Distorsiones Cognitivas en el voleibol

¿Cuánta verdad tiene lo que pienso?

Qué es una Distorsión Cognitiva?

Dentro de la psicología, existen varias ramas y terapias que tratan de explicar la conducta humana. En el día de hoy te voy a hablar sobre la terapia cognitiva.

Antes, quiero explicarte que quiere decir la palabra cognitivo. Lo cognitivo hace referencia a los procesos por el cual el ser humano produce conocimiento a través de la información captada por su entorno. Es decir, la cognición son los pensamientos, el lenguaje, la percepción, la memoria, el razonamiento, la toma de decisiones, la resolución de problemas… En definitiva, son ese conjunto de procesos mentales que afectan a la conducta humana.

Beck, divulgador de la Teoría Cognitiva, la cimienta con estos procesos mentales. Para él, lo que hacemos esta determinado por la forma en la que cada uno estructuramos nuestro mundo. Dicho de otra forma, la manera de pensar y los esquemas que permiten estos procesamientos son los que hacen que actuemos como lo hacemos.

Existen por lo tanto dos tipos de cogniciones, por un lado tenemos los procesos cognitivos y por otro, el contenido de estos.

Los procesos cognitivos son esos mecanismos de almacenamiento, recuperación y codificación de datos que realizan nuestras estructuras mentales, las distorsiones cognitivas.

El contenido cognitivo, son las creencias y pensamientos automáticos (pensamiento rápidos sin razonamiento) que suscitan de nuestra mente.

Los pensamientos automáticos erróneos son los que producen las distorsiones.

En definitiva, una distorsión cognitiva es un error en la forma en la que se procesa la información. Es cuando usamos de forma incorrecta un esquema mental que da lugar a una acción o respuesta desadaptativa.


Tipos de distorsiones

Beck propone los siguientes tipos de distorsiones que producimos día a día:

  • Personalización, es cuando se cree que los demás hacen cosas mal por tu culpa, sin considerar otras posibles causas. «Laura ha fallado el remate porque mi recepción no fue buena»
  • Sobregeneralizacion, se generaliza de forma negativa lo que se acaba de hacer a cualquier otra faceta de la vida. «He fallado el saque, hoy ya no me sale nada bien»
  • Afirmaciones «debería» y «tengo que», se tiene una idea fija de como el jugador y otros deberían hacerlo y se sobreestima de forma negativa que eso no se haga así. «El libero debe hacer una doble positiva cada vez que recibe, sino es un mal líbero»
  • Pensamiento dicotómico, se ve la situación en dos categorías, no existe un continuo, es todo o nada. «Si se ganamos somos los mejores, si perdemos somos los peores»
  • Razonamiento emocional, se piensa que algo es cierto por el simple hecho de sentirlo así. Se ignora la información que desmienta todo ello. «Me siento incomodo atacando por zona dos, no se atacar por dos»
  • Magnificación o minimización, cuando el jugador se evalúa a sí mismo o a otros aumentado lo negativo o reduciendo lo positivo. «Tener un porcentaje de acierto en ataque del 90% no significa que sea un atacante efectivo»
  • Descalificación de lo positivo, cuando nos decimos que las acciones exitosas o cualidades no tienen suficiente valor o no fueron causa nuestra. «He hecho punto porque he tenido mucha suerte».
  • Catastrofísmo se predice el futuro de forma negativa. «Voy a estar tan nervioso que voy a fallar en todo lo que haga»
  • Abstracción selectiva, se observa solo un aspecto negativo en vez de observar el conjunto. «Hemos perdido dos partido, somos un equipo malísimo»
  • Etiqueta, cuando se etiqueta a sí mismo o a otros sin tener en cuenta todo lo que rodea esa persona. «Soy un perdedor»

¿Cómo afecta en el voleibol?

Quizás te hayas sentido identificado con alguna de estas situaciones. Es muy normal que la cabeza tenga este tipo de pensamientos. A menudo los damos por buenos sin pararnos a pensar en ellos.

Hacemos interpretaciones erróneas de muchas acciones d nuestro día a día. Dentro del voleibol, las acciones de juego son rápidas y dinámicas. La mente no puede pararse a pensar mientras el balón vuela. Pero si lo hace cuando este toca el suelo. En los pequeños periodos de pausa que contiene este deporte, la cabeza recupera la acción anterior y rápidamente la cataloga de una forma determinada. Ahí es donde entran en juego estas distorsiones.

¿Cuántas veces te paso que te echaste la culpa de un error de un compañero?,¿o cargaste tu solo con el peso de la derrota?,¿o solo veíais lo negativo?

¿Cuántas veces tener un mal partido condiciono el resto de tu día?,¿cuántas veces te etiquetaste como mal jugador sin tener en cuenta los demás factores?,¿cuántas veces sentirte inseguro en una posición te ha hizo perder la confianza en ti mismo?

Estoy segura de que has respondido de forma afirmativa a varias de estas preguntas. Si fue así, no te agobies.

Lo positivo de todo esto, es que ya sabes que no todo lo que piensas es correcto. Cada uno de tus pensamientos puede estar sujeto a errores e interpretaciones con incompleta y escasa información. Estos pensamientos pueden llevarte a conclusiones muy equivocadas, que te sacaran del partido y te harán desconfiar de ti durante ese rato.


¿Qué hacer para reducirlas?

El primer paso es ser consciente de esta distorsión cognitiva. Una vez la identifiques tratarás de equilibrarla para que no te saque del partido.

Es decir, vas a cuestionarla, ponerla en duda y crear un pensamiento alternativo que pueda sustituirle.

  • Personalización, «Laura ha fallado el remate porque mi recepción no fue buena» -> «Laura ha fallado el remate, eso es cierto, pero no tiene porque ser culpa mia. Mi recepción no fue perfecta, pero la colocación sí. Laura ha llegado tarde a la bola y la estrellado contra la red. En este caso, ese fallo no ha sido causa mía».
  • Sobregeneralizacion, «He fallado el saque, hoy ya no me sale nada bien» -> «He fallado un saque porque me he puesto nerviosa al mirar a la grada. No quiere decir que los demás los vaya a fallar o se me haya olvidado jugar. Y eso no significa que cuando acabe el partido sigan saliéndome las cosas mal»
  • Afirmaciones «debería» y «tengo que», «El líbero debe hacer una doble positiva cada vez que recibe, sino es un mal líbero» -> «El líbero es el experto en la recepción y defensa, pero como ser humano va a tener fallos, y no todas las recepciones serán perfectas y eso no le hace mal líbero, sino humano».
  • Pensamiento dicotómico, «Si se ganamos somos los mejores, si perdemos somos los peores» -> «Si ganamos un partido quiere decir que hemos jugado bien como equipo, o el rival tenía menor nivel. Si perdemos podemos haber jugado muy bien , pero el rival ser superior y más acertado, pero no quiere decir que mi equipo hiciera un mal trabajo o sí»
  • Razonamiento emocional, «Me siento incomodo atacando por zona dos, no se atacar por dos» -> «Hoy me siento incómodo por zona dos, pero eso no tiene que ver con que sea un mal atacante o con que no sepa pegarle bien por dos. Que me sienta incomodo no quiere decir que eso sea así. Es como me siento, no lo que soy»
  • Magnificación o minimización, «Tener un porcentaje de acierto en ataque del 90% no significa que sea un atacante efectivo» -> «El porcentaje habla de mi efectividad en ataque, si es de un 90% , ese número esta muy cercano al 100% por lo que mi efectividad como atacante es bastante alta».
  • Descalificación de lo positivo, «He hecho punto porque he tenido mucha suerte» -> «He hecho un punto porque me he habilitado, he saltado lo sufiente y he conseguido poder la bola en tres metros»
  • Catastrofismo,«Voy a estar tan nervioso que voy a fallar en todo lo que haga» -> «Voy a estar nerviosos y quizás comience fallando, pero sé que voy a tranquilizarme en cuanto esté en el campo y jugaré como yo sé»
  • Abstracción selectiva, «Hemos perdido dos partido, somos un equipo malísimo» -> «Hemos perdido dos partidos y existe una gran cantidad de posibles causas como para concluir que ha sido porque somos malos jugadores»
  • Etiqueta, «Soy un perdedor» -> «He perdido más veces de las que gané, pero eso no me hace meterme en la categoría de perdedor, lo mismo que perdí, puedo ganar»

Para ser más consciente de estos pensamientos es muy importante que a menudo verbalices lo que sientas y piensas con tus compañeros.

Escucharte decir alguna de estas afirmaciones puede ser suficiente para darte cuenta de que no estas en lo cierto.


¿Cómo ayudar a un compañero?

Si algún compañero te dice alguna de estas afirmaciones, refléjale eso mismo que acaba de decir.

– COLOCADOR :»acabamos de perder el partido por mi culpa»

-TÚ: «es verdad, hemos perdido por tu culpa, porque tu eres el único que ha jugador el partido. Además, todas las bolas que has tocado han sido malas. Por eso mismo hemos quedado 3-2, y con un porcentaje en ataque el 95%, porque todas tus colocaciones han sido malas»

Hazle ver la incongruencia de su pensamiento. No le juzgues, solo refléjale lo que te dice. Escuchar sus pensamientos en boca de otro, le hará darse cuenta de que su afirmación carecía de mucha otra información relevante como para acabar concluyendo eso.


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene 😏

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva


Validación emocional para entrenadores

Cómo actuar cuando un jugador se agobia

¿Qué es la validación emocional?

La validación emocional es ser capaz de comunicarle a otro que lo que siente, piensa y hace tiene sentido en ese contexto o situación concreta (Linehan, 1993). Es darle sentido y aceptar eso que siente y piensa en ese momento.

Validar la emoción no quiere decir que pienses igual que esa persona, pero si hacer que se sienta comprendido respecto a lo que siente, piensa o hace (Linehan, 1993).

Por el contrario, invalidar una emoción es cuando se ignora, se le quita interés y no se le permite expresarla. Sería cuando categorizamos como exagerada o sin sentido una emoción o acción en un momento o situación especifica (Rathus, J & Miller, A, 2015).

Dentro de este concepto, que se refiere a una acción que hacemos frente a otro, no podemos olvidar la autovalidación (validación emocional sobre nuestras emociones). Sin una autovalidación consciente serás incapaz de identificar y comprender la emoción del jugador. Autovalidarlas en ti mismo, te permite detectarlas y ayudar a gestionarlas en los otros (Rathus, J & Miller, A, 2015).


Validación en el deporte

Esta validación es usada por los psicólogos en consulta para ayudar a gestionar y comprender las emociones del cliente. Educarles en inteligencia emocional, mostrar cercanía, escucha y comprensión.

Un entrenador no tiene porque usar esto pero, tener algunos matices sobre como trabajar las emociones de sus jugadores, puede serle muy útil. La validación va a permitir que el propio deportista aprenda a regular mejor sus emociones (Linehan, 1993). Si queremos que nuestros jugadores sepan autogestionarse dentro del partido, tenemos que ayudarle a identificar que sienten, previamente.

Por lo tanto, trasladando esto, a lo que es el deporte. Creo que es una habilidad realmente importante en la comunicación del entrenador y el jugador, ya que este se sentirá escuchado y comprendido por el primero. Será muy necesario en momentos de presión e intensidad dentro del partido. En este caso, lo que necesita el jugador es comprensión y enfoque, no gritos y reproches.


¿Cuándo y cómo hacerla?

¿Cuándo? Siempre.

Nuestros jugadores deben sentir que sus emociones son validadas por su entrenador en cada momento. Cada emoción es necesaria y el entrenador debe encargarse de que el joven deportistas así lo crea. La emoción es algo que no puede controlarse, pero la respuesta sí. Por ello, se valida la emoción y se trabaja en la acción.

El como hacerlo lo baso en DBT (Teoría Dialéctica Conductual), creada por Linehan (2001) que se centra en la validación emocional y la búsqueda del cambio, a raíz de esta. El fin de esta teoría es mejorar la gestión emocional de los pacientes, reducir la impulsividad y crear conductas más adaptativas al entorno.

De acuerdo con todo esto, quiero trasladar esta información al trato de un entrenador con sus jugadores. Voy a mostrártelo a través de un ejemplo. Este ejemplo contiene cinco de los seis niveles que propone Linehan (1997) para validar emociones.

Imagínate que estas en la final del campeonato de España. Es la primera vez que tus jugadores están en ese campeonato y aun son jugadores bastantes jóvenes. La tendencia emocional es agobio, miedo y nerviosismo.

Lo más natural es que estos deportistas se encuentren nerviosos, inseguros y con miedo, Antes de ponerse a jugar, mil pensamientos y sensaciones negativas y extrañas van a aparecer en su cuerpo y mente. El entrenador tiene que ir con esto en la cabeza, estás emociones van a estar, hay que validarlas y gestionarlas para que no pesen en el partido.

Lo que un entrenador no puede hacer es quitar valor a esas emociones con frases tipo: «no os pongáis nerviosos, hombre», «míralos, ya están asustados y si ni quiera hemos empezado a jugar…»

¿Qué ocurre aquí? Para empezar, en muchas ocasiones, el primero que está asustado y nervioso es el propio entrenador, lo segundo que se está invalidando la emoción. Dicho de otra manera, se les esta dando a entender a los niños que eso que sienten no es válido, es exagerado e incorrecto en esa situación. Sin embargo, es todo lo contrario. Uno siente miedo y ansiedad ante situaciones que no sabe como van a desencadenarse. Por lo tanto, cuando un jugador este agobiado:

  • Escúchale atentamente y con interés. Habla sobre la competición, sobre qué piensa, qué siente, qué expectativas tiene, qué es lo que realmente le preocupa. Presta atención a lo que te cuenta y charla sobre ello. Esto tendrá el poder de ir volviendo la situación algo más familiar y previsible. Ese simple hecho le va a calmar, porque sentirá un poco seguridad y control sobre esa situación.
  • Refleja lo que siente. Para que se sienta realmente escuchado vas a tener que demostrárselo. Resume eso que te acaba de contar, incluye parte de sus pensamientos y emociones. Si te acaba de contar que ese campeonato le pone muy nervioso porque le recuerda a cuando se dobló el tobillo y que siente que eso le va a impedir saltar al máximo. Tú como buen entrenador, que habrá escuchado, al final de su intervención le dirás algo como: «Piensas que no podrás saltar al bloqueo como normalmente porque esta situación te recuerda a cuando te lesionaste y crees que eso bloqueará».
  • Verbaliza lo que no sabe expresar. Este nivel para un no psicólogo puede ser más complejo, pero con que observes con atención puedes identificar muchas cosas. Fíjate en como se expresa, si su tono de voz es bajito, si habla muy rápido y sus gestos le acompañan, si no te mira a los ojos o no puede estarse quieto. Cuando hables con el, observalo bien, su cuerpo te va a estar dando información que va a aportarle mucho más valor a lo que él te dice. Continua lo anterior con algo como: «Además, veo que me mientras que me lo cuentas no paras de mover tus pies, tus ojos miran a todos lados y tu voz y entonación están más agitadas de lo normal. No me miras a los ojos y tu cara mira para el suelo, se te ve triste, preocupado y avergonzado por sentirte inseguro en esta situación»
  • Explica la emoción o conducta. Los entrenadores no suelen ser psicólogos, por lo que esta parte es la más complicada de gestionar. No obstantes, es importante que tanto el entrenador como los deportistas entiendan y sepan que cada emoción es necesaria. Que no existen emociones malas ni buenas, solo emociones agradables o desagradables. Las emociones siempre llegan a nosotros como alertas o mensajes, vienen a comunicarnos una información. Eso no quiere decir que sea excusable y justificable la respuesta que se tenga a continuación. Una cosa es la emoción y otra su respuesta. La respuesta si se puede controlar y se debe manejar. La emoción, no. Es un aviso que el cuerpo nos da sobre lo que nos rodea. Por ello, tras esta conversación podríamos decirle al jugador, «¿De que crees que te está informando esa sensación que tienes?¿De qué te avisa?¿Qué es lo que realmente te agobia?» Toda emoción siempre trae una información sana, en forma de prevención. Ayúdale a encontrarla.
  • Reconoce al jugador por lo que es. Eso si, sea lo que sea lo hablado y sentido, el entrenador tiene que diferenciar eso de lo que el jugador es. Quiero decir, que un en momento dado el deportista sienta miedo o este más agobiado de lo normal no quiere decir que no sepa gestionar esa ansiedad o que sea un jugador que se acobarda en el partido. Una cosa será como se sienta y otra lo que el es. Por lo que, yo acabaría esa conversación con él haciéndole ver esto. «Qué te sientas agobiado en este momento no quiere decir que vayas a hacer un mal partido. Esto que sientes es porque el recuerdo te trae esa inseguridad. Este momento es parecido al otro y te produce ese miedo, pero lo bueno es que esa lesión es pasado, ya estas recuperado y llevas un año saltando al máximo sin tener ningún problema, hoy tampoco lo tendrás». Aun no estas en la pista y por eso el agobio, pero tu sabes que cuando tengas el balón en las manos será un partido más en el que vas a luchar por la bola como siempre».

Quitale importancia al hecho, a la situación, pero no a la emoción o sentimientos de tus jugadores.

Y recuerda, antes de hablar con ellos, obsérvate a ti. Autovalidate, así te será más fácil poder detectar su emoción, escucharles de forma activa y ayudarles a gestionar sus emociones fuera y cuando estén en la pista.


¿Por qué es importante para un entrenador?

Un entrenador quiere rendimiento, quiere que lo que se entrena pueda verse en la pista. Y que los nervios, no jueguen una mala jugada. Gestionar estos nervios por primera vez en una competición es complicado. La tarea será trabajarlo antes. Muchos autores coinciden (Goleman, 1996; Bellido, 2022; Salovey y Mayer, 1989) en que lo principal para una buena gestión emocional es el reconocimiento de esta emoción. Sin ella no se puede gestionar nada. Nuestros jugadores jóvenes carecen de estas herramientas para poder canalizar lo que sienten. La validación emocional va a ir permitiéndoles que vayan identificando sus emociones poco a poco.

A esto, Linehan (1993) añade algunas otras ventajas de esta herramienta:

  • Oportunidad para expresar las emociones y aceptarlas.
  • Ayuda a observar y nombrar emociones, describiendo las sensaciones físicas, expresiones faciales, pensamientos, suposiciones, interpretaciones, expectativas y acciones.
  • Validez e importancia a lo que siente o piensa, indiferentemente de que sea acertado o no
  • Motiva al jugador y le da confianza.
  • Se enfoca en las fortalezas.
  • Establece objetivos realistas y elimina falsa expectativas.
  • Da cercanía y apoyo

Es decir, mejora la comunicación entre el entrenador y el jugador creando un vinculo de compresión y confianza.


En conclusión,

Rathus, J & Miller, A (2015) confirma junto con Linehan (1997) que la validación emocional implica escuchar activamente al jugador, mirándole a los ojos, comprender la comunicación verbal y no verbal, y reflejar las emociones del deportista sin juzgarle y teniendo en cuenta su contexto y experiencias previas.


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva


Referencias

Bellido, J. (2022). Bienestar centrado en las emociones. Madrid, España: Grupo Editorial Luis Vives

Goleman, D. (1996). Inteligencia emocional (edición en castellano). Barcelona, España: Editorial Kairós, S.A

Linehan, M. (1993). Cognitive – behavioral treatment of borderline personality disorder. New York, NY: Guilford Press.

Linehan, M. M. (1997). Validation and Psychotherapy. In A.C. Bohart & L.S. Greenberg (Eds.). Empathy and Psychotherapy: New Directions to Theory, Research, and Practice. American Psychological Association. http://psychsurfer.com/for_clinicians/DBT_files/Marcia%20Linehan%20-%20Validation%20and%20Psychotherapy.pdf

Linehan, M.M. & Dimeff, L. (2001). Dialectical Behavoir Therapy in a nutshell. The California Psychologist, 34: 10-13.

Rathus, J & Miller, A. (2015). DBT Skills Manual for adolescentes. Guildford press.

Salovey, P., & Mayer, J. (1989). Emotional Intelligence . Imagination, Cognition and Personality, 9(3), 185-211.
http://gruberpeplab.com/3131/SaloveyMayer_1989_EmotionalIntelligence.pdf

Práctica imaginada para el KI

¿Qué es la Practica Imaginada o el Entrenamiento mental?

Se refiere a la vivencia mental de una tarea. Dentro del voleibol es cuando el jugador proyecta mentalmente imágenes sobre sus acciones y movimientos (Díaz, 2013). Es decir, la visualización de cómo recibe, defiende, saca, coloca, remata o bloquea.

Realmente existen matices entre lo que se refiere a práctica imaginada o entrenamiento metal y visualización. En la ultima el término solo hace referencia a imágenes, pero la idea de los anteriores va mucho más allá. Tanto el entrenamiento mental como la práctica imaginada tratan de recuperar y recrear el máximo número de sensaciones e imágenes que rodean y forman ese momento que se revive en la mente (Moreno, 2012). No obstante, a lo largo de este articulo las usaré de forma indiferente. Pero cada vez que use el termino visualización quiero que no solo pienses en imágenes, sino en todo lo que hay alrededor de ellas.

Jacobson (1932) citado por Buceta (2020) descubrió que cuando imaginamos que usamos una parte de nuestro cuerpo, los músculos que se moverían si lo ejecutáramos de verdad, se activan y funcionan como si la acción se estuviese dando. En otras palabras, la visualización de mi movimiento influye en lo que hago, ya que eso permite estar entrenando esa acción sin mover ni un dedo. Pero para que esto se dé, la forma de hacerlo tiene que ser la adecuada, más abajo te cuento cuál es.

El entrenamiento mental no solo nos permite aprender y perfeccionar movimientos a nivel técnico, sino que también nos ayuda a anticipar como irá la competición y cual puede ser nuestro rendimiento durante ella (Buceta, 2020)

Por lo tanto, lo que quiero que entiendas de aquí es que, la práctica imaginada es una forma muy interesante, sin desgaste físico, de seguir entrenando. E incluso, añade Díaz (2013), ayuda a la hora de focalizar nuestra atención y concentración en el partido.

De ahí que, la idea de esta estrategia sea que el jugador realice la vivencia de futuro teniendo en cuenta su experiencia pasada, lo que conoce de su equipo, del contrario y las posibles situaciones que se den (Díaz, 2013). Para anticiparse y actuar de forma más rápida y eficiente conforme la bola está volando.


Practica imaginada para potenciar tu recepción en voleibol

Joaquín Díaz relata que en sus numerosas aplicaciones con jugadores de voleibol, éstos han afrontado con muy buena actitud y valoran satisfactoriamente entrenar la práctica imaginada (Díaz, 2013). Eso sí, lo primero es ensayar y trabajar esta habilidad con un profesional que te guíe en el proceso. Luego, una vez dominada podrás realizarla en cualquier lugar y sin ayuda.

La practica imaginada (Díaz, 2013) es una técnica que se debe adaptar a cada una de las fases que queremos entrenar mentalmente. Por ejemplo, dentro del voleibol, es más fácil trabajar las situaciones cerradas como el saque o la recepción que las abiertas como la defensa.

Ver vídeos sobre la variabilidad y sistemas de saque y ataque de los jugadores y equipos contrarios ayuda mucho al trabajo de la técnica de recepción. Puesto que, va a facilitar el trabajo imaginativo del entrenamiento mental y posibilitará que las imágenes mentales se acerquen con más exactitud y precisión a la realidad (Díaz 2013).

A continuación, te muestro un ejemplo que nos aporta Díaz (2013) en su libro. Nos da un modelo de como podría ser una correcta visualización en el complejo KI:

«Una vez relajado y tranquilo.

Colócate mentalmente en posición de recepción. Intenta imaginarte perfecto en todos los aspectos técnicos y corporales. Procura que esas imágenes sean muy reales. Siente a tus compañeros de recepción, el ruido, comentarios.

Estas seguro y confiado. Sientes toda la situación controlada. Estas activo y dinámico.

Imagina y visualiza de la forma más real posible con toda claridad a los jugadores del equipo contrario, la ubicación del colocador, del sacador, lugar en el que se ubica, tipo de saque que realiza. Repasa mentalmente y observa con mucha claridad al sacador, haciendo sus rutinas y gestos técnicos de saque.

Imagina como será ese saque, su trayectoria, su potencia. Visualiza claramente el balón como se acerca hacia tu posición. Siente como llega el balón, siente como lo recibes, como lo notas perfectamente amortiguando. Imagínate dirigiendo el balón hacia el colocador, visualiza que va perfectamente amortiguado, plano, sin vueltas, perfecto» (Díaz, 2013).

Reproduce esto mismo en tu cabeza. Tratando de traer todas las sensaciones que rodearán al día del partido. Cuanto más parecido sea a la realidad más opciones de que lo que imaginas se dé.


Para visualizar necesito:

Palmi (1987) en su trabajo nos cuenta algunas de las indicaciones que nos harán más fácil este entrenamiento mental:

  • Primeramente se debe conocer muy bien el gesto técnico a imaginar.
  • Antes de la práctica imaginada, el cuerpo y la mente tienen que estar relajados.
  • Debe hacer silencio y ser un lugar tranquilo.
  • El lugar dónde se desarrolla la acción tiene que se lo más nítida posible.
  • Utiliza, de primeras, imágenes en cámara lenta que puedas reproducir con precisión.
  • Imagínalo con todos los sentidos posibles: olores, sonidos, tacto, iluminación, sensaciones internas, pensamientos…
  • Siéntelo con mucha intensidad, con toda la viveza que puedas.
  • Visualiza la ejecución y su resultado.
  • Corrige aquellas acciones que sean incorrectas y trata de que lo que imaginas sea lo más correcto posible.

Quiero que imagines todo esto bajo expectativas realista de éxito, donde exista un equilibrio entre tus posibilidades y lo que ocurre. Añadele tensión emocional, imaginalo en una situación incomoda para ti, y reproduce como acabas gestionándolo y volviendo el enfoque al partido (Palmi, 1987). Observate con control tras haber regulado tu estado. Ahora estás calmado, enfocado, seguro y confiado.

Para que el entrenamiento sea más llevadero, Palmi (1987) recomienda que se haga por secciones de pequeños minutos dentro de la sesión.

Mi recomendación es que antes de ponerte a entrenar mentalmente tengas muy claro el qué visualizar. Para ello, redacta con anterioridad todo aquello que quieres recrear. Pon cada detalle, por pequeño que te parezca. Con ello ya escrito, comienza a recrear cada palabra en tu mente.

Ten mucha paciencia y constancia, es algo que no sale a la primera. No va a ocurrir que el primer día que te imagines jugando bien, te de resultado.

Esto se trata de una habilidad que hay que trabajar mucho. Hay que dedicarle tiempo y saber como focalizarse para que pueda ser útil. Por eso mismo, recomiendo empezar a usar esta estrategia con un profesional que pueda guiarte en el proceso y darte recursos que puedan serte útiles cuando la practiques solo.


A modo de resumen, la práctica mental bien usada te ayudará a:

  • Perfeccionar y matizar habilidades técnicas (Díaz, 2013).
  • Anticipar el rendimiento del partido (Buceta, 2020).
  • Ayudar en la toma decisiones según los posibles escenarios que se den (Díaz, 2013)
  • Reducir y optimizar el tiempo de aprendizaje mientras se está asimilando un nuevo gesto a nivel motor (Palmi, 1987).
  • Aumentar la precisión de un movimiento (Palmi, 1987).
  • Ahorrar el trabajo de entrenamientos intensivos en días consecutivos (Palmi, 1987).
  • Seguir entrenando aun estando lesionado (Palmi, 1987).
  • Practicar repetidas veces sin un desgaste excesivo de energía (Palmi, 1987).
  • Potenciar y aumentar la concentración y autoconfianza en el gestos técnicos (Palmi, 1987).
  • Permitir anticipar situaciones estresantes y planear como actuar ante ellas(Palmi, 1987).

Es decir, la practica imaginada da recursos de afrontamiento al deportista, ya que le permite, antes del partido, entrenar de forma global aprovechando todas las capacidades que este tiene (Palmi, 1987).


Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene 😏

Mar Duran 🚀 La Catalizadora Deportiva


Rerefencias


Buceta, J.M. (2020) Psicología del Deporte de Alto Rendimiento. Barcelona, España: Editorial Dykinson, S. L.

Díaz, J. (2013) Voleibol. Entrenamiento psicológico para la recepción y defensa de segunda línea. Conesa, España: Ushuaia Ediciones.

Palmi, I. G. (1987). Practica imaginada: L’entrenament ideomotor (representation mentale du mouvement: L’entrainement ideomoteur). Apunts: Educación Física y Deportes, 9, 26-31.

Moreno, A.M. (2012). Desechando las nociones erróneas de la práctica imaginada en el aprendizaje de habilidades motrices: un meta-análisis. EFDeportes.com. Buenos Aires

Factores psicológicos y qué hacer durante un Campeonato

Esta pasada semana he tenido la suerte de formar parte de un Campeonato a nivel Español Universitario (CEU). He sido la segunda entrenadora de la Selección Universitaria de Granada y ello me ha permitido observar y vivenciar como la psicología del jugador puede ir fluctuando conforme los días y los partidos se van dando.

Antes de nada, quiero matizar que la situación de un campeonato es algo diferente a lo que es un partido normal de cualquier liga regular. En un campeonato tendremos que jugar varios partidos en poco tiempo, por lo que la psicología y la emocionalidad del jugador puede estar más afectada que de costrumbre.

Aquí quiero mostrarte algunos de los factores psicológicos que, bajo mi perspectiva, han sido más determinantes en el rendimiento individual y colectivo de los equipos.

Los principales aspectos que creo que pueden afectar al rendimiento a lo largo de un campeonato son:

  • Expectativas sobre lo que se espera que ocurra
  • Fatiga mental y emocional
  • Autoculpa, acumulación de errores y su mala gestión
  • La presión frente a la semifinal y final

Expectativas

Un campeonato lleva consigo una serie de expectativas. Estas van a ser tanto internas como externas. A nivel interno podemos ir imaginando como actuaremos teniendo en cuenta nuestros años anteriores o como hemos estado trabajando esta temporada, o todo lo contrario, como nos gustaría hacerlo.

A esto, se le va a sumar las expectativas externas, quién se cree que será el favorito, quiénes llegarán a la final… Es decir, habrá una serie de creencias, ideas y pensamientos que irán circulando alrededor nuestra.

Queramos o no, inconscientemente todo esto va a ir conformando parte de nuestro pensamiento al jugar. Estas creencias internas y externas irán conformando la base de mis pensamientos y emociones durante todo el campeonato.

Asimismo, las expectativas y la autoconfianza están estrechamente relacionadas. Si yo, o comentarios ajenos, me posicionan como una de las mejores jugadoras del campeonato, o a mi equipo como el finalista, conforme vayan pasando los partidos, los resultados me irán informando de como voy respecto a eso que se espera.

O sea, si piensan que jugaré bien y tengo un mal partido, mi autoconfianza se debilitará, ya que percibiré que me falta control sobre una situación que se suponía que tendría controlada.

Por el contrario, si nadie espera nada de mi, pasan los partidos y mi juego sorprende positivamente, a la vez que consigue resultados, mi autoconfianza irá aumentando.

¿Qué hacer para que las expectativas no afecten a tu juego?

Regula y contrasta cada cosa que escuches sobre tu rendimiento o el de tu equipo.

Hazle preguntas a esas ideas y equilíbrala con lo que en ese momento sois y realistamente podéis ser.

Por ejemplo, se cree que tu equipo es uno de los favoritos para llegar a la final, porque ya lo ha hecho en los años anteriores. Por lo tanto, se da por hecho que este año también lo será.

Pero eso no tiene porque ser así: ¿tenéis el mismo equipo?;¿el rendimiento de las jugadoras es el mismo?;¿es el mismo entrenador?¿cuál es el nivel de los demás equipos?…

Ir contrastando toda la información que nos llegue con la realidad nos da seguridad y control sobre lo que sí depende de nosotros. Las expectativas y las opiniones siempre estarán, depende de ti de que te puedan afectar o no.


Fatiga mental

Como he dicho, un campeonato es la secuencia de varios partidos en un periodo bastante corto. Dicho de otra manera, en solo 2 días podemos haber jugado unos 4 o 5 partidos. Parece obvio que en estas situaciones la fatiga y el cansancio físico van a ser de mayor magnitud que a lo largo de la temporada.

Pues a todo ello, debemos añadirle también toda la fatiga mental que puede producir esta atípica y bonita situación. Un campeonato es un evento puntual, intenso, exigente y de corta duración, lo que se va a ver reflejado en la intensidad del juego y en las emociones y sensaciones resultantes de ello.

La presión, el nerviosismo, la inseguridad, el malestar en el estomago, el miedo a fallar, el ruido, las ganas, la ilusión, la toma de decisiones, la concentración van a estar jugando en tu interior a la vez que tú lo haces en pista. La fatiga física y el cansancio por los partidos anteriores también te acompañarán.

Con todo este contexto, es natural que cuando las piernas empiecen a fallar también lo haga nuestra cabeza.

Para poder tener una buena toma de decisiones, que es fundamental en deportes como el voleibol, necesitamos una mente despejada, enfocada y concentrada en la tarea. Para que sea capaz de captar la mayor información posible y así diseñar una acción que pueda dar como resultado un punto a favor.

¿Qué hacer para que la fatiga mental y emocional no afecten a tu juego?

Descansar y desconectar tras cada partido.

Asegúrate de dormir suficiente y que el sueño sea de calidad. El sueño te va a permitir liberar estrés mientras duermes y te ayudará a regular mejor tus emociones al día siguiente o en las horas siguientes.

Entre partido y partido, da un paseo corto por donde haya naturaleza, charla con tus compañeras sobre cualquier cosa que no sea tu deporte y como fue el partido y mantente alejada del móvil todo lo posible.

En resumen, haz algo que dé descanso a tu cerebro. Échate un siesta o túmbate a descansar con los ojos cerrados y en silencio. Con unos 20 minutos le estarás dando un plus a tu cerebro que tu juego lo agradecerá.


Autoculpa y acumulación de errores

Acabas de quedarte a las puertas de la final, y el punto ha sido un error tuyo. La autoculpa, desolación, frutración y rabia junto a las lagrimas van a definirte en unos instantes. Te vas a echar el peso del equipo y de ese partido a tus hombros y vas a culparte por hacer perder a tu equipo. Pero… ¿un partido se pierde por un punto?, ¿solo has aportado negativamente al equipo?, ¿no has ayudado en ningún momento a hacer punto?

Al perder un partido en este contexto, el sistema emocional se vuelve realmente sensible. Vas a sentir que ha sido tu culpa y vas a cargarte con todo lo malo del campeonato. Pero quiero que sepas que aunque en ese momento pienses que es así, no lo es.

Durante el campeonato vas a jugar muchos partidos, y vas cometer muchos errores. Y es que, eso forma parte del deporte. Vas a fallar como lo hace cualquier otro ser humano. Es más, en las fases finales, cuando toca arriesgar, es cuando hay una mayor probabilidad de fallo. Y es un tópico, pero si en un partido juegas solo a pasar la bola, lo tienes perdido. Así que, si quieres ganar tendrás que arriesgar y hacerlo sabiendo que es posible que salga mal.

En este punto es muy importante saber ir archivando cada partido y error conforma se acaba. Sino la acumulación, incomodidad e inseguridad que se apoderará de ti, tras cada fallo, se irá agrandando de forma exponencial cada vez que vayas dando un paso.

¿Qué hacer para que la fatiga mental no afecten a tu juego?

Cada partido es un nuevo episodio y tienes que encargarte de que sea así. Para empezarlo tienes que tener la mente vacía de lo que pasó en el anterior, sino te pasarás este nuevo capítulo reviviendo el anterior sin poder jugar este.

Resetéa y comienza de nuevo.

Mira cada partido y cada set como si fuese el primero del campeonato. Haya lo que haya ocurrido, tienes delante una nueva oportunidad para hacerlo bien.

Para ello haz lo siguiente.

Objetivo: tener la mente libre de lo que ya ocurrió.

Abre el blog de notas y escribe todo lo que hiciste o crees que hiciste mal; todo lo que ronde por tu cabeza; cada pensamiento de culpa, de enfado, de frustración… Y acabalo escribiendo como te gustaría que fuese el siguiente partido.

Escribe esto durante unos 3 minutos. Al acabar vas a sentirte aliviado como si te acabaras de quitar una mochila pesada que llevabas cargando todo un partido.

Entre acciones del mismo partido puedes usar herramientas como la gestión del fallo y la detención del pensamiento que encontrarás en estrategias psicológicas del menú de arriba.


Presión en las fases finales

Además de todo lo comentado, quiero puntualizar en un aspecto en concreto. La presión.

Esta irá muy relacionada y armada según las expectativas que se hayan ideado y conformando a lo largo del campeonato. Es decir, en la fase final, la presión para los equipos finalistas será mucho mayor que al comienzo de la fase de grupos.

No todo el mundo sabe competir bajo presión, ni todo el mundo es capaz de dar un buen papel cuando los puntos no están de su lado. Sin embargo, eso es lo que hace a un buen deportista. Saber rendir de forma correcta bajo presión será la tarea de los que realmente quieran ganar.

Muchas veces construimos un buen equipo a nivel técnico y táctico con mucha calidad en juego, pero pésimos bajo presión. Cualquier persona es capaz de trabajar bien cuando está tranquila, sin presión ninguna, pero no todos cuando se da el escenario contrario.

En estos momentos (la final), queremos hacerlo bien, por lo tanto vamos a poner un mayor control en aquellas acciones que ya son inconscientes y automáticas. Ahí es cuando se comete el error.

A aquel que no necesita demostrar que hará un buen partido, irá tranquilo, jugará como siempre y dejará su mente y su cuerpo fluir. El que por lo que sea, tenga una mayor necesidad de que vean que lo hará bien, pondrá mas atención y quitará poder a sus acciones automáticas, volviéndolas lentas y torpes.

¿Qué hacer para que la presión no afecten a tu juego?

Fluye. Olvídate de que tienes que hacerlo bien y disfruta.

Acabas de llegar a la final. Ya has ganado, ya has hecho lo más complicado, ahora disfruta.

Jamás en tu vida vas a tener esta oportunidad de nuevo, nunca más vas a tener la suerte de competir contra ese rival, ni tener al lado a tus compañeros de igual forma que ahora.

Entra calmado, agradecido y con la seguridad de que no tienes que impresionar a nadie, solo tienes que jugar como sabes que es lo que te ha llevado hasta ahí.

Disfrutar del ultimo partido, ese que tan solo dos equipos pueden jugar.


Te acabo de hablar de cada factor por separado. Pero eso se aleja un poco de lo que ocurre en la realidad.

Lo he hecho así para poder explicarte cada uno de ellos, pero en el juego no van separados. Sino que, continuamente confluyen y se relacionan entre sí. Las consecuencias de uno se sumarán a las del otro.

La fatiga mental hace que mis errores sean mayores y estos se vayan acumulando. Lo que va a aumentar la autoculpa y la mala gestión de ellos.

Por el lado de las expectativas y la presión ocurre algo muy similar. Ya que la última estará sujeta a la primera. Según sea el tamaño de las expectativas así será la presión que yo tendré cuando salga a la pista

Para finalizar, quiero que recuerdes que un campeonato va a ser diferente que jugar cualquier partido de la temporada. El resultado que consigues ahí, no define lo que has hecho a lo largo de esta. Ese resultado solo valora tu actuación durante determinados partidos. Quédate con tu trabajo y esfuerzo durante todo el año.

Pero eso sí, cuando estés en el campeonato nada te va a librar de las expectativas, la presión, la fatiga física, mental y emocional, ni de la autoculpa, ni la acumulación del error.

Pero sí espero que esta publicación te ayude a saber como actuar para que puedas sentirte cómodo jugando como tu sabes.

Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Duran 🚀 La Catalizadora Deportiva


Referencias

Buceta, J.M. (2020) Psicología del Deporte de Alto Rendimiento. Barcelona, España: Editorial Dykinson, S. L.

Autodialogo en el voleibol

El autodialogo son aquellas conversaciones internas que tenemos con nosotros mismos.

Quiero centrar este post en los pensamientos y el diálogo interno que se desarrolla tras un fallo dentro del voleibol.

El voleibol es un deporte muy rápido, mientras la bola está en juego. Pero cuando la bola cae, hay tiempo para pensar. Entre punto y punto, podemos rumiar sobre nuestros fallos y poner en duda nuestra valía personal y deportiva.

El qué nos decimos y cómo nos lo decimos afecta a la forma en la jugamos. Si tras cada fallo me digo que mala soy, puedo acabar debilitando mi autoconfianza y seguridad en mi juego.

El cerebro trabaja para conseguir aquello que se propone y en lo que piensa. Si limitas tus capacidades con tu pensamiento, estarás limitando tus oportunidades para hacer un buen partido.

No obstante, es algo natural. Sin darnos cuenta, nos pasamos el día hablando con nosotros mismos. Y en la mayoría de los casos no somos conscientes del contenido de ese diálogo.

Serías capaz de decirme:

  • ¿Qué viene a tu cabeza cada vez que cometes un fallo?
  • ¿Qué es lo primero que piensas sobre ti cuando fallas el saque?
  • ¿Y cuándo rematas contra la red?

Lo que te traigo hoy es una herramienta para ir identificando cómo es tu autodialogo interno mientras juegas.

Durante un partido no vas a poder llevarlo a cabo. Por ello, empieza a entrenarte durante los entrenamientos. Te invito a que pongas atención durante el entrenamiento y al acabar te analices, para ello ayúdate de esta tabla:

En situación, quiero que expongas la situación que te hizo fallar (remate a la red, remate fuera, saque fallado… )

Al lado escribe los pensamientos que acompañaron a ese fallo.

Y en la tercera columna escribe un pensamiento alternativo al primero que se te vino a la mente.

A modo de ejemplo:

En el pensamiento alternativo quiero que elabores un pensamiento que te motive y te mantenga con la concentración en el partido y la bola. No algo que te haga dudar, te de inseguridad y desconfianza.

Obligarte a poner un pensamiento alternativo no te va a hacer que en la primera vez que falles, te salga. Pero si va a ir modulando a tu cabeza a una nueva forma de comunicación contigo mismo.

Te ayudará a pensar sobre ti de forma diferente tras cada fallo. Lo que hará que poco a poco vayas introducciendo pensamientos alternativos a cada fallo.

Es decir, tras equivocarte, deja que te fluya el primero, y reemplazalo por uno de los alternativos que previamente estableciste.

Permitete que tras cometer errores tu concentración y confianza siguen siendo las miasma.

Está herramienta te va a ir ayudando a ser consciente de como te hablas y a su vez, te va ayudar a ir generando un diálogo interno positivo y constructivo.

No uses frases hechas, no servirán. Ese pensamiento alternativo debe ser algo congruente con tus creencias para que pueda servirte.

Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene 😉

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva


Referencia

Buceta, J.M. (2020) Psicología del Deporte de Alto Rendimiento. Barcelona, España: Editorial Dykinson, S. L.

Me volví a lesionar | Experiencia personal

Mi tercera recaída en 7 meses

Este articulo se va a basar en mi experiencia personal, en cómo ha sido mi recuperación, y como está siendo mi lesión y el afrontamiento emocional tras la tercera recaída.

Voy a contarte qué pensamientos venían a mi cabeza, qué sentía y cómo actuaba con ello. El fin es mostrarte en primera persona las fases de las que te hablé en la publicación sobre lesiones. Quiero que veas que se trata de un proceso natural con una serie de emociones y pensamientos que llevan un trascurso. Será necesario pasar por cada una de ellas para poder hacer un afrontamiento más eficaz del nuevo estado.

Me lesioné por primera vez en noviembre, en una caída dónde trataba de salvar la bola. Tras ese golpe no pude ni estirar la pierna, y si lo intentaba me mareaba. En esos momentos, me parecía broma, sentía que era imposible que no pudiese estirar la pierna, estaba en shock y continuamente trataba de comprobar que era mentira, pero no, no lo era. Me sacaron de allí subida a hombros de una compañera. Me sentía ridícula, con vergüenza e inútil. No podía ni tan siquiera desplazarme por mi misma. Me dijeron que era solo un golpe en la rótula y que en unas semanas estaría bien. Pero no fue así. Pasaban las semanas y mi rodilla seguía hinchada. Por lo que comencé a trabajar con mi fisio.

En este punto, ya nos encontramos en diciembre. Y con ello viene la Navidad, por lo que el periodo que comencé a trabajar tenía que tomar una pausa. Tras una evaluación posterior, se pensó que tenía un edema (un moratón por la parte interna de la rodilla). Esta lesión es larga, ya que un moratón en el hueso no lleva el rápido proceso del que vemos en la piel. Empezaba a trabajar en mi lesión, tenía información sobre que me ocurría y tenía recursos para poder recuperarme pronto. Me fui a las vacaciones con trabajo hecho, y con motivación e ilusión por seguir.

El domingo antes de volver de Navidad, en una flexión de rodilla, un bloqueo de ésta me impidió volver a estirarla. Me tiré al suelo e incrédula traté de estirarla, sentí algo raro pero con molestias pude hacerlo. No me lo podía creer, tras toda la Navidad activa y manteniendo la condición física que estaba alcanzando, me volvía a lesionar de la rodilla. Esta se me hinchó tanto que caminar se me complicaba. Sentía que tenía que volver a empezar, pero no, era aun peor. En principios de enero me encontraba peor de lo que había estado en diciembre. Mi fisio me pidió que le diera de margen unas tres semanas, que seguiríamos trabajando y en febrero volvería a estar como en diciembre. Que un profesional de su tuya me dijera eso, me alivió y me calmó. Acepté, y se cumplió. Febrero y marzo se basaron en seguir tratando mi rodilla. Mi recuperación consistía en el fortalecimiento de mis piernas y mejorar mi condición física, en general. Estaría para volver a jugar a finales de marzo. En esta misma fecha, ya comencé a hacerlo, con mucho cuidado y algo de miedo, he de decir. Pero estaba feliz, me sentía segura en mis movimientos, motivada y con muchas ganas de seguir trabajando en mí y mi cuerpo. ¡Por fin podía volver a jugar!

No obstante, la historia sigue. Llegó Semana Santa y con ello vuelvo al pueblo y dejo la rehabilitación durante esos días. En casa sigo trabajando mi rodilla, e incluso consigo correr por el campo, como no lo había conseguido hasta ese entonces. Me sentía hábil, ágil, feliz. Podía de nuevo hacer ejercicio sin problema, podía volver a sentirme llena y viva con el movimiento.

El sábado antes del lunes de vuelta tras las vacaciones (ya estamos en abril), en una sentadilla, mi rodilla derecha (la misma que en las anteriores veces) me da un crujido y se bloquea. Me cuesta ponerla recta y camino torpe porque siento que no todo esta en su sitio. No me lo podía creer, os prometo que no daba crédito. Trato de caminar bien e ir de un sitio de la casa al otro, pero aunque lo intenté, no pude caminar con normalidad.

Me tiro al suelo y me derrumbo a llorar. No lloraba por el dolor, lloraba por la impotencia, por la rabia y la pena de volver a encontrarme en la casilla de salida cuando casi tocaba la meta. En urgencias me revisaron y todo estaba bien. Al llegar a casa, la desolación se fue. Hablé con mi fisio y a la vuelta seguiríamos trabajando como hasta ahora. Volví y así fue. Comencé un periodo de adaptación, donde la intensidad y el tiempo de ejercicio era menor que al principio. En una semana ya volvía a correr sin problema, me alivió saber que no tendría que tirarme otro mes para volver a dónde empecé. Había caminado un poco hacia atrás, pero volvía a estar caminando hacia delante. Hasta el martes pasado, claro.

Siempre que me despierto, activo mi cuerpo con una serie de estiramientos, llevaba cuatro meses haciendo eso cada día. El martes pasado, un nuevo crujido y un bloqueo me acompañaron también. Esta vez fue más sutil, y mi reacción también (ya empezaba a ser algo conocido) pude estirarla al poco tiempo y al caminar sentía una ligera molestia. Sinceramente, no le di mucha importancia, estaba medio bien (o de eso pretendía autoconvencerme). Fui al fisio y traté de hacer mis ejercicios de siempre, pero no podía. El hinchazón no me dejaba doblar normal la rodilla. No quería asumir que volvía a dar pasos hacia atrás. Traté de correr y eso empeoró la cosa. Esa noche la rodilla no me dejó dormir con normalidad.

Al día siguiente, no pude más que vaciarme llorando. De camino al fisio, me volví a sentir inútil, torpe y dependiente. Volvía a perder mi autonomía e independencia. Me costaba caminar, y no podía conducir. Llegar al fisio me costó una barbaridad. El estar allí y ver que no podía realizar mi trabajo de siempre me mató. Ahora si que estaba en la casilla de salida. Y el problema es que no sabia que me estaba haciendo retroceder. Al verme así, solo me vinieron mil preocupaciones. No sobre la rodilla, sino sobre mi trabajo. Se aproximaban eventos y proyectos que me hacían realmente ilusión y en ese estado no sabía si podría llevarlos a cabo. La noche anterior releí la publicación que os mencioné antes (Lesiones, la tienes en el menú de arriba). Me di cuenta de que me encontraba en la fase de depresión. Y así fue, me quedé seca de lagrimas y de pena. No sabía que me ocurría y tenía que comenzar un proceso que no quería comenzar por miedo al resultado que pudiera dar.

Al día siguiente, esa pena se marchó, negocié y acepte mi nueva recaída. Asumí que el proceso va a ser mucho más largo de lo que esperaba, que es posible que tenga o no que pasar por quirófano y que las recaídas pueden y seguro que volverán.

Parece mentira, pero aceptar esto aunque suponga una operación, me tranquilizó. Me calmo conocer las diferentes opciones que tenía, y prepararme para cada una de ellas.

Actualmente, volveré a trabajar en mi rehabilitación poco a poco para que la rodilla pueda ir adaptándose. Tengo la enorme suerte de contar con el mejor fisio. Me habla claro, me da certeza sobre lo que cree que puede pasarme y eso me da seguridad y calma mi cabecita y emociones.

No sé en que orden pasé las «fases de la lesión» (negación, ira, negociación, depresión y aceptación) y no sé si eso influye o no en el trascurso de la asimilación. Pero si sé que me dió tranquilidad saber que formaba parte de un proceso, que mis sentimientos y sensaciones serían transitorias. Lo mismo que sentía rabia, acabaría sintiendo pena y finalmente volvería a estar tranquila, en paz y motivada.

Sé que conocer esto me permitió echar todos los sentimientos fuera. Permitirme sentirlos fue lo que me hizo agilizar el período y estar mejor al completar cada fase.

A modo de reflexión, creo que fueron dos aspectos principales los que me ayudaron en este trascurso de estos siete meses. La constancia y el trabajo diario por recuperarme; y la resiliencia y paciencia que tuve que desarrollar para continuar en el proceso.

Asimismo, me di cuenta de lo siguiente. ¡Cómo nos agobia y martiriza el no saber y como alivia y calma lo que produce certeza! Da igual que sea una noticia desagradable, siempre nos dejará más tranquilos que no saber que pasa.

Como curiosidad, ninguna de las preocupaciones que me venían a la mente con las recaídas se cumplieron. La mayoría de nuestras preocupaciones, solo están en nuestra mente, rara vez se dan de verdad. Sino me crees, haz la prueba. Escribe en un papel las preocupaciones que te invaden ahora. Leelo en seis meses y mira a ver cuáles de ellas se hicieron realidad.

Por lo tanto, entiende tu lesión como un proceso, una serie de pasos a seguir. No tengas prisa por correr a la siguiente etapa, déjate fluir por ellas sin controlar nada.

Si alguien te dice que no llores o que no estés triste, no le hagas caso por favor. Llora y ponte triste, eso es lo que te hará que mañana puedas verlo todo un poquito mejor.

Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene 😏

Mar Duran 🚀 La Catalizadora Deportiva

Características Psicológicas del Jugador de Élite (CPRD)

Fernando Gimeno, José María Buceta y María del Carmen Pérez-Llanta (2001) crearon el cuestionario del que hoy os vengo a hablar. Este cuestionario trata sobre las Características Psicológicas Relacionadas con el Rendimiento Deportivo (CPRD).

Se creó este cuestionario con el fin de descifrar cuales eran esas características que podrían influir en el rendimiento deportivo de un jugador.

Partiendo de otro anterior, Psychological Slills Inventory for Sports (PSIS) de Mahoney citado por Gimeno, Buceta & Perez-Llanta (2001), crearon el que hablaremos en estas líneas. El PSIS contiene seis escalas en las que se evalúa la ansiedad, autoconfianza, concentración, motivación, preparación mental y cohesión de equipo.

El CPRD (Gimeno, Buceta & Perez-Llanta, 2001) contiene cinco escalas que miden cinco variables psicológicas diferentes:

Factor 1. Control del estrés

Mide tanto la respuesta del jugador durante el entrenamiento y el partido, como las situaciones estresantes que rodean la competición (el día del partido, una lesión, un mal entrenamiento).

Una puntuación alta en ella quiere decir que el deportista tiene herramientas psicológicas para ser capaz de controlar situaciones estresantes.

Factor 2. Influencia de la evaluación del rendimiento

Se encarga de detectar las respuestas del deportista en los momentos en los que el mismo se evalúa o cree que lo están evaluando. Es decir, cuando siente que algún compañero, entrenador o público hacen un juicio sobre su juego. A modo de ejemplo, cualquier competición, campeonato o mala decisión puede desembocar esta sensación de evaluación y opinión externa que puede acabar influyendo en su rendimiento.

Si se obtiene una puntuación alta en este factor, se puede entender que el jugador es capaz de controlar el impacto de una valoración negativa sobre como juega y su rendimiento.

Factor 3. Motivación

Evalúa el interés y motivación del deportista por entrenar y querer mejorar día a día; la relación entre el coste/beneficio del esfuerzo respecto a su vida persona; la importancia que otorga al deporte frente a otras tareas y la capacidad de establecerse objetivos y trabajar en la consecución de ellos.

Factor 4. Habilidad mental

Se refiere a esas habilidades psicológicas que potencian el juego, como son: la práctica de la visualización, autorregulación de pensamientos y análisis del objetivo y el propio rendimiento.

Factor 5. Cohesión de equipo

Esta ultima escala mide algo fundamental dentro de los deportes colectivos, por eso este factor evalúa la relación interpersonal frente al grupo, la satisfacción dentro de este y el trabajo que se esta realizando; la actitud individualista y cuanto valor se le da a la pertenencia y espíritu de equipo.


Siete años más tarde, los mismo creadores del cuestionario hicieron un estudio (Gimeno, Buceta & Perez-Llanta, 2007) en el que querían descubrir la influencia de las variables psicológicas de los deportistas.

Lo hicieron concretamente con tres disciplinas, natación, jugo y fútbol. Solo os hablaré de los resultados de las dos últimas, ya que la primera esta más encaminadas a las lesiones y variables psicológicas (tema que abordaremos en otras publicaciones).

Como conclusiones tras dicho estudio, se encontró lo siguiente:

En el judo

Se descubrió que los judokas que ganaron tenían un mayor control del estrés y manejaban de mejor forma las influencias y juicios de los demás. Es decir, eran capaces de mantener la calma y hacer que las opiniones ajenas no afectaran a su juego. Los que tuvieron éxito puntuaron más alto en las siguientes escalas del cuestionario:

  • Soy eficaz controlando mi tensión
  • Me concentro con facilidad en aquello que es lo más importante en cada momento de una competición
  • Suelo confiar en mi mismo aun en los momentos mas difíciles de una competición.

Dicho de otra manera, los que fueron exitosos manejaban con eficacia su concentración antes del combate, su confianza era estable, controlaban su nivel de activación y sentían satisfacción por los objetivos conseguidos (motivación de logro).

En el fútbol

Vieron que los futbolistas que continuaban en la competición cuatro años después (de la primera evaluación) sentían lo siguiente:

  • Mayor confianza en la técnica y en si mismo
  • Establecían metas alcanzables con continuidad
  • Menos ansiedad mientras jugaban
  • Menos dudas con su actuación
  • Mayor confianza cuando comenzaban haciéndolo mal

Gimeno, Buceta & Perez-Llanta, 2007 destacaban que el control del estrés y la influencia de la evaluación son realemente significativas dentro del desarrollo de un deportista.

Asimismo, ambos estudios dan a entender que estas cinco variables psicológicas ayudarán a que el éxito y el rendimiento deportivo sea mayor en quien las tengan, que en quién no.

En definitiva, las características que te van a ayudar en tu desarrollo como deportista son:

  • Tener una buena gestión del estrés (Control del estrés)
  • Reducir el impacto de la evaluación externa e interna (Influencia de la evaluación del rendimiento)
  • Motivarte con tu progreso y querer dedicarle tiempo y esfuerzo (Motivación)
  • Trabajar mentalmente, analizarte y autorregular tus pensamientos (Habilidad mental)
  • Confiar y trabajar por un fin común con tu equipo creando interdependencia (Cohesión de grupo)

Hasta ahora te he comentando cuales son las características que algunos de los profesionales consideran más relevantes frente al desarrollo deportivo.

Ya las conoces, por lo que, ahora toca ponerse manos a la obra. Si ya cuentas con estas características enhorabuena, centratete en mantenerlas. Sino es así, puedo ayudarte a trabajar en ellas.

Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva


Referencias

Gimeno, F., Buceta, J.M., y Pérez-Llantada, M.C. (2001). El cuestionario de «Características psicológicas relacionadas con el Rendimiento Deportivo» (C.P.R.D.): Características psicométricas. Análise Psicológica, volumen (1), pp 93-113

Gimeno, F., Buceta, J.M., y Pérez-Llantada, M.C. (2007). Influencia de las variables psicológicas en el deporte de competición: evaluación mediante el cuestionario: Características psicológicas relacionadas con el rendimiento deportivo. Psicothema, volumen (19), nº 4, pp. 667-672.

No quiero ser suplente

¿Cómo dejar de ser suplente?

Marcelo Roffé (2020) elaboró un trabajo realmente interesante sobre como puede afectar ser suplente a la psicología y rendimiento de un jugador.

El trabajo se basa en una intervención psicológica que él mismo realizó a un jugador argentino que era suplente. Con una serie de sesiones consiguió aumentar la confianza del jugador, alejar sus miedos y aumentar su rendimiento, lo que le permitió acabar siendo titular y mantenerla durante 13 partidos.

En la intervención de Roffé (2020) podemos observar como el jugador suplente se encuentra en un situación no tan agradable como la del titular. Los suplentes suelen sufrir una mayor ansiedad, un estado de ánimo menos positivo, disminución en su autoconfianza, bajada del rendimiento y un menor cuidado en su vida fuera del entorno deportivo (Roffé, 2020).

A su vez, los suplentes suelen verse aislados, infravalorados y fuera del grupo, lo que hace que acaben siendo más críticos con el entrenador y demás jugadores que juegan más que él (Roffé, 2020).

A lo largo de las sesiones, Roffé descubrió que, aparte de los aspectos ya mencionados, el jugador suplente podría desarrollar una serie de efectos psicológicos que afectarían a su juego. Entre ellos se destacan: déficit atencional y motivacional, disminución de la autoestima, estrés, exceso de agresión, conflicto con compañeros y cuerpo técnico y sensación de fracaso y frustración.

La figura del entrenador en la gestión del equipo es clave, no hay duda de ello. Pero, si estoy totalmente de acuerdo con Roffé (2020) en que «son los jugadores con su rendimiento los que se ponen y se sacan.» Los deportistas son los que con su trabajo hacen que el entrenador pueda sentir mas o menos confianza ante un jugador y su buen desempeño cuando se encuentra en pista.

Comparto también la visión que éste mismo tiene sobre un suplente, ya que Marcelo no lo ve como un problema, sino como un jugador que será la solución del bajo rendimiento que se está jugando en ese momento (Roffé, 2020). Es decir, el suplente, en muchas ocasiones, tiene el poder de darle la vuelta al partido y realizar un mejor trabajo que los titulares.


Ahora, vayamos a algo más práctico.

Voy a basar las sugerencias, que abajo te muestro, teniendo en cuenta la intervención de Marcelo Roffé al futbolista argentino.

El objetivo principal para que dejes de ser suplente, es que vuelvas a recuperar o potenciar la confianza en ti, en tu juego y te sientas capaz y con control sobre la situación.

Va a consistir en dos tareas. Una individual, y otra en colaboración con tu entrenador.

La parte individual es trabajo personal en el que trabajarás tu autoconfianza, miedos, inseguridades, control de emociones y concienciación del papel del esfuerzo. Lo ideal sería hacerlo de la mano de un psicólogo.

La otra parte de colaboración será con tu entrenador y tu trabajo en pista.

Comenzamos por la parte individual, como dije la basaremos en la idea de que vuelvas a sentirte competente. Para ello, ya tienes herramientas que puedes encontrar en este mismo blog. Las que te recomiendo en primer lugar son:

Al paralelo, trabajarás con tu entrenador (parte colaborativa), ¿cómo hacerlo?:

  • Pregúntale a tu entrenador qué necesitas para ser titular
  • La respuesta que te dé, será tu objetivo
  • Divide ese objetivo en pequeñas acciones para que puedas trabajarlas cada día en el entrenamiento
  • Busca la forma de medir, registrar o evaluar esas acciones, y dejalo por escrito para ver el progreso
  • Pide feedback a tu entrenador y compañeros para saber si te estás acercando al objetivo
  • Focalízate en trabajar en tu objetivo, ten paciencia y trabaja cada día para acercarte un poco más

Juega en equipo, ayuda y permite que te ayuden. De nada sirve que seas muy bueno jugando si tu equipo no está en tu nivel o no están cómodos jugando contigo. Un jugador solo nunca podrá ganar un partido.

Como EXTRA, te planteo lo siguiente.

Observa al compañero «que te está quitando el puesto» y desde la ADMIRACIÓN trata de ver que es lo que el está haciendo bien y tú no. Pidele a él y a los demás que te ayuden a trabajar en esos puntos débiles.

Por último, quiero que sepas que el entrenador no te va a regalar nada. La titularidad y minutos de juego es algo que tienes que ganarte tú.

Trabaja, ponle actitud, mucha actitud y más ganas que el resto. Tu reto será que el entrenador no tenga dudas de ponerte como titular y dejarte en el campo.

Eso si, la actitud es una parte fundamental del desarrollo adecuado del jugador, pero no nos olvidemos de que tienes que tener una serie de habilidades técnicas y tácticas que vayan acordes con el rendimiento que el equipo y el entrenador plantea.

Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán  🚀 La Catalizadora Deportiva


Roffé, M (2020, Octubre 1) Psicología del jugador suplente en el fútbol. Psicología Aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico, volumen (5) Recuperado de https://www.revistapsicologiaaplicadadeporteyejercicio.org/art/rpadef2020a11

Cambios Atencionales en el Voleibol

Lo que contaré en los siguientes párrafos es el resultado de los trabajos de Nideffer (1976) citados por Díaz (2013) sobre la atención y concentración; y las estrategias que propone Díaz (2013) sobre como entrenarlas.

¿A qué miro?

Según Nideffer la concentración es la habilidad de mantener y enfocar la atención hacia el estimulo necesario dependiendo de la tarea. Es decir, la capacidad de tan solo atender a lo que realmente es importante y relevante de la actividad que se está acometiendo en ese preciso instante.

Dentro del deporte, el modelo atencional que se use requiere diferentes focalizaciones que darán la oportunidad de cambiar el foco y hacer más fácil centrarse en la tarea a realizar (Díaz, 2013).

En voleibol, los líberos y receptores tienen que dominar esta habilidad, ya que deben estar atendiendo y reaccionando a situaciones inestables, cambiantes e imprevistas que ocurren al otro lado de la red.

Por lo tanto, cada situación de defensa y recepción será diferente. Teniendo en cuenta, la fase, el balón, el atacante o el sacador, nuestra atención cambiará. Debido a la rapidez del voleibol, el cambio atencional debe ser rápido y eficaz para poder salvar y poner la bola en su sitio preciso.

Tipos atencionales y cuando usarlos

En el trabajo de Díaz (2013) se hace distinción de dos complejos diferentes del juego en voleibol: KI y KII. En ambos habla de los mismo tipos de atención aunque focalizados de forma diferente.

Hoy quiero hablaros de este tipo de focos y cual de ellos sería más adecuado para cada una de las situaciones que se darán en juego. En otras semanas podríamos entrar en profundidad sobre cada fase de juego, sus cambios atencionales y como entrenarlas.

Nideffeer (1976) citado por Díaz (2013) hablaba de cuatro tipos de focalización atencional. En él combina dos dimensiones diferentes de las que extrae las cuatro categorías. Por un lado, tenemos la dimensión de la amplitud de la atención, pudiendo ser amplio o reducida; y por el otro, la dirección de la atención, siendo interna o externa.

Lo dicho, relacionando ambos conceptos descubrimos los siguientes tipos atencionales:

  • Reducido-Interno (Preparación). Se trata de una focalización anterior al movimiento o al contacto con el balón. Que te ayuda a evaluar tu situación técnica (posición respecto al campo, posición de piernas, gravedad), identificar pensamientos y reconocer el estado de activación y emocional. Por ejemplo: control de pensamiento mientras el sacador va hacia el balón.
  • Amplio-Interno (Análisis). Te permite analizar y tomar decisiones, teniendo en cuenta la información pasada y sensaciones internas. Este foco permite crear un plan sobre la mejor acción a realizar. Por ejemplo: analizar qué espacio de la pista debo ocupar al defender el ataque por cuatro.
  • Amplio-Externo (Evaluación). Este foco te ayuda a identificar diferentes estímulos que se estén dando a la vez y responder a ellos. Por ejemplo: evaluar al bloqueo propio y la trayectoria de los rematadores.
  • Reducido-Externo (Actuación). Dirige la atención al exterior focalizándose solo en aspectos importantes que contienen la información que se necesita. Por ejemplo: focalizar la mano del bloqueador cuando golpea.

En la imagen siguiente podrás descubrir los cuatro focos atencionales y como cada una de las dos dimensiones se juntan para provocar los diferentes tipos:

Como ves, cada momento del juego potencia su resultado si el foco atencional usado es el adecuado. Si usamos un foco amplio-externo cuando tenemos que adivinar la trayectoria del balón al ser rematado, es posible que no podamos discriminar su dirección antes de ejecutarla. Nuestra atención se habrá perdido en la infinidad de distractores que rodeaban el aspecto relevante a focalizar.

Dentro del voleibol la continuidad de acciones obliga a que los jugadores aprendan a cambiar el foco de su atención constantemente. Como dije anteriormente, Diaz (2013) formula diferentes estrategias psicológicas sobre cada foco atencional tanto en el KI como el KII. Entre las estrategias que plantea se encuentran la practica imagina; rutinas pre-actuación y establecimiento de objetivos, entre otras.

Si te interesa que profundice sobre estas estrategias, estaré encantada de comentarlas por aquí (si quieres que sea así, házmelo saber en comentarios).

Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán | La Psicóloga del Voleibol

Feliz Semana Santa

Díaz, J. (2013) Voleibol. Entrenamiento psicológico para la recepción y defensa de segunda línea. Conesa, España: Ushuaia Ediciones.

Comunicación no verbal en el voleibol

Cuando se habla de comunicación no verbal se hace referencia a aquel lenguaje que se usa sin palabras. Es decir, a los gestos, expresiones faciales, contactos, miradas… Toda aquella forma de comunicación que no emita palabras.

Quiero en esta publicación contaros los resultados sobre un estudio de esto mismo en colocadoras de voleibol. El trabajo lo realizó Díaz (1984) y en él, analiza las diferentes acciones no verbales tanto positivas como negativas, grupales e individuales de las colocadoras durante el juego.

El análisis se basó en los gestos paradeportivos: «aquellas conductas y actuaciones que no tienen relación directa con la realización técnica o táctica en voleibol». Estos gestos de dividen en cuatro categorías (Díaz, 2013):

  • Acciones positivas individuales (API). Acciones de una jugadora al final de la jugada: saltos, levantamiento de brazos sonrisa, gritos, autoaplusos.
  • Acciones positivas grupales (APG). Acciones van hacia las compañeras con el fin de apoyar o animar: abrazos, aplausos, miradas de alegría.
  • Acciones negativas individuales (ANI). Acciones de reproche o enfado que hace una jugadora cuando se falla o no se consigue punto: llevarse las manos a la cabeza, quedarse parada con las manos en jarra, brazos cruzados, negar, mirar al suelo
  • Acciones negativas grupales (APG). Acciones en las que se le reprocha algo a la compañera, con mirada de enfado, resoplidos

En el estudio, la mayoría de acciones positivas totales que hacían durante el partido eran mucho superiores a las negativas (258 positivas frente a 19 negativas; 283 frente a 50). También se vió que no participaban en los puntos en los que no habían formado parte de él.

Las API salían a la luz cuando obtenían punto con aplausos y levantamiento de brazos, las ANI tras un error o un punto perdido. Las acciones que acompañaban a esto eran mirar hacia el suelo, rumiar palabras llevarse las manos a la cabeza o negar con esta. Respecto a acciones grupales, se vieron sonrisas, se expresaba animo y se chocaban las manos con las compañeras. En los gestos negativos, se miraba hacia el banquillo o se pedía explicaciones con mala cara.

Las acciones negativas salían tras los fallos, errores o perdidas, aun así, se vió como en la gran mayoría de errores las colocadoras no expresaban mala cara ni otra acción negativa.

Durante el estudio, se preguntó a las jugadoras que era aquello que mas molestaba o perturbaba el animo de ellas mientras estaban jugando. El 63% dijeron que una la mala cara de reproche o enfado de una compañera al fallar era de lo que más les afectaba para continuar con la mente en el partido.

Realmente como vemos, la comunicación no verbal tiene una importante influencia en el estado mental individual y del equipo. Esta va a generar un determinado ambiente de juego y dinámica de equipo. Y más aún, si le incorporamos el facto de inconsciencia que tienen nuestras expresiones y gestos no verbales.

La mayoría de nosotros no tenemos la suficiente conciencia corporal y facial como para darnos cuenta de la cara que ponemos o los gestos que hacemos en momentos de tensión o enfado. Pero si los detecta el que nos ve y este va a interpretrarlo a su manera, pudiendose atribuir la causa de esa mala cara, reproche o resoplido a su fallo o acción.

A veces el error no tiene porque sacarnos de nuestro estado de concentración, pero una mala cara o un gesto sí puede hacerlo. Ya que continuamente vamos a buscar la aprobación de nuestro entrenador y compañeras.

Por lo tanto, ¿Qué hacer cuando mis compañeros fallan?

  • Sonriele
  • Hazle una caricia, chocale o dale una palma que le muestre cariño
  • Trasmítele calma con un rostro tranquilo y voz serena
  • Dile que sigues confiando en ella

Sino te sale ninguna acción positiva, que pueda calmarle o algún gesto de animo, trata de mantener una cara neutra y controlar tus gestos y expresiones.

Haz que prevalezcan las API y APG por encima de las ANI y ANG, y sino no tienes nada bueno que aportar, no lo hagas.

En resumen, creo que todos estamos de acuerdo con la gran importancia que tiene la comunicación no verbal en un deporte como el voleibol. Donde hay muy poco espacio, mucho contacto, gran margen de error e impresiciones y poca contención emocional y gestual tras el error. Por ello, trate de ser consciente de tu comunicación no verbal y cuidala.

Tu post de cada lunes, hasta la semana que viene😏

Mar Durán 🚀 La Catalizadora Deportiva

Díaz, J. (2013) Voleibol. Entrenamiento psicológico para la recepción y defensa de segunda línea. Conesa, España: Ushuaia Ediciones.

Díaz, J (1984): Observación y registro de gestos paradeportivos durante un encuentro de voleibol femenino de la primera divisón española. Acta del coloquio internacional de psicología del deporte. Madrid CSD. Vb. Separata técnica Nº 19-20-21-22.