y por último, se trabaja en potenciar esa autoconfianza que se comienza a conseguir.

Ahora quiero conectar esto con el episodio que os acabo de comentar. ¿Qué hizo Asahi para superar ese miedo? Se puso delante del bloqueo y lo hizo. Da miedo, sí. Pero no hay otra, para que se vaya el miedo, la situación tiene que dejar de ser «peligrosa» y para eso tiene que se familiar.

Algunos jugadores tienen la mentalidad suficiente para no achantarse ante esto. Pero no siempre se tiene esta seguridad. En eso se basa el programa, en volver a conectarte con el jugador seguro que eres.

Quiero ayudarte a que generes seguridad en ti

Tiene GRATIS el Programa Gestión del Miedo a Fallar (completo) las DOS primeras personas que me envíen MIEDO a @mardurannn (Instagram). A las cinco siguientes se le queda a mitad de precio🤭


EXTRA ¿Cómo ve Fran Ruiz un bloqueo?:


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Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva


Referencias

Bellido, J. (2022). Bienestar centrado en las emociones. Madrid, España: Grupo Editorial Luis Vives

Goleman, D. (1996). Inteligencia emocional (edición en castellano). Barcelona, España: Editorial Kairós, S.A.

La actuación del entrenador en los partidos

¿Afecta la intervención del entrenador en el desarrollo del partido?¿Afecta positiva o negativamente?

Durante el partido es posible que el comportamiento del entrenador pueda estar interfiriendo negativamente a la actuación de las jugadoras.

Si mientras el balón está en juego, el entrenador habla, el jugador tratará de escucharle. La atención se trasladará del partido a la información que el entrenador le está dando. Es decir, deja de estar atento al juego y el balón y se concentra en tratar de entender lo que su entrenador le pide.

Por esto mismo, Buceta (2000) argumenta que un entrenador solo es conveniente que se dirija a sus jugadores en momentos de pausa, dónde estos no están jugando.

El voleibol, contiene muchos de ellos. El periodo temporal que hay entre que acaba un punto y el equipo ganador saca, se considera un momento de pausa. Estas pausas son muy cortas y muchas veces los entrenadores siguen dando indicaciones aún cuando el balón ya salió de la mano de la sacadora.

¿Cuánto bien hace esa información a nuestros jugadores? ¿Le beneficia o le saca de la concentración que requiere la recepción?¿Si le estoy hablando puede mi jugador atender y concentrarse en el sacador y la bola?

Como entrenadores, continuamente sentimos la necesidad de estar comunicándonos con nuestros jugadores, de hablar sobre como actuar en el siguiente punto o hacer referencia a algo que acaba de pasar.

Respecto a esto, Buceta matiza que cuando hablamos en estos momentos de pausa, debemos hacer referencia solo a lo qué se tiene que hacer en ese momento. Nada de hablar de lo que ha pasado o de lo que se creé que podrá pasar mucho más adelante. Es decir, si se interviene que sea para focalizar al jugador en la acción que va a desarrollarse justo en ese momento próximo.

En numerosas ocasiones he presenciado como en estos momentos de pausa o aún con la bola en juego, el entrenador recrimina al jugador lo que acaba de hacer.

Imagínate por un momento, que el jugador eres tú. Acabas de recibir una bola que en vez de ir hacia el colocador va al lado contrario. El jugador ya sabe que lo hizo mal, ¿realmente es necesario que el entrenador empiece a gritarle y decirle lo torpe que es?

Si este jugador recibe tanto grito y alteración del entrenador, ¿a donde creéis que va su atención? ¿al juego o al entrenador?

Quizás quiera focalizar de nuevo su atención en el juego para arreglar aquello que causó, pero el comportamiento del entrenador y las referencias que este hace sobre él le hacen imposible centrarse en el juego. La intervención del entrenador está haciendo que el rendimiento del jugador disminuya, ya que su pensamiento estará en el recuerdo de lo mal que recibió esa ultima bola.

Si este jugador es alguien que trata siempre de ser perfeccionista y muy rumiante. El entrenador acaba de hacer que el jugador se autocastigue y no pueda sacarse de la cabeza lo poco hábil que fue en esa situación.

El jugador al escuchar a su entrenador en ese estado se distrae y empieza a ponerse nervioso. Cuando le llegue la bola, ¿crees que estará en condiciones de tomar la decisión correcta frente a la situación que se le dé? Seguramente, no.

Favorecer la concentración de los jugadores

Aún así, seas un entrenador gritón o no. Tu intervención puede estar disminuyendo el rendimiento deportivo de tu jugador. Con que el entrenador haga referencia a algo diferente a lo que en ese momento está pasando creará una división en la atención del jugador. Ya que estará generando un estímulo más al que atender:

  • por un lado tiene que escuchar al entrenador y asimilar esa información
  • y por el otro, tiene que estar atento a los aspectos clave del juego

Buceta nos propone actuar de forma metódica y dejar la impulsividad a un lado. Para ello nos afirma que es más apropiado no decir nada para facilitar que el jugador pueda quedarse en la tarea. Si tenemos que realizar un comentario, que éste aporte información relevante y útil para ese instante. Es decir, dar algún matiz verdaderamente constructivo sobre cómo actuar justamente antes de la siguiente jugada.

En resumen, el entrenador puede usar los momentos de pausa para referirse a algo que pasará en el siguiente punto. Que sea algo conciso, breve y que ya conozca, no debe requerir un procesamiento elevado.

Y si la intervención se hace durante la misma jugada debe ir referido a esa tarea que se está realizando en ese instante.

No le repitas el error a tu jugador, favorece que su atención siga en el balón y el atacante contrario. Anímale a continuar y hacerlo mejor la próxima vez que tenga el balón entre manos.

Ejercicio práctico

Obsérvate en un partido. Deténte a analizar cómo actúan tus jugadores tras tu intervención:

  • ¿En qué momentos intervienes?
  • ¿Cuánto de importante es lo que quieres decir?¿Es útil hacerlo en ese momento?
  • ¿Qué contenido tiene esa intervención?
  • ¿Cuál es la respuesta del jugador? ¿Le favorece o perjudica?
  • ¿Lleva a cabo lo que le pides?

Esta información te va a permitir ajustar tus intervenciones al juego y a tus jugadores. Sé eficaz en tus comentarios y haz que esas palabras favorezcan su concentración.


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Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva


Referencias

Buceta (2000) Baloncesto para jugadores jóvenes, cap 5 La actuación del entrenador en los partidos.

Autocompasión en el deporte

Hace unas semanas hablábamos de este concepto en las habilidades del entrenador. Hoy quiero profundizar en la relevancia de este aspecto, su importancia dentro del deporte y cómo sacarle partido tanto si eres entrenador como jugador.

Lo reconozco, este constructo cada día me interesa más.

El deporte está lleno de exigencias internas y externas, tensión, presión, esfuerzo, constancia, sacrificio, desgaste físico, mental, victorias, derrotas… Si le añadimos un poquito de amabilidad y bondad, quizá su trascurso se vuelve más llevadero.

¿Podemos ser bondadosos y exigentes a la vez? ¿Puedo tratarme con amabilidad y a la vez querer hacerlo mejor la próxima vez? ¿Podrían convivir la exigencia y la bondad en el mismo espacio y tiempo?

De esto va a tratar el artículo de hoy, conseguir unir la exigencia y la amabilidad por uno mismo, para aumentar el rendimiento deportivo.

Pero antes de nada, vamos a recordar que entendíamos por autocompasión.

¿Qué es la autocompasión?

La autocompasición es como reaccionamos con nosotros mismo a situaciones que nosotros mismos hacemos (Araya, C., & Moncada, L., 2016).

La primera en usar este constructo en occidente ha sido Krisitin Neff junto a Cristopher Germer.

Esta palabra procede del budismo, dónde allí la compasión se entiendo de forma diferente a como lo hacemos aquí.

La compasión según los budista es entendida como brindar felicidad al otro, aliviar el daño y trabajar para que el otro deje de sufrir. En cambio, en la cultura occidental lo entendemos como acompañar en el sufrimiento al otro. Es decir, no tiene esa parte activa de que el budismo le da.

Hanh (2002) citado por Araya y Moncada (2016) afirma que antes de tener compasión por alguien o algo debemos comprender eso a lo que queremos tenerle compasión. Es decir, hacer un análisis profundo y detallado de lo observado. Para esta comprensión profunda, la atención plena o el mindfulness será lo que haga emerger la compasión.

La autocompasión sería ser cálidos con nosotros mismos, comprender el porqué hacemos y pensamos las cosas. Es tratarnos como trataríamos a alguien a quién queremos mucho. Lo opuesto a esto es cuando nos criticamos, reprochamos o infravaloramos por fallar o no actuar adecuadamente (Neff, 2012)

¿Qué no es autocompasión?

Aunque al leerlo te recuerde a la autoestima, la aucompasión y esta difieren en gran parte. Tampoco es autocriticismo (la autocrítica continua a la actuación de uno mismo), ni autocomplaciencia, tener lástima por uno mismo.

Neff en su descubrimiento del término de autocompasión estuvo trabajando mucho sobre la autoestima y ahí se dió cuenta de las diferencias y del daño que podría estar causando esta última. Esta se centra en querer desarrollar una gran estima hacia uno mismo lo que hace que puedas caer en el narcisismo, la comparación constante con los otros, el estar a la defensiva, el continuo juicio exterior e interno…

En ese momento, Neff vio que la autocompasión podría ser la alternativa ideal a la incansable necesidad de desarrollar un autoestima alta. ¿Por qué? Por qué la autocompasión da la misma protección del odio hacia uno mismo que la autoestima, pero esta lo hace sin caer en la necesidad de creerse perfecto ni mejor que los demás (Neff y Germer, 2022)

Beneficios de la autocompasión

El desarrollo de la autocompasión beneficia nuestra salud mental y bienestar psicológico en general.

Araya y Moncada (2016) nos cuentan las ganancias de desarrollar esta amabilidad.

En primer lugar se asocia a una disminución de la ansiedad y depresión. Activa parte del sistema neurológico que da calma y suaviza la situación dando seguridad y bienestar. Con lo que consigue disminuir el miedo y el asilamiento. A la vez que mitiga la rumiación mental, dando stop a la cascada de pensamientos negativos que inundan nuestra atención.

También, ayuda en el proceso de la identificación de sentimientos, y en el desarrollo de la inteligencia emocional. Gracias a ello se genera mayor autonomía y sensación de capacidad y competencia propia.

Te hablo de los beneficios porque quiero que veas el resultado positivo que puede tener el esfuerzo de cambiar de mentalidad a la hora de hablarnos. Continuamente tenemos exigencias fuera que nos acabamos autoimponiendo y que generan sensaciones incómodas de insuficiencia, incapacidad y desubicación. Pero nada más lejos de la realidad, sino que con tanta carga acabamos reprochándonos hasta el respirar. Nos cegamos mucho en el resultado y obviamos el trayecto. En vez de reforzarnos por casi llegar, nos criticamos por no acabarlo como queriamos.

¿Como solucionar esto?Autocompasión como jugador

*Situación: tras fallar un remate*

Lo primero es que quiero que te preguntes, ¿cómo te gustaría que te tratasen otros tras haber fallado?

Supongo que querrás que entiendan tu error, que comprendan ese fallo como algo normal, que puedan darle una justificación si es necesaria y que sigan confiando en ti, a pesar de que ese balón se quedara en la red.

Si te gustaría que comprendieran tu error, confiaran en ti y te transmitieran honestamente esa confianza, hazlo tú también contigo mismo.

Acepta ese error, comprendelo, tratate con amabilidad, como si ese error lo hubiese hecho a quién quieres mucho y sigue confiando en ti, aunque sea el cuarto y sexto error. ¿Acaso dejarías de confiar en tu madre/padre/hermano porque tuviese unos malos puntos?

La exigencia debe permanecer, lo que debe marcharse es el juicio, la critica, la incomprensión tuya por tus fallos. Comprendelos, hablate bien, sigue confiando en ti y sigue pidiéndote aquello que le pedirías a quién más quieras de tu equipo.

No te hagas de menos, tampoco de más. Sé honesto, compasivo y sigue.

Autocompasión como entrenador

*Situación: en un final de set empatado*

Aunque seas entrenador, quiero que sigas la misma línea anterior. Eso sí, aquí esa autocompasión tendrá mucho más valor. Poder comprenderte como entrenador te ayudará a comprenderlos como jugadores.

Que se haya llegado a este punto tan delicado del partido no tiene porque ser culpa tuya. Pero, puede ser que hayas tomado decisiones incorrectas a lo largo del partido y hayan propiciado ese final tan tenso. Sea como sea, ya nos encontramos en esa situación. No estas calmado, ni tampoco confías mucho en la situación.

Pero sí quieres ganar y quieres que tus jugadores lo crean y estén seguros cuando tengan el balon en las manos.

Lo primero es que quiero que entiendas que cuanto más amable seas contigo, más calmado estarás y podrás descubrir que opción correcta tomar. Ellos te verán tranquilo y sentirán que es cierto eso que les dices.

Para llegar a ese punto, tú tienes que autogestionarte a ti.

Como antes hemos dicho, debemos ser bondadosos con nosotros, para eso tenemos que comprender que ha pasado. Estoy segura de que tienes razones y muy coherentes para actuar de la forma que lo has hecho hasta este momento. Lo sé y tú también.

Ahora, tratate como tratarías a alguien a quién quieres mucho. ¿Qué le dirías, cómo harías para que levante esa situación? ¿Le criticarías? ¿o serias amable con el?

Haz eso mismo contigo. Hablate bien, (que no tiene que ser bonito) relaja el cuerpo y mira a los ojos a tus jugadores. Sé breve y muy claro con que quieres decirle y asegurate de creer en ello antes de contarselo.

Pero sobre todo, hablate como si tuvieras que ayudar a tus abuelos o tus hermanos a salir de esa situación.


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva


Referencias

Araya, C., & Moncada, L. (2016). Auto-compasión: origen, concepto y evidencias preliminares. Revista Argentina de Clínica Psicológica, XXV(1), 67-78.

Neff, K. (2012). The Science of self-compassion. In C. G. R. Siegel (Ed.), Compassion and Wisdom in Psychotherapy. New York: Guilford Press.

Neff, K., & Germer, C. K. (2022). Enseñando el Programa Mindfulness y Autocompasión. Editorial: Desclée De Brouwer, Bilbao.

Fran Ruiz | Jugador Profesional de Voleibol

Ejemplo de trabajo, constancia y confianza en uno mismo

Conocí a Fran personalmente hace unos meses. Sí, he tenido la suerte de conocerle cara a cara y compartir tiempo con él. Sabía sobre su recorrido deportivo, sobre lo querido y amado que era dentro del voleibol, pero no era consciente del cariño real que todo jugador de voleibol le tiene.

Siempre me ronda la cabeza sobre por qué hay personas tan queridas y otras no tanto. Antes de conocer a Fran tenía curiosidad por saber el porqué tantísimo amor hacía él. Desde que crucé dos palabras al verle, lo entendí.

Creo que un jugador puede progresar dentro de su deporte solo si todo lo que le rodea se lo permite. Para que tu alrededor te ayude en ello tienes que currartelo antes. No hablo ahora sobre rendimiento deportivo, sino sobre humanidad. Fran es alguien muy humano, y creo que esa es una de sus mayores cualidades que le ha permitido su éxito deportivo.

Quiero hacer un mini escaner sobre algunas de sus características y cualidades psicológicas que creo que le han dado ese desarrollo deportivo que le propulso a Chipre y a Italia y que le permiten seguir teniendo el rendimiento excepcional a día de hoy.

Dentro del voleibol, un deporte en el que se compite con una red de altura bastante considerable, la altura del jugador es un elemento necesario y diferenciador.

Para el alto rendimiento, es algo imprescindible. Excepto si eres Fran Ruiz.

Existen más jugadores de altura media dentro del voleibol de élite, pero no suele tener un papel protagonista en la red, sino que hacen la función de líbero.

Es decir, para una posición como la de Fran, que es el outsidehitter, atacante externo, punta, ala o receptor (según como le llames tú jajajaja) la altura es esencial. Debe saltar por encima del bloqueo para hacer punto, y debe subir por encima de la red para bloquear. Ésta está a la altura de 2.43m y él mide 1’78m.

Honestamente, creo que ese numero ha sido el que le ha permitido desarrollar de todo ese potencial que tiene dentro.

Estuvo en la Permanente desde pequeño. Allí estudia y entrenaba a voleibol mañana y tarde. Defendió nuestros colores en la selección española y jugó en Italia durante unos cinco años. Ahora tenemos la suerte de poder disfrutarlo en la Super Liga Masculina, liga española de máximo nivel. Con su camiseta verde vuelve a jugar en el equipo que ya anteriormente representó, Unicaja Costa de Almería.

Características de Fran

Como he comentado, pienso que Fran ha tenido una serie de cualidades psicológicas muy positivas que le han permitido tener la capacidad de ser un jugador de muy alto rendimiento que ha jugado en ligas tan exigentes como la Italia. Ha roto mitos e ideas preconcebidas sobre la altura y posibilidades de un jugador frente a esta.

El inicio de Fran dentro del voleibol no ha sido tan sencillo como para otros. Me explico, si eres alto, dentro del voleibol es posible que tengas un hueco aunque técnicamente no estés desarrollado.

Si tu altura no es suficiente, o eres excepcional o no tienes opción. Es decir, Fran lo tenía claro, iba a ser excepcional.

Su altura le ha hecho tener que trabajar mucho más que otros, desarrollar una capacidad de constancia y esfuerzo que de otra forma quizás no hubiese conseguido.

Estás y otras cualidades son de las que quiero hablarte.

Así es Fran:

  • Confianza en sí mismo

Sin duda creo que esta es la principal. La fe ciega que ha tenido siempre en sí mismo es envidiable. Él no veía otra opción, ni función para él dentro del voleibol. No tenía la altura que se consideraba oportuna, pero podía conseguir las habilidades para que no se notase. Siempre confió y confía en él. Se tiene un cariño inmenso así mismo y eso le hace tener esa autoconfianza tan estable y sana. Además le hace ser una persona con la que todo el mundo quiere pasar tiempo. Internamente está tan sano, tan en paz, que puede regalar luz a quién tiene cerca.

Me gusta mucho verle jugar. Camina por la pista muy seguro, da pasos firmes, no piensa y disfruta.

Para él sigue siendo su pasión, no es su trabajo y eso le permite jugar con mucha confianza y seguridad en sí mismo. Sabe que es capaz y que puede hacerlo bien. No duda de sí. Y eso le genera mucha tranquilidad y paz mientras está en la pista. Juega, salta y hace punto.

Saber que uno confía en sí mismo cometa los errores que cometa es una habilidad esencial de un deportista y él la tiene.

  • Apertura mental

En Córdoba, su ciudad natal, no había voleibol de chicos. Tuvo que averiguarselas desde pequeño para poder jugar. Buscó un equipo de chicos, algo lejos de donde él vivía. Quería jugar, no le importaba donde fuese. Sus padres le llevaban hasta allá. Estuvo abierto a irse a otros clubes, a marcharse a la permanente siento tan solo un adolescente. Dejó su casa, sus amigos, sus estudios en su ciudad y se fue a la otra punta de España para jugar y estudiar. Lo cambio por trabajo, constancia y voleibol.

Más adulto, no se lo pensó dos veces y se marchó a Italia. Allí ha estado jugando durante cinco años en diferentes clubes. Una vez más, abierto a cualquier opción que le permitiera seguir jugando.

La mentalidad de un deportista se basa mucho en su apertura y creatividad. El alto rendimiento es sinónimo de fichajes, de ciudades nuevas. Son cambios continuos. Un año se trabaja con un entrenador y unos compañeros y al año siguiente esto cambia. Si desde pequeño se tiene esta apertura y adaptación al cambio, cuando se tiene que afrontar situaciones de este estilo, se pueden gestionar muy bien.

Fran tiene una adaptación a lo nuevo maravillosa, sabe ser flexible a todo lo que venga y está abierto a cualquier situación, persona y estado. Y eso le hace mantener su rendimiento este donde esté y con quién esté.

  • Búsqueda de oportunidades

Mucha gente ante la situación de Fran hubiesen dejado el voleibol. Se hubiesen quejado, maldecido por vivir en Córdoba y no tener equipo de voleibol y ni altura suficiente. Pero, ¿qué hizo Fran?¿se quejó? No, se puso a ver qué otros recursos tenía para llegar donde otros lo hacían con facilidad. Se puso a buscar soluciones. No había queja. Usaba su tiempo en ser mejor y en trabajar para serlo.

No es fácil, pero lo hizo. Ante obstáculos, no perdía el tiempo, si no que buscaba oportunidades. Buscaba opciones. No se limitó y lo consiguió.

La vida no nos pone siempre buena cara. Y hay que buscar cómo llegar al sitio que queremos usando alternativas, no lastimandonos por no tener lo que creemos que hace falta tener.

  • Persistencia y Constancia

No es fácil ser jugador profesional. Ni tampoco lo es llegar hasta ahí. Un deportista que tiene la suerte de dedicarse a ello, solo hace eso. De lunes a viernes se entrena por la mañana y tarde y el fin de semana se viaja al partido. Se duerme pronto y se madruga. Se come sano y bien. Dejas atrás la cerveza en el bar con amigos, fiestas, vacaciones, estar con tu familia. Y lo cambias por trabajo. Trabajas físicamente muy duro cada día para poder estar en tu máximo rendimiento.

Estos sacrificios te acercan al éxito. Y a Fran le llevaron hasta allí.

Un jugador tiene que estar en forma siempre, necesita la constancia día tras día, e incluso en vacaciones.

Ese es Fran, un apasionado del trabajo bien hecho.

En vacaciones sigue yendo al gimnasio para cuando llegue la temporada estar a punto. Se cuida para poder rendir cuando hay que hacerlo.

Me consta que es un currante, un trabajador incansable que busca hacerlo mejor cada vez y hasta que no está bien hecho, no lo deja.

Esa necesidad de echar toda la leña al fuego, de entrenar más por lo que pueda pasar, de una repetición extra, de un trabajo diario sin excepción es lo que hace a Fran ser tan disciplinado, constante y sacar rendimiento continuamente. Es lo que hace que cuando lo veamos en la pista, nos preguntemos ¿cómo lo hace?

  • La importancia de la preparación física

Fran salta mucho. No recuerdo cuanto era. Pero si sé que mucho, conseguía saltar más de un metro. ¡¡Más de un metro saltando!!, es una locura, no cabe duda. Es decir, llegaba a tocar hasta tres metros de alto.

Lo que más me gusta es cuando la gente le pregunta, ¿cómo saltas tanto? Y él les dice, porque hago pesas.

Durante algún tiempo, se decía que un jugador de voleibol si hacía pesas, estaba bajando su rendimiento. La evidencia científica nos demuestra lo contrario y lo podemos ver en Fran.

Su potencia de salto viene de su amor por la sentadilla y del trabajazo que hace a nivel físico. Este punto, dentro de un jugador del alto rendimiento es algo esencial. Es necesario para llegar a ese nivel y más necesario para mantenerse dentro de este.

  • Humildad y humanidad

Lo dije antes y quiero volver a repetirlo.

La humildad siempre ha sido una característica recurrente en grandes deportistas como Rafa Nadal, Andrés Iniesta o Puyol. Y créeme, Fran no tiene nada que envidiarles.

Siempre trabaja para mejorar. No da por hecho nada, escucha con la misma atención a su entrenador que al fan que le admira. Sabe que aún puede ser mejor, que hay que seguir, que aún le queda mucho por hacer.

Es una persona con un corazón enorme. Da mucho a la gente, por eso recibe tanto. El mundo del voleibol le admira por su personalidad y recorrido profesional. Le quieren por esa actitud tan positiva, por esa garra y fuerza que siempre desprende. Siempre va con una sonrisa que regala a quién pasa cerca.

Y ésta también es otra de las cualidades que quiero destacar de él. Su positividad y su alegría siempre le acompañan. Siempre quiere una más. Piensa en la siguiente bola y sigue enfocado en ella y en hacerlo bien. No se queda en el error, sino que pide que le vuelvan a colocar. Y hace punto, porque confía en él.

Fran no veía obstáculos, no había límites para él. Nunca se limitó, por eso es el jugador que es. Por favor, confía en ti, busca alternativas y nunca te limites.


Charla con Fran Ruiz, mañana martes 2 de octubre a las 20h, en @mardurannn (Instagram).

Mañana podremos charlar en directo con Fran en La Charla PsicoDeportiva donde hablaremos sobre cómo consigue desarrollar estás habilidades y qué considera él que ha sido lo que le ha llevado a vivir del voleibol.

Espero tu pregunta.

Nos vemos mañana😊 en @mardurannn (Instagram)


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene 😏

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva

Mañana tengo examen, «lo llevo mal» y no sé si ir a entrenar

Lee esta publicación, te ayudo a decidir😏

Te gusta tu deporte, lo sé, quieres ir a entrenar, pero no quieres suspender. Crees que ir a entrenar te «quitará tiempo».

Voy a hablarte desde la experiencia personal. Trabajo bajo presión, me cuesta mucho adelantar trabajo y hacerlo con tiempo, sino es en el último momento, me cuesta desarrollar la concentración suficiente para que salga bien. Pero cuando se trataba de organizarme para poder ir a entrenar, todo era diferente.

En mi época adolescente recuerdo organizarme muy bien para no faltar ni un día a entrenar. Es más tan solo tengo el recuerdo de haberlo hecho uno o dos días durante los 7 años que estuve. Quiero decirte con esto, que si tu excusa es que si solo te concentras el último día y no puedes adelantar trabajo, te traigo el ejemplo de alguien que consiguió hacerlo.

Hasta que no tuve que organizarme para poder ir a entrenar, no supe realmente lo que era organización y productividad. Si es verdad que mi amor por ir a entrenar era enorme. No concebía el faltar, como tampoco el suspender. En mi cabeza iban las dos cosas y tenía que averiguarmelas para sacarlo todo hacia delante.

No perdía ni un solo minuto en el móvil. Era llegar a casa del instituto, comer y poner a estudiar y con los deberes. Tenía poco tiempo, así que había que aprovecharlo.

Irme a entrenar, me daba la vida. Como llega y al instante me ponía a estudiar, el camino hasta el pabellón era mi primer y ansiado descanso. Me sabía a gloria ese camino hasta la pista, me liberaba el estrés acumulado y me permitía ir asentando lo que acaba de estudiar. Es más, en muchas ocasiones me descubría repasando la materia mientras iba caminando al entrenamiento.

Ni que decir tiene, que al llegar a casa, usaba el mismo procedimiento, me duchaba, cenaba y sin mirar móvil ni perder más tiempo, me encerraba de nuevo en la habitación a seguir estudiando.

Si te quedas en casa, ¿cómo sabes que no desperdiciarás una 1h30min en Instagram, BeReal, YouTube o Tik Tok?¿crees de verdad que te pasarás las 4h de la tarde sentada estudiando y siendo muy productiva?¿crees que no necesitarás un respiro, alguien con quien hablar y algo que te haga liberar esa tensión y estrés de tener que aprenderte una materia en una tarde?¿no crees que el tener que ir a entrenar te hará estar más concentrada antes y después?

¿Qué pasa realmente si te quedas en casa?

Hasta ahora hemos puesto el foco en ti y en tu organización. Pero cuando faltas a entrenar y te quedas en casa, ¿solo hay consecuencias para ti?

Si realizas un deporte individual quizás si, pero si estas en un equipo, realizando un deporte colectivo como el voleibol, no solo esa ausencia en el entrenamiento te acomete a ti.

Supongo que al decidir crearte la licencia te comprometiste con tu equipo. Dentro de ello, estará el asistir a entrenar cada día.

Sois un equipo, cada una de las cosas que tú haces influye y condiciona a los demás. Lo que se conoce como interdependencia, ¿recuerdas?

¿Qué quiero decir con esto? Que cada vez que te quedas en casa para estudiar, fastidias a tus compañeras. Tu mala organización no solo te está privando esta tarde de ir a entrenar, sino que esta haciendo que tus compañeras no puedan entrenar como siempre. Falta una jugadora, faltas tú.

No sé si te habré convencido, tampoco es mi idea, pero si quiero que entiendas que tomar la decisión de ir o no ir a entrenar no solo te influye a ti. Hay un equipo que espera tu asistencia, hay una entrenadora que ha creado unas tares que están adecuadas a ti, hay algo que ya no se volverá a trabajar de esa forma y tú no estás allí. Estás perdiendo un día de entrenamiento, un día en el que mejorar.

Si tomas la decisión de quedarte en casa a estudiar, quiero que lo siguiente te ayude para que sea el primer y ultimo día de tu ausencia a entrenar por estudiar.

Aprobar y entrenar, no tienes que elegir, puedes las dos

Lo primero quiero que dejes atrás todo tipo de excusas tal que así: «es que yo necesito estudiar mucho más que otros», «si no es el ultimo día no me concentro», «tengo mucho exámenes y deberes», «si voy a entrenar pierdo mucho tiempo».

Deja todo eso atrás. En numerosas conversaciones de La Charla PsicoDeportiva, deportistas de élite nos han contado como llevan sus estudios universitarios y sus entrenamientos diarios de 3-6h. Han sido y son jugadores de alto rendimiento que completan sus entrenamientos y estudios a la vez. Incluso, tuvimos la suerte de tener a una entrenadora que a su vez es opositora. No hay excusa, si esta gente no la tiene, tú tampoco.

Es decir, tengas las cosas que tengas, no estas a ese nivel. Y si estuvieses, ya sabes que se puede conseguir. Solo necesitas lo más importante.

Querer ir a entrenar.

Si quieres ir a entrenar, todo lo demás te va a ser mucho más sencillo. Tienes una motivación extra que te va a ser concentrarte como nunca antes.

Dejando esto claro, te ayudo a generar un plan organizativo para que llevarlo todo al día sea sencillo para ti.

  • Crea una rutina diaria. Si la tienes creada, genial. Sino idéala. Cada día, cuando llegues del instituto vas a sentarte a estudiar/hacer deberes todo el rato anterior a entrenar. Y cuando llegues también, tengas o no examen al día siguiente. Repasa lo que viste, adelanta trabajo, lo que sea. Pero cada día, siéntate antes y después del entrenamiento a trabajar en tus asignaturas. Hazte un horario, ya sabes tus días de entrenamiento y tus días libres. Ponle hora de inicio y final a cada tramo del que hablé. Sé responsable y trabaja cada día en ello. Esto te va a permitir no dejar nada para el último día, e ir a entrenar aunque tengas la semana llena de exámenes.
  • Ten un calendario a mano, pon en este cada nuevo examen y trabajo que te manden. Tenlo muy a la vista y de forma diaria revisa todas esas tareas que tienes que realizar. Aunque quede mucho, ponte a trabajar cada día en esas tareas. Adelanta trabajo para que no te pille nada sin hacer en el último día.
  • Fuera distracciones. Estudia en un sitio donde nadie te moleste, donde no haya mucho ruido. Si es así, usa unos auriculares para alejarte un poco de ese ruido. Eso te ayudará a centrarte más fácilmente en tus tareas. Pide a la gente que vive contigo, que mientras estés estudiando, no te molesten. Necesitas estar centrada en tus ejercicios, porque tiene poco tiempo pero éste tiene que ser de mucha calidad.
  • Móvil fuera de la habitación. Esta es la clave más importante. Da igual que tengas que preguntar cosas a tus compañeros, o buscar algo en internet. Tu móvil no puedes tenerlo al lado mientras estudias. Es la fuente más grande de distracciones que tendrás. Cada vez que lo coges, no es solo el tiempo que pierdes en él, sino el tiempo que necesitas después de dejarlo para volver a recuperar la concentración anterior a la hoja que tenías delante. Si tienes duda o algo que buscar, apuntalo en una hoja sucia y en uno de los descansos, sal de la habitación y realízalo. Pero, queda prohibido, llevar el móvil a la habitación. No entres a Instagram, ni a Tik Tok, ni a BeReal mientras estas estudiando o en tus descansos.
  • Toma pequeños descansos. Hay una estrategia muy útil que se llama Método Pomodoro, la cual te recomiendo. Consiste en trabajar durante un corto periodo de tiempo (25-30min) muy concentrado en la tarea, sin ningún tipo de distracciones y luego un descanso de unos 5 minutos para despejar un poco la mente. En esos 5 minutos es muy importante que el móvil este lejos. No es un descanso recreativo, sino un descanso para descansar la mente. Sal de la habitación en la que estabas, eso le dice a tu cerebro que hay un parón en la actividad que estabas realizando. Si sigues en la misma habitación, es muy posible que tu mente no entienda ese momento como descanso. Sal, ve al baño, toma agua, come unas nueces, estira y vuelve. Repite este proceso unas tres veces más. A la quinta haz un descanso más largo.
  • Trata de buscarle sentido a lo que estudias, no memorices sin más. Es muy aburrido sentarte y solo leer y releer eso que tienes que trascribir luego en un examen. Para el cerebro eso es algo muy aburrido, no le encuentra sentido y piensa que pierde el tiempo. Engáñalo, trata de darle sentido a eso que tienes delante, aunque no lo tenga. Relacionalo con algo que te guste mucho y trata de ver como eso que tienes delante te podría ayudar a ser mejor en tu deporte, en la relación con tus amigos, a la hora de conquistar al chico o a la chica que te guste. Lo que sea, pero dale sentido a eso que tienes frente a ti. Además, genera emociones positivas sobre lo que lees. Recordamos con mayor viveza aquello que nos hace feliz y nos trae buenos recuerdos. Úsalo a tu favor
  • No estar más rato sentada, no es estudiar más. Nuestra concentración no dura mucho más de 45 min. No creas que pasarte toda la tarde te ayudará a estudiar más y mejor. El cuerpo no esta hecho para estar sentado, ni mucho menos para pasarse el día leyendo cosas. Si te pasas una tarde entera estudiando, es muy posible que no la hayas aprovechado al completo, porque es muy difícil. Salir a entrenar te va a dar el oxigeno que necesitas para que estar estudiando sea productivo para ti.

Beneficios de ir a entrenar, aun teniendo examen mañana

Aquí te dejo algunos de los beneficios que Chat GPT ha recopilado para ti, a nivel emocional y cognitivo

Beneficios del deporte a nivel emocional:

  • Ayuda a liberar tensión y relaja el cuerpo, lo que nos permite reducir el estrés y la ansiedad frente a los exámenes y preocupaciones.
  • Aumenta la producción de los glóbulos rojos, lo cual ayuda a que el oxígeno fluya en el cerebro y te sientas más despejado y fresco.

Beneficios del deporte a nivel cognitivo:

  • Mejora la capacidad cognitiva, la velocidad de procesamiento de la información, la resolución de problemas y la atención.
  • Permite combatir el estrés y la ansiedad, canalizándolo en la tareas deportiva, a su vez libera endorfinas, que se encargan de hacernos sentir bienestar y felicidad.
  • Estimula la creación de nuevas neuronas y regiones como hipocampo, que relacionado con el procesos de memorización y aprendizaje.

Es decir, si el ejercicio te ayuda a mejorar la capacidad cognitiva, la velocidad de procesamiento de la información, la resolución de problemas y la atención, te va a ayudar, también, a mejorar el tiempo que pasas delante de los apuntes.

Y por si se te había olvidado, ir a entrenar te ayudará a socializar, sacar lo que te preocupa, a reír con tus amigas, te hará superar retos y gestionar la frustración del ejercicio que aun no te sale. Te sacará un rato de esas preocupación y estrés por el examen.

¿Aún tienes dudas sobre si quedarte en casa o ir a entrenar? Espero que todo lo anterior te haya ayudado a tomar una decisión más consciente.

Suerte para el examen.


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán 🚀La Catalizadora Deportiva